<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Las peleas internas en los tres partidos de la coalición en el Gobierno, el PSOE, Podemos y Sumar, siguen centradas en la confección de las listas electorales para los comicios del 23 de julio y confirman las expectativas a la baja de sus contendientes. Pedro Sánchez asegura plaza a sus fieles mientras la extrema izquierda apuesta por la supervivencia a las órdenes de Yolanda Díaz. </strong></h4> <strong>El sanchismo se atrinchera y Podemos se diluye a regañadientes</strong> en previsión de una victoria del Partido Popular que da a Alberto Núñez Feijóo margen para integrar en sus candidaturas a todos los sectores y personalidades del PP. Todavía <strong>falta una semana para que se cierre el plazo oficial de presentación de las listas</strong> de aspirantes a diputados y senadores, pero <strong>Sánchez se apresuró el viernes pasado a dejar hechas las del PSOE, corregidas las de cinco provincias a costa de un nuevo choque con los dirigentes regionales de Castilla-La Mancha y Aragón.</strong> El presidente del Gobierno exhibió su <strong>absoluto control sobre el Partido Socialista</strong> al colocar por orden de afinidad personal y compromiso a sus incondicionales, ministros y equipo de gabinete por delante. <strong>El futuro grupo parlamentario socialista en el Congreso que salga de las urnas, aunque quede disminuido en número de miembros, será igual de sanchista que el saliente en esta legislatura</strong>. No ha dejado un hueco para la renovación. Visto el panorama, el único presidente autonómico socialista que se mantiene en el cargo por mayoría absoluta, Emiliano García-Page en la Junta de Castilla-La Mancha, prefirió ausentarse del comité federal que aprobó las listas. Y lo mismo hizo Javier Lambán, de Aragón. <strong>En el otro sector del Gobierno de Sánchez,</strong> el agrupado al principio de la legislatura en Podemos con Pablo Iglesias al frente y ahora dividido entre los seguidores de la vicepresidenta Yolanda Díaz y las ministras Irene Montero y Ione Belarra, <strong>la pelea de las listas continúa</strong>. Hay un acuerdo formal de coalición por el que se han repartido los puestos de salida, nada de debate ideológico o de programas. <strong>El veto a Irene Montero y al hasta ahora portavoz parlamentario Pablo Echenique, que de momento se quedan fuera de las candidaturas, asegura la continuidad de la crisis interna.</strong> El grado de desconfianza es tal que un miembro de Podemos ha registrado la semana pasada como partido la marca “Juntas sí se puede”, maniobra que puede parecer un farol, pero no deja de ser una formación con capacidad de presentar listas el día 19 en caso de ruptura del acuerdo suscrito con Sumar. La <strong>descarnada pugna por los puestos y los sueldos</strong> del pacto entre los 15 grupos políticos de extrema izquierda que aglutina Yolanda Díaz deja 8 escaños en el Congreso para lo que queda de Podemos, ahora con Belarra de secretaria general. Viene a ser una cuarta parte del grupo parlamentario saliente que las encuestas de antes de los comicios del 28M pronosticaban como menguante. <strong>Yolanda Díaz, militante comunista desde la adolescencia igual que su rival Irene Montero, se fía tan poco de la unidad formal de su coalición que pretende dejar acordadas las condiciones</strong> del futuro divorcio en el grupo parlamentario. Por si los de Podemos rompen y se van al Grupo Mixto después de las elecciones quiere pactar esta hasta el porcentaje de las subvenciones oficiales que se quedan. Si las peleas de las listas dejan evidencia de que socialistas y populistas de izquierdas dan por hecho que no sumarán mayoría y están en trance de irse a la oposición,<strong> los primeros anuncios de Alberto Núñez Feijóo sobre sus candidaturas apuntan a que está seguro de ganar las elecciones.</strong> Ya sitúa en la disputada lista por Madrid a la diputada <strong>Cayetana Álvarez de Toledo,</strong> el verso más libre del PP con todos los presidentes, y a su último fichaje personal, el antiguo dirigente del PP en el País Vasco Borja Sémper. En los próximos días el presidente del PP irá desgranando los <strong>nombres del antiguo equipo de Mariano Rajoy que vuelven al Congreso</strong> y que, en parte, fueron relegados al Senado en 2019 por el anterior presidente, Pablo Casado. Aquella fue la misma maniobra de nombramientos que ahora ensaya Pedro Sánchez al copar con sus fieles el grupo parlamentario para asegurar la continuidad del sanchismo. A Casado no le sirvió de nada la operación y en febrero de 2022, constatado el negro futuro de su mandato, tuvo que dimitir para dejar paso a Feijóo sin que el grupo parlamentario popular pusiera ninguna objeción.