Rodrigo Gonçalves
Economista y especialista en Asuntos Políticos
El 23 de julio tuvimos elecciones generales en España y los resultados fueron, a pesar de todo, sorprendentes. El Partido Popular (PP) ganó, pero quedó muy por debajo de las expectativas de obtener una victoria suficiente para garantizar la formación de un gobierno de derecha mayoritario, dando además la posibilidad de que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pueda seguir gobernando si logra asegurar una mayoría, difícil pero posible.
Con los datos finales apurados, España parece caminar hacia un impasse político ya que los datos reflejan que tanto los partidos de derecha como los partidos de izquierda no tienen una vía fácil para poder formar un nuevo gobierno estable.
El partido liderado por el candidato Alberto Núñez Feijóo no consigue garantizar la mayoría para la investidura ni siquiera con VOX y con esto deja margen para que pueda suceder algo inédito en España. Feijóo puede tener que ver a Pedro Sánchez, nuevamente, como líder de un gobierno de coalición, incluso sin ganar las elecciones.
Se trata de algo que es contranatural en España, pero que ya sucedió con los socialistas en Portugal, y sentó un precedente que Pedro Sánchez puede replicar.
El precedente fue en 2015 cuando Pedro Passos Coelho, del Partido Socialdemócrata (PSD), ganó las elecciones sin mayoría y vio al derrotado António Costa, del Partido Socialista (PS), constituir una mayoría parlamentaria con los partidos a su izquierda, mayoría que vino a ser apodada de «geringonca».
El socialista portugués logró aprobar una moción de rechazo al programa del XX gobierno constitucional de Passos Coelho y dentro del marco constitucional portugués, pero fuera de la norma y regla ética de «quien gana gobierna», que se mantenía desde el inicio de la democracia en Portugal, logró formar gobierno y tomar posesión el 26 de noviembre de 2015.
Este puede ser el escenario que España tendrá en el corto plazo. Aunque los socialistas de Sánchez terminaron en segundo lugar, junto con sus partidos aliados, ganaron más escaños que el PP y VOX. El bloque que probablemente podrá apoyar a Sánchez obtuvo 172 escaños mientras que el bloque de la derecha de Feijóo solo obtuvo 170.
Con estos datos tenemos seguramente mucha incertidumbre en camino a España y todo esto puede contaminar también a la Unión Europea (UE). No debemos olvidar que España tendrá la responsabilidad de asumir la presidencia rotativa de seis meses de la UE.
España es en este momento la cuarta economía de la UE y una crisis política en el país podría afectar la estabilidad económica de la región, especialmente teniendo en cuenta su importancia en sectores como el turismo, las exportaciones y otras actividades comerciales con los miembros de la UE.
Los impactos en la UE dependerían de la naturaleza, el tamaño y la gravedad de la crisis política en España, pero independientemente de la realidad interna de España, que hoy tiene una sociedad altamente fraccionada, lo que parece estar ocurriendo es el nacimiento de un nuevo paradigma en la democracia española en el que la mayoría absoluta es esencial.
De estas elecciones se hacen varias lecturas. Basado en la realidad de que tenemos al PSOE que gobernó hasta hoy con la extrema izquierda, y al PP -ahora vencedor- que parece querer gobernar con la extrema derecha, los extremos salieron penalizados por el voto útil del electorado. De esta forma vimos a los partidos del arco de la gobernación (PSOE y PP) reforzados, teniendo resultados muy próximos, aunque la victoria del PP tenga mayor dimensión.
Pero la principal lectura que hacemos es la posibilidad de ver recreado el ejemplo del Partido Socialista Portugués en 2015, pudiendo España, Europa y el Mundo ver al PSOE de Sánchez gobernar, incluso después de derrotado, lo que sería inédito en la democracia española donde hasta hoy «quien gana gobierna».
Esta lectura se basa en lo obvio. Alberto Núñez Feijóo, el ganador, podría intentar persuadir a los partidos más pequeños para que apoyen una coalición PP-VOX, pero muchos parecen reacios a apoyar el ascenso al poder de la extrema derecha y esto podría complicar la construcción de una solución estable para gobernar a la derecha.
Pedro Sánchez, el derrotado, tiene más opciones de negociación, y aún puede intentar obtener una mayoría manteniendo la coalición con la extrema izquierda y buscando potenciales aliados, haciendo concesiones a cambio de su apoyo para garantizar una solución de gobierno mayoritaria.
Pero incluso si Sánchez no consigue llevar adelante este acto contranatural tenemos una certeza. Si ningún candidato obtiene la mayoría dentro de los dos meses posteriores a la primera votación para primer ministro, deben celebrarse nuevas elecciones en España.
El futuro parece ser impredecible e inestable para los españoles, pero más allá de esta incertidumbre podemos estar asistiendo a un nuevo ciclo y viendo escribir una nueva página en la historia de la Democracia española en la que el título tiene una interpretación universal…”en democracia ya no basta con ganar elecciones!”
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