<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>El Gobierno concederá una nueva prórroga al actual embajador en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, que cumplirá el próximo día 30 los 70 años, la edad de jubilación de los funcionarios, pero que se mantendrá en el cargo durante varios meses más, como consecuencia del adelanto de las elecciones generales, según supo <em>The Diplomat</em> de fuentes solventes.</strong></h4> <strong>Por regla general, los diplomáticos que alcanzan la edad de jubilación al frente de una Embajada son cesados</strong>, pero, en algunos casos, el <strong>Gobierno de turno decide que se mantengan en el puesto por algún tiempo más</strong>, por la situación que vive el país en que se encuentran acreditados o bien porque hay una situación de interinidad en España como consecuencia de procesos electorales. Aunque, en algún momento, hubo cierto debate sobre si los embajadores debían ser cesados al jubilarse y nombrados de nuevo, finalmente el criterio que ha permanecido en las asesorías jurídicas del Estado es que eso no es necesario, porque <strong>se trata de un nombramiento decidido en el Consejo de Ministros y su cese debe ser acordado igualmente por el Gobiern</strong>o, con independencia de la edad que tenga el interesado. De hecho, algunos embajadores actuales que no pertenecen a la Carrera Diplomática tienen más de 70 años, como es el caso de la embajadora ante la Santa Sede, la ex ministra Isabel Celáa, que fue nombrada embajadora en el Vaticano en enero de 2022, con 72 años. <strong>Díez-Hochleitner fue nombrado para el puesto de embajador en Rabat el 29 de mayo de 2015, es decir hace poco más de ocho años</strong> por el Gobierno de Mariano Rajoy, y confirmado por el actual Ejecutivo de Pedro Sánchez. Se trata de<strong> un periodo de tiempo inusualmente largo</strong> para los usos de la diplomacia española -donde los cargos de embajador suelen durar tres o cuatro años-, pero diversas circunstancias han hecho posible el mantenimiento de Díez-Hocthleiner. <strong>Los vaivenes de las relaciones con Marruecos</strong>, siempre delicadas, han ido aconsejando retrasar el relevo. Especialmente, tras <strong>el giro dado por Sánchez, en abril de 2022, a la posición española con respecto al Sáhara Occidental,</strong> al Gobierno le pareció poco prudente llevar a cabo un cambio de embajador y comunicó a Díez-Hochleitner que seguiría en el puesto hasta su jubilación. Sin embargo, <strong>el adelanto de las elecciones generales ha paralizado cualquier movimiento</strong> encaminado a nombrar nuevos embajadores, por lo que <strong>Díez-Hochleitner seguirá en el cargo hasta que se celebren los comicios y haya un nuevo Gobierno</strong>, es decir, como mínimo hasta el mes de septiembre. En principio, <strong>no será necesario ningún acto jurídico y seguirá en el puesto hasta que se decida su relevo.</strong> Así ocurrió hace unos años, cuando en 2015 y 2016, debido a la situación de interinidad en que estaba el Gobierno de Rajoy, se prorrogó durante más de un año la permanencia en el cargo de varios embajadores, entre ellos <strong>Javier Elorza, en Roma; o José Ignacio Carbajal, en Moscú</strong>, que ya habían llegado a la edad de jubilación. Más recientemente, a finales de 2020, el Gobierno decidió mantener <strong>al frente de la Embajada en Londres a Carlos Bastarreche</strong>, después de su jubilación, hasta que se consumara la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Bastarreche siguió en Londres dos meses más, pero en febrero de 2021 expresó su deseo de dejar el puesto. Su salida fue seguida por un largo periodo en que la jefatura de la Misión estuvo vacante, hasta que en agosto fue nombrado un nuevo embajador, en la persona de José Pascual Marco. <strong>El nombramiento de un sustituto de Ricardo Díez-Hochleitner es uno de los primeros que abordará el nuevo Gobierno sea del signo que sea</strong> y es también uno de los más delicados. En el caso de que se forme un Ejecutivo liderado por Alberto Núñez Feijóo, es previsible que la relación con Marruecos experimenté cambios y, en cualquier caso, el PP deberá buscar una persona de peso para hacerse cargo de la Embajada en Rabat. El nombre del embajador suele ser concertado con la Casa Real dadas las relaciones históricas que hay entre las Monarquías de España y Marruecos, y además, aunque, como con cualquier otro país es preceptivo contar con el plácet correspondiente, es el propio Mohamed VI quien da el visto bueno a la persona propuesta por el Gobierno español. Ricardo Díez-Hochleitner, que fue durante nueve años, entre 2002 y 2011, secretario general de la Casa del Rey, <strong>es una persona bien vista por el entorno de Mohamed VI, lo que ha influido bastante en su mantenimiento en el cargo</strong> por tan largo tiempo. Con anterioridad fue embajador en República Dominicana, en Austria y ante la OCDE. También dirigió el Departamento Internacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, durante el último año de Felipe González en La Moncloa, y director general de Política Exterior para Europa.