<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Bruselas acoge desde hoy y hasta mañana la tan esperada Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una de las principales apuestas del Gobierno español durante la actual Presidencia del Consejo de la UE y la última gran cita internacional del presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, antes de las elecciones legislativas anticipadas del 23 de julio.</strong></h4> <strong>“Desde España creemos que Europa y América Latina y el Caribe están llamadas a mantener una relación estratégica en la que ambas regiones podemos mutuamente salir reforzadas” y, por ello, la Cumbre UE-CELAC “va a suponer un punto de inflexión para bien en las relaciones entre ambas regiones”</strong>, declaró <strong>Pedro Sánchez</strong> el pasado viernes durante una rueda de prensa conjunta en el Palacio de la Moncloa con uno de los participantes en la cumbre, el presidente chileno Gabriel Boric. <strong>La celebración de esta Cumbre se había convertido en uno de los grandes objetivos de la Presidencia española del Consejo de la UE</strong> (con el apoyo de Portugal) desde hacía cerca de un año, y como tal ya figuraba en el programa de trabajo para el semestre español presentado el pasado mes de septiembre por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, al Consejo de Ministros. <strong>La Cumbre estará copresidida por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su calidad de presidente pro tempore de la CELAC</strong>, y contará con la asistencia de los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la UE y de los Estados de la CELAC. En la cumbre participarán también la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. De acuerdo con las previsiones, en la Cumbre participará <strong>la gran mayoría de los mandatarios de ambas regiones, </strong>con la salvedad de <strong>México (cuyo presidente, Andrés Manuel López Obrador, nunca asiste a eventos internacionales), Venezuela y Nicaragua, que enviarán a sus cancilleres</strong>. <h5><strong>La primera en ocho años</strong></h5> <strong>La CELAC, creada en 2010, reúne a 33 Estados de América Latina y el Caribe</strong> con el objetivo expreso de reforzar el diálogo político y la integración social y cultural de la región, mejorar su calidad de vida, estimular el crecimiento económico y promover el bienestar de todos sus ciudadanos. Hasta la fecha, <strong>la organización solo ha celebrado dos cumbres con la UE: la primera se celebró en Santiago de Chile en 2013 y la segunda tuvo lugar en Bruselas en 2015</strong>. En los ocho años posteriores a esta segunda Cumbre se mantuvieron las acciones de cooperación y las negociaciones comerciales, pero desde entonces no había sido posible celebrar un encuentro de jefes de Estado y de Gobierno. La Cumbre de 2017 fue suspendida a causa, sobre todo, de la crisis de Venezuela; la de 2020 se redujo a una conferencia ministerial virtual a causa de la pandemia y, por el mismo motivo, la de 2021 se quedó en una modesta reunión virtual de presidencias pro témpore de organismos regionales. <strong>La agenda de la Cumbre</strong> incluye cuestiones como la paz y la estabilidad mundiales, el comercio y las inversiones, la recuperación económica (incluida la reforma del sistema financiero internacional), la lucha contra el cambio climático, la investigación y la innovación y la justicia y la seguridad para los ciudadanos. <strong>No obstante, pese al optimismo reinante en la Presidencia española, tanto los resultados como las consecuencias prácticas de esta Cumbre se van a ver muy condicionadas</strong>. Uno de los mayores problemas, si no el mayor, es <strong>la asimetría entre los dos bloques regionales</strong>. Pese a los deseos de la UE (especialmente del Gobierno español) de dotar a esta relación de una estructura permanente, lo cierto -como recordó recientemente el presidente de la Fundación Euroamérica y exeurodiputado Ramón Jáuregui- es que <strong>la CELAC no posee ni mucho menos el nivel de institucionalidad de la UE y tampoco tiene posiciones comunes sobre ningún tema realmente importante. </strong> Esas diferencias ya se han empezado a apreciar en algunos detalles, como las actitudes mostradas por algunos países de la CELAC, como Cuba, cuyo canciller, Bruno Rodríguez, criticó recientemente la “falta de transparencia y la conducta manipuladora” de la UE a la hora de convocar la Cumbre, o Venezuela, que ha criticado “la decisión de la UE de imponer su propio formato” a la reunión. Por otra parte, y al igual que ocurrió el pasado mes de marzo durante la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Santo Domingo, <strong>todo apunta a que los intentos de los países europeos para que en la declaración final de la Cumbre UE-CELAC se haga alguna referencia a la guerra de Ucrania se van a quedar en nada a causa de las falta de consenso entre los países latinoamericanos sobre esta cuestión. </strong> “Aunque los 33 países de la CELAC no tengan, como los 27 de la UE, una posición homogénea y de bloque sobre el conflicto en Ucrania, los negociadores europeos están empeñados en que el asunto sea al menos mencionado en las conclusiones de la cumbre”, pero para ello deberán superar el escollo de unos países latinoamericanos y caribeños que “buscan ser vistos por los países de la UE como asociados en pie de igualdad”, destacó recientemente el prestigioso analista internacional argentino Pedro Brieger a través del portal informativo de noticias NODAL. <strong> </strong> Esta falta de consenso sobre Ucrania, en todo caso, no impide constatar, por una parte, que el conflicto está afectando claramente a los países latinoamericanos, especialmente por el aumento de la inflación y por sus efectos alimentarios, y, por otra, que la UE necesita, más que nunca, a América Latina y a otras regiones del mundo para promover su ansiada autonomía estratégica y diversificar sus fuentes alimentarias y energéticas. Un caso evidente es el <strong>litio</strong>, un componente fundamental para la estrategia europea de descarbonización de su economía y su producción industrial y que se produce especialmente en el llamado <em>Triángulo del Litio</em> sudamericano, formado por Argentina, Bolivia y Chile, que reúnen aproximadamente la mitad de las reservas mundiales, y ello sin olvidar a otros tres productores de este mineral: México, Perú y Brasil. Por ello, este mineral, al igual que el hidrógeno verde de Chile, se ha convertido en uno de los grandes atractivos para Europa en una Cumbre que incluye, entre sus objetivos, la protección del planeta y la transición ecológica. ¨ En cualquier caso, gobiernos y expertos esperan que la Cumbre sirva para concretar algunos avances en lo que respecta a los procesos de ratificación del acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), que se ha complicado sobre todo a causa del capítulo medioambiental, y de los acuerdos modernizados de la UE con Chile y México. Fuentes diplomáticas españolas ya han advertido de que el encuentro de Bruselas va a ser, sobre todo, “una cumbre política, no una cumbre de negociaciones”.