<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>La campaña de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo termina el próximo viernes sin que los candidatos socialistas hayan podido eludir el desgaste de su jefe, Pedro Sánchez, ni los del PP hayan conseguido librarse de la sombra de Vox. </strong></h4> Todas las innumerables encuestas publicadas, menos la oficial del CIS que controla el Gobierno, coinciden en pronosticar un <strong>severo retroceso del PSOE que ve en peligro hasta sus feudos tradicionales como Castilla-La Mancha o la alcaldía de Sevilla.</strong> Los mismos sondeos sonríen al principal partido de la oposición, con subidas que sólo en el caso de la Comunidad de Madrid apuntan a la <strong>mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso, la única candidata que se presenta en condiciones de librarse del partido de extrema derecha.</strong> <strong>Por unos pocos miles de votos en las urnas, o luego en los pactos</strong> entre partidos, <strong>se decidirán</strong> las plazas más importantes en juego, desde <strong>la Comunidad Valenciana</strong> en el ámbito autonómico como segunda región más poblada de las que celebran comicios, a <strong>los principales ayuntamientos como los de Madrid o Barcelona.</strong> Los sondeos, en línea con los resultados de las tres últimas décadas de comicios locales y regionales convocados en la misma fecha, no apuntan a un vuelco electoral pero sí señalan una <strong>tendencia general al retroceso de los socialistas y un hundimiento de sus socios (la extrema izquierda de Podemos y marcas afines), que haría escorar hacia la derecha el mapa de la España autonómica.</strong> Sánchez y los dos grandes partidos nacionales han hecho campaña como si se fueran a cumplir esos mismos pronósticos. Primero en los mítines del partido y después desde el Gobierno, su actual presidente se ha volcado en anuncios sobre inversiones, ayudas y subvenciones varias para dar apoyo a sus candidatos desde la propia acción de su gabinete. El jefe del Ejecutivo da una dimensión de política nacional a los comicios en clave de expansión del gasto público. En menos de dos semanas lleva enunciados como “movilizados” o “inyectados” hasta 14.000 millones de euros. Mientras sus barones autonómicos hacen cábalas y huyen del desgaste que para la marca del PSOE puede tener el propio Sánchez y sus alianzas con los partidos populistas e independentistas -incluida la formación heredera de ETA (Bildu)-, Sánchez cultiva su propia imagen con la vista puesta en los comicios generales de fin de año. Dos presidentes autonómicos socialistas en el poder, <strong>Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha y Javier Lambán en Aragón</strong>, han apostado sus posibilidades de repetir en el cargo al <strong>desmarque público de la política de alianzas de su jefe máximo.</strong> El ascenso del PP en ambas regiones amenaza la mayoría absoluta del primero y la suma del conglomerado de fuerzas que mantiene al segundo en el poder. <strong>En la Comunidad Valenciana, donde el socialista Ximo Puig gobierna en coalición con toda la extrema izquierda al estilo de Sánchez, puede estar la clave más visible del posible vuelco general en los comicios.</strong> Después de Andalucía, Cataluña y Madrid, es la cuarta región de España en población y principal feudo autonómico que le queda al PSOE. Según los sondeