<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>El panorama de incertidumbre y la amenaza de bloqueo político se confirma con los primeros movimientos de los partidos después de la corta victoria del PP y la resistencia al desgaste demostrada por Pedro Sánchez. Alberto Núñez Feijóo abre conversaciones con todos los grupos de la derecha, Vox más nacionalistas y regionalistas locales, aunque no le salen los números para formar Gobierno.</strong></h4> <span style="font-weight: 400;">El presidente del Gobierno gana tiempo a la espera a que su oponente, el más votado en los comicios, fracase. Mientras,<strong> Carles Puigdemont,</strong> el expresidente de la Generalitat de Cataluña, huido de la Justicia desde 2017 después de encabezar la intentona secesionista del 1 de octubre de ese año, <strong>presume de tener la clave para que Sánchez siga en el poder después de perder las elecciones.</strong></span> <span style="font-weight: 400;"><strong>El precio de los separatistas</strong> agrupados en la formación de Puigdemont, con 7 diputados en el Congreso, sube: <strong>un referéndum de autodeterminación para acabar con la unidad de España y el régimen constitucional y la impunidad judicial para su jefe</strong> todavía pendiente de una posible orden de busca y captura por malversación de fondos públicos.</span> <span style="font-weight: 400;">Aunque Sánchez ya cambió el Código Penal para eliminar el delito de sedición en el que había incurrido el dirigente separatista y no puede ser procesado por ese motivo, su partido <strong>reclama ahora una ley de amnistía y una consulta vinculante para la autodeterminación en Cataluña</strong>. Y ninguna de las dos figuras cabe en la Constitución.</span> <span style="font-weight: 400;"><strong>El jefe del Ejecutivo en funciones</strong>, reforzado en la dirección de su partido después de frenar a la derecha en los comicios, aseguró en la ejecutiva del PSOE que está en condiciones de <strong>incluir a Puigdemont en alguna forma de “gobernabilidad”</strong> que garantice la continuidad en el poder de su frente de izquierdas.</span> <span style="font-weight: 400;">Sánchez tiene el reto por delante de lograr el apoyo de todos los partidos separatistas, no sólo ERC y Bildu como en la pasada legislatura. <strong>La factura de Puigdemont es más alta (o más clara) que la de Esquerra Republicana, cuyos principales dirigentes, como Oriol Junqueras, ya se cobraron su respaldo a Sánchez al ser indultados por el Gobierno en contra del criterio del Tribunal Supremo.</strong></span> <span style="font-weight: 400;"><strong>Sumar</strong>, el nuevo partido que reúne a toda la extrema izquierda con Yolanda Díaz a la cabeza y es socio fijo del PSOE, <strong>se adelantó a las futuras gestiones de Sánchez y ha designado a unos de sus diputados, Jaume Asens, para negociar el aval de Puigdemont</strong> a otro futuro gabinete sanchista.</span> <span style="font-weight: 400;">Por su parte, <strong>Feijóo ha querido tomar la iniciativa</strong> como cabeza de la lista al Congreso más votado el 23-J y con 136 diputados y cumplir con el procedimiento habitual de <strong>recabar apoyos</strong> entre las formaciones más próximas ideológicamente, pero <strong>también con el secretario general de los socialistas</strong> con el fin de dejar claro que por él no habrá bloqueo político en España.</span> <span style="font-weight: 400;">Al margen de Vox (33 escaños), el presidente del PP se dirigió a los regionalistas de <strong>Coalición Canaria</strong> y los foralistas de Navarra, <strong>Unión del Pueblo Navarro</strong>, con un diputado cada formación. Los cuatro suman 171 diputados frente a los 172 del bloque de izquierdistas e independentistas de Sánchez si se incluyen los 5 del Partido Nacionalista Vasco.</span> <span style="font-weight: 400;"><strong>El PNV</strong>, que en anteriores legislaturas pactó con gobiernos populares de José María Aznar y de Mariano Rajoy, d<strong>escarta de momento entrar en cualquier fórmula alternativa de la derecha a otro gabinete de izquierdas por la presencia de Vox en la ecuación.</strong> Y Santiago Abascal, a su vez, tampoco quiere saber nada de los nacionalistas vascos. </span> <span style="font-weight: 400;"><strong>Sánchez espera ahora a ver si Feijóo se lanza a una investidura sin apoyos suficientes en el Congreso, o si renuncia de entrada a ello, para tomar luego él la iniciativa</strong> una vez que fracase el presidente del PP. Mientras, tendrá tiempo para estudiar cómo contenta a Puigdemont aunque sólo sea para que sus diputados se abstengan a la hora de que el Congreso vote su elección.</span>