<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>Los insultos racistas que sufrió el pasado domingo el jugador brasileño del Real Madrid, Vinicius Junior, en el estadio de Mestalla, durante el partido con el Valencia, han provocado una encendida reacción en Brasil, tanto en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, como en los medios de comunicación, y han colocado a España al borde de un conflicto diplomático con el país sudamericano.</strong></h4> Fue precisamente <strong>Lula el primero en reaccionar</strong>, en una comparecencia ante los periodistas, en Hiroshima (Japón), donde participaba en la cumbre del G-7. El mandatario brasileño, tras expresar su apoyo a Vinicius, denunció: “<strong>Le insultan en todos los estadios a los que acude. Creo que es importante que la FIFA, la Liga española, las ligas de otros países tomen medidas, porque no podemos permitir que el fascismo y el racismo se instalen dentro de los estadios de fútbol”.</strong> En la línea marcada por su presidente<strong>, cinco Ministerios del Gobierno (los de Asuntos Exteriores, Igualdad Racial, Justicia y Seguridad Pública, Deporte y Derechos Humanos y Ciudadanía)</strong> difundieron ayer un comunicado conjunto en el que rechazan “en los términos más fuertes", los ataques racistas que Vinicius <strong>"viene sufriendo de manera reiterada en España", y piden a las autoridades españolas que actúen para evitar que se repita.</strong> Tras señalar que se trata de hechos graves y que se han producido ya otros “episodios inadmisibles”, el comunicado dice que el Gobierno brasileño “<strong>lamenta profundamente que hasta el momento no se hayan tomado las medidas necesarias</strong> para prevenir y evitar estos hechos de racismo" y pide a las autoridades gubernamentales y deportivas españolas que castiguen a los responsables de lo ocurrido. Al mismo tiempo, el Gobierno brasileño apela al máximo organismo de fútbol mundial, la FIFA, así como a la Federación Española y a LaLiga para que pongan en marcha medidas oportunas para evitar que se repitan hechos como este. Por último, recuerda que el Ejecutivo brasileño “viene actuando en cooperación con el de España para promover políticas de igualdad racial y compartir conocimientos y buenas prácticas para ampliar el acceso a las personas afrodescendientes e inmigrantes, con total intolerancia a todas y cada una de las prácticas discriminatorias, con apoyo a la mejora de las mejores prácticas internacionales para promover la prevención y lucha contra el racismo, además de cualquier tipo de discriminación en las diferentes modalidades deportivas”. El malestar que revela la nota de los ministerios brasileños se refleja <strong>en términos aún más duros en los medios de comunicación de Brasil,</strong> en algunos de los cuales, además de sugerir acusaciones de racismo hacia la sociedad española, se asegura que la embajadora de España en Brasilia, Mar Fernández-Palacios, va a ser convocada a Itamaraty, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, para expresarle una protesta, o que ya esa recriminación ha sido transmitida por vía telefónica a la Embajada. Estos últimos términos no han sido confirmados por el Ministerio español de Asuntos Exteriores, como tampoco que se haya recibido alguna solicitud de entrevista con responsables del departamento por parte de la Embajada brasileña en Madrid. Desde la representación diplomática se indicó que <strong>el embajador, Orlando Leite Ribeiro</strong>, ha pedido una reunión con el presidente de Laliga, Javier Tebas; y con el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. No obstante, fuentes gubernamentales consultadas por <em>The Diplomat</em>, reconocieron que <strong>un responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil llamó por teléfono a la embajadora española,</strong> que se encuentra actualmente en nuestro país, para manifestar su "descontento" con los insultos a Vinicius. Además, la ministra de Igualdad Racial, Anielle Franco, informó de que, poco después del partido, habló por teléfono con la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, para pedirle un pronunciamiento del Gobierno español. Alguno de sus compañeros de Gabinete, como el <strong>ministro de Derechos Humanos, Silvio Almeida</strong>, fue aún más allá al expresar su irritación y dijo: “<strong>La postura de las autoridades españolas y de las entidades que gestionan el fútbol es criminal. Revela una innegable connivencia con el racismo"</strong>. Anoche, <strong>el embajador brasileño</strong> afirmó, en declaraciones a COPE que <strong>"los españoles no son racistas", pero añadió que "un grupo, por pequeño que sea, pueda dañar la imagen de un país</strong>". En cualquier caso, la polémica ha obligado al presidente del Gobierno, <strong>Pedro Sánchez</strong>, a escribir, a través de las redes sociales: "<strong>Tolerancia cero con el racismo en el fútbol.