<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, rindió ayer homenaje a su predecesor Josep Piqué, fallecido el pasado 6 de abril en Madrid, a quien definió como “un extraordinario servidor público” al que “animaba su sentido de Estado” y que siempre defendió la idea de “una España activa presente en todos los grandes debates internacionales”.</strong></h4> Josep Piqué es “alguien a quien aprecié mucho humanamente desde la primera vez que le conocí”, aseguró Albares durante <strong>un homenaje al exministro de Exteriores (2000-2002), Industria y Ciencia y exportavoz del Gobierno, organizado en Madrid por el Foro La Toja-Vínculo Atlántico (del que Piqué fue presidente e impulsor) y en el que participaron también el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, y varios antiguos titulares de Exteriores, como Abel Matutes (PP), Trinidad Jiménez (PSOE), Alfonso Dastis (PP) y Arancha González Laya (PSOE).</strong> “Josep Piqué fue un extraordinario servidor público y tuvo el interés general y el sentido de Estado, que al final es el interés por los españoles, siempre en el centro de toda su acción”, prosiguió Albares. “Le animaban esa vocación de servicio a su país y ese sentido de Estado, y siempre lo mantuvo”, añadió. “Cuando yo lo conocí, hace ya muchos años que había dejado de ser ministro y, sin embargo, <strong>nuestras conversaciones siempre giraban en torno a España, al lugar que tenía que tener España en el mundo, y cómo podíamos hacer avanzar a España mejor para defender los intereses de los españoles</strong>”, recordó Albares. “Junto con Josep Borrell, Josep Piqué es, probablemente, el exministro de Asuntos Exteriores con el que he mantenido una relación más estrecha, que empezó con un primer encuentro, cuando, a los muy pocos días de ser nombrado ministro de Asuntos Exteriores, convoqué para un almuerzo, y para cambiar impresiones sobre cómo veían la situación actual, a todos mis predecesores vivos de la democracia”, prosiguió. De aquel encuentro, aseguró, “se creó inmediatamente una relación de confianza que fue derivando en una verdadera amistad, que estaba basada en el respeto a nuestras evidentes diferencias políticas, pero también en una sintonía personal y en la convergencia en algunos aspectos absolutamente esenciales para la orientación de nuestra política exterior, y, sobre todo, en una idea de que España es un país que debe actuar en el mundo y que debe opinar para hacer avanzar Europa y resolver las grandes crisis a las que nos enfrentamos”. “En suma”, afirmó, <strong>Piqué defendía “una España activa, presente en todos los grandes debates internacionales, aportando su punto de vista, contribuyendo con propuestas a responder a los desafíos de nuestro tiempo”.</strong> “Viniendo para acá, recordaba un intercambio que tuvimos unas semanas antes de que estallara la guerra en Ucrania, <strong>la terrible, brutal e injusta agresión rusa a Ucrania</strong>, cuando ya se veía venir”, continuó. “Él me decía: ‘Perdona que me meta donde no me has llamado, pero creo que sería bueno que viajaras a Kyiv pronto para demostrar nuestro apoyo a Kyiv, a los valores europeos’. Y yo le decía en ese intercambio: ‘No es público todavía por motivos de seguridad, pero pasado mañana yo estaré Kyiv’, y vi la sintonía que teníamos sobre la visión de dónde tenía que estar España en ese momento en concreto”, agregó. Según Albares, Piqué también defendía la necesidad <strong>de “mantener y reforzar los lazos que nos unen a nuestros hermanos latinoamericanos, que son tan importantes para España pero que son también tan importantes para las empresas españolas”</strong>, y fue un adelantado en reconocer “lo que hoy es una evidencia: la centralidad de Asia para el devenir del mundo”. Piqué “lo vislumbró” y fue <strong>“el primero que dijo que España tenía que mirar para Asia como un centro de equilibrio mundial”</strong>, recordó. El ministro destacó también la labor intelectual de Piqué “en el consejo científico de centros de pensamiento como el Real Instituto Elcano” y su papel como presidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz (CITpax), donde “promovió importantes proyectos de mediación en un mundo que necesita cada vez más la mediación, el entendimiento y el diálogo”. “Como catalán universal que era, Josep trabajó guiado por un profundo europeísmo”, prosiguió, en relación con el comienzo de la Presidencia española del Consejo de la UE. <strong>“Él fue un ministro de Asuntos Exteriores que vivió también una Presidencia de la UE y yo estoy seguro de que él sería de los que hoy estarían ayudando para que la voz de España se oiga con fuerza en Europa y lidere Europa, para que la Presidencia española, que es un proyecto de país, lleve lo mejor de nosotros al corazón de la Europa de los ciudadanos”</strong>, manifestó. Por su parte, <strong>Antonio Garamendi</strong> elogió el “espíritu universal, completo y sin fisuras” de Piqué en defensa de “la libertad, la concordia y la moderación”, unas virtudes que, lamentó, “echamos de menos hoy en día”.