<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Ayer su cumplió justamente un año de la decisión de Argelia de suspender el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España en represalia por la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de reconocer el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, una medida que permitió reflotar las hasta entonces enturbiadas relaciones con Marruecos a costa de las relaciones con Argelia, el otro gran país del Magreb y tradicional suministrador de gas a España.</strong></h4> En junio de 2022 se dispararon los acontecimientos tras la gravísima crisis diplomática que estalló entre España y Argelia a causa del viraje saharaui, que se tradujo, casi de inmediato, en la llamada a consultas del embajador argelino en Madrid. <strong>El 8 de junio, el presidente Abdelmayid Tebune anunció la suspensión del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación en represalia por su “injustificable” apoyo a “la ilegal e ilegítima fórmula de autonomía” propuesta por Marruecos para el Sáhara Occidental. </strong>En su primera reacción, el Gobierno de Pedro Sánchez lamentó esta decisión y aseguró que “España considera a Argelia un país vecino y amigo y reitera su plena disponibilidad para seguir manteniendo y desarrollando las especiales relaciones de cooperación entre los dos países, en beneficio de ambos pueblos”. Ese mismo día, <strong>Argelia tomó otra decisión radical: la congelación de las domiciliaciones bancarias de “las operaciones de comercio exterior de productos y servicios con origen y destino en España”</strong>. Como consecuencia de ello, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, acudió a la Comisión Europea y consiguió que la Unión Europea advirtiese a Argelia de que la suspensión de las relaciones comerciales con un miembro de la UE podría violar el Acuerdo de Asociación entre Bruselas y Argel. El apoyo de Bruselas a España no hizo sino deteriorar las cosas. En un comunicado del 11 de junio, el Gobierno argelino reprochó a España que hubiera provocado la “lamentable intromisión” de la UE en una cuestión estrictamente “bilateral”. Asimismo, la misión argelina ante la UE aseguró que el Gobierno de Abdelmayid Tebune nunca se había planteado la congelación del comercio o del suministro de gas con España, un asunto especialmente importante en el contexto de la guerra de Rusia contra Ucrania. <strong>Argelia ha insistido en todo momento en que cumplirá sus “obligaciones contractuales” para el suministro de gas a España.</strong> En todo caso, José Manuel Albares reconoció a finales de junio que había “<strong>un bloqueo” de las operaciones comerciales con España</strong> por parte de Argelia, “a pesar de las declaraciones argelinas diciendo que eran fantasías malintencionadas por parte de España”, y advirtió de que, con cada caso detectado, se avisaría a la Comisión Europea. Tres meses más tarde, el ministro volvió a reconocer que seguía habiendo “bloqueo” en algunas operaciones comerciales entre los dos países. De acuerdo con los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, recogidos por la agencia Europa Press, <strong>las exportaciones a Argelia cayeron un 45,9% en 2022 con respecto a 2021</strong>, pasando de 1.888 millones de euros a 1.021 millones. La tendencia se ha mantenido en el arranque de 2023 y hasta el mes de marzo, último con datos, solo se habían realizado exportaciones por valor de 30,2 millones de euros, frente a los 472,9 millones del mismo periodo en 2022, lo que supone una caída del 93,6%. Estos datos demuestran que, a pesar de que la supuesta decisión del Gobierno argelino de revertir la congelación de las operaciones bancarias con España, lo que impedía las exportaciones, el comercio con este país continúa paralizado. A finales de junio, la Asociación Profesional de Bancos y Establecimientos Financieros (ABEF) de Argelia anunció el levantamiento de las restricciones de las operaciones bancarias para el comercio exterior con España, pero, solo un día después, el Gobierno argelino desautorizó a la patronal bancaria argelina y advirtió de que las relaciones comerciales con España “son una prerrogativa exclusiva del Estado y no de organizaciones profesionales”. <h5><strong>Rusia</strong></h5> Para acabar de empeorar la situación, <strong>la crisis diplomática bilateral (que ha generado numerosos encontronazos entre el Gobierno de Sánchez y el principal partido de la oposición, el PP, sobre todo en el Congreso de los Diputados) se enredó con la guerra de Rusia contra Ucrania</strong>, después de que la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, declarase que no le sorprendía la actitud del Gobierno argelino respecto a España porque el país magrebí estaba “alineado con Rusia” y de que el ministro de Agricultura (y antiguo embajador de España en Marruecos), Luis Planas, asegurase que el Gobierno argelino estaba recibiendo “presiones por parte de otros países” y recordase la reciente visita a Argelia del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov. Quien pagó el pato fue Albares, que fue inmediatamente calificado de “pirómano” por la agencia oficial de prensa argelina APS por haber dado a entender que Rusia estaba detrás de las medidas de Argelia contra España, a pesar de que el ministro de Exteriores en ningún momento había hecho ni sola una declaración pública en la que se relacionase a Argelia con Rusia y de que, en todo momento, había mantenido una postura mucho más conciliadora en favor de mantener “la mejor relación posible” con Argelia y resolver las diferencias “a través del diálogo y de la diplomacia”. <strong>El pasado 24 de febrero, Abdelmayid Tebune declaró a varios medios de comunicación argelinos que no había “nada nuevo” en la crisis diplomática entre los dos países y que las relaciones seguían estancadas</strong> tras el “paso en falso” del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental. Asimismo, aseguró que el Tratado de Amistad está “congelado, pero no cancelado” y recordó que Argelia todavía mantiene acuerdos en vigor con el Gobierno español, como los mantiene con otros países como Italia. El mandatario volvió a lamentar el “acto inamistoso” de España contra el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y advirtió de que “el pueblo español no tiene nada que ver” con esta crisis. “Mantenemos muy buenas relaciones con ellos. Tenemos un gran respeto hacia el Rey de España y seguimos cooperando con otras organizaciones”, afirmó. “Personalmente, me da pena el estado actual de las relaciones, pero Argelia no se encuentra en el origen de esta crisis”, concluyó.