<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El entonces presidente chileno Augusto Pinochet no sólo fue uno de los escasísimos jefes de Estado que asistieron a los funerales por Francisco Franco en noviembre de 1975, sino que aprovechó su estancia en Madrid para planificar con uno de los terroristas fascistas más peligrosos del momento, el italiano Stefano delle Chiae, el asesinato de un líder opositor residente en España.</strong></h4> A diferencia de lo ocurrido en la coronación de Juan Carlos I, la asistencia de jefes de Estado extranjeros a los funerales de Franco fue muy parca y se limitó a tres “luces menores” (según la expresión utilizada por el entonces embajador de Estados Unidos en España, Wells Stabler, durante su informe al secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger): el rey Hussein de Jordania, el príncipe Rainiero de Mónaco y Augusto Pinochet. Según han confirmado numerosos documentos, <strong>Pinochet aprovechó su estancia en Madrid para entrevistarse en secreto con Delle Chiae, implicado en numerosas actividades de terrorismo en su país y en América Latina</strong>, para preparar un atentado contra un destacado dirigente opositor chileno. El objetivo de la conspiración era <strong>el secretario general del Partido Socialista de Chile, Carlos Altamirano</strong>, un hombre muy cercano al asesinado presidente Salvador Allende que se vio obligado a exiliarse tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y cuyo habitual lenguaje altisonante y combativo contra la derecha le había servido a Pinochet como excusa para poner fin a la democracia. Delle Chiae había fundado en 1960 en Italia la <strong>Avanguardia Nazionale, un grupo fascista especializado en el terrorismo urbano</strong>, y pertenecía a la Logia P2, una siniestra organización de ultraderecha liderada por Licio Gelli y que había sido muy activa en Latinoamérica. A pesar de ser uno de los hombres más buscados del mundo, sobre todo por sus actividades terroristas en Italia (estuvo acusado del atentado contra un tren entre Florencia y Bolonia que causó al menos doce muertos en 1974) y América Latina, <strong>consiguió evadir la justicia de su país y refugiarse en España, país que escogió como base de operaciones para sus maniobras en Sudamérica. </strong>“Nuestra lucha por el fascismo tenía un suelo más fértil en América Latina que en cualquier otro lugar", declaró años más tarde. <h5><strong>Documentos: FBI y auto de Garzón</strong></h5> El encuentro de Madrid entre el dictador chileno y Delle Chiae para organizar el asesinato de Altamirano consta en varios documentos. Uno de ellos es <a href="https://nsarchive2.gwu.edu//NSAEBB/NSAEBB8/docs/doc02.pdf" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong>un informe del FBI de enero de 1982</strong></a> (publicado por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington en su página web) en el que se hace mención expresa a <strong>“la visita del presidente chileno a España en noviembre de 1975”, acompañado del coronel Manuel Contreras, jefe de la DINA</strong> (la policía secreta de la dictadura chilena), <strong>“</strong><strong>en la que se reunió </strong><strong>con ALFA, un terrorista italiano”.</strong> ALFA era uno de los alias que utilizaba Stefano delle Chiae, tal como indica el propio informe del FBI. Otro documento significativo es el <strong>auto de noviembre de 1998 del entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón </strong>para reclamar al Gobierno del Reino Unido la extradición de Pinochet. Concretamente, el documento indica que, en 1975, “agentes de la DINA se trasladan a Francia para localizar y seguir los movimientos de exiliados chilenos, en concreto del senador Carlos Altamirano, y realizar operaciones conjuntas con organizaciones delictivas que actuaba en Francia”. “En noviembre de 1975, Augusto Pinochet se reúne en Madrid con Stefano delle Chiae, un mes después de que éste atentara contra Bernardo Leighton en Roma”, y <strong>en diciembre de 1976, Altamirano es objeto de un intento de asesinato en Madrid “por el agente de la DINA William Townsley y otros</strong>”, continúa el auto de Garzón. “Sin embargo, el agente no lleva a cabo la acción al considerarla ‘un suicidio’ a la vista de las medidas de seguridad de la víctima”. Durante los debates que se celebraron en la Cámara de los Lores en febrero 1999 para decidir si Londres debía extraditar a Pinochet a España, Lord Alun Jones, representando legalmente a España, advirtió de que, <strong>“en 1975, de acuerdo con las evidencias, Pinochet estuvo en España con motivo de los funerales por Franco” y se reunió con los autores de un atentado contra otro exiliado chileno en Italia “para asesinar a Altamirano”</strong>. “Si es en España donde se intentó llevar a cabo la conspiración, entonces España tiene jurisdicción para juzgar la conspiración en su conjunto”, afirmó el parlamentario. La conspiración no concluyó con el asesinato de Altamirano “porque estaba demasiado protegido”, añadió.