</strong> El deporte se fundamenta en los valores de la tolerancia y el respeto. El odio y la xenofobia no deben tener cabida en nuestro fútbol ni en nuestra sociedad". Por su parte, <strong>el titular de Exteriores, José Manuel Albares,</strong> afirmó, en rueda de prensa, desde Bruselas que, contra el racismo debe haber “tolerancia cero”, porque “es siempre algo repugnante” que choca totalmente con los valores del deporte. “La sociedad española -subrayó Albares- es <strong>una sociedad mayoritariamente tolerante, es una sociedad que rechaza claramente el racismo y, desde luego, por parte del Gobierno de España no va a quedar ninguna duda ni ninguna cobertura sobre ninguna actitud de racismo, de intolerancia o de rechazo del pluralismo”.</strong> El ministro se remitió para fijar la posición del Gobierno al <strong>comunicado emitido por el Consejo Superior de Deportes (CSD) </strong>en el que, tras atribuir los insultos a una<strong> “minoría de exaltados"</strong>, anuncia que propondrá a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y a LaLiga llevar a cabo una <strong>campaña conjunta de concienciación contra el racismo y la xenofobi</strong>a dirigida a los aficionados. El CSD agregó que esos incidentes “son intolerables y absolutamente condenables no sólo en el espacio deportivo sino en un país como España, tierra de acogida y que hace de la diversidad su bandera”. Albares recordó también que hay <strong>abierta una investigación de la Fiscalía “para llegar a las últimas consecuencias",</strong> en referencia a la decisión de la Fiscalía de Valencia de abrir de oficio una investigación para determinar si los insultos constituyen un delito de odio. La Embajada de España en Brasil escribió el mismo domingo en las redes sociales: “Condenamos con vehemencia las manifestaciones y actitudes racistas y expresamos nuestra total solidaridad con el jugador Vinicius Júnior por los intolerables y cobardes ataques sufridos hoy que <strong>de ninguna manera reflejan las posiciones antirracistas de la mayoría absoluta de la población española".</strong> Ayer, la representación diplomática también dio cuenta de la actuación de la Fiscalía y de la <strong>decisión del Valencia de "expulsar de por vida a los aficionados que profirieron gestos racistas"</strong>. El club valenciano anunció que ya ha sido identificado por la policía un aficionado que profirió gestos racistas al jugador y se está trabajando para confirmar la identidad de otros posibles implicados. En medios diplomáticos españoles hay <strong>preocupación por las consecuencias que para la imagen de nuestro país pueden tener incidentes como el sucedido en Valencia</strong>. Tras los insultos, Vinicius publicó en Instagram que está harto de la situación y añadió en Twitter: "No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. El racismo es normal en LaLiga. La competición cree que es normal, la Federación también y los adversarios la alientan. Lo siento. El campeonato que alguna vez fue de Ronaldinho, Ronaldo, Cristiano y Messi hoy es de los racistas” Según el jugador, desde Brasil ven a España como una nación de racistas. <strong>"Una hermosa nación, que me acogió y a la que amo, pero que accedió a exportar al mundo la imagen de un país racista.</strong> Lo siento por los españoles que no están de acuerdo, pero hoy, en Brasil, España es conocida como un país de racistas", sentenció. Ayer, el futbolista volvió a insistir en Instagram que <strong>"no son casos aislados"</strong> sino <strong>"episodios continuos en varias ciudades de España"</strong> en los que se ve obligado a sufrir los ataques racistas, y avala sus afirmaciones con un vídeo que recoge esos momentos. Vinicius afirmó que "el problema es muy grave" y que los comunicados "ya no funcionan". "Tampoco el culparme para justificar actos delictivos. <strong>No es fútbol, es inhumano"</strong>, concluyó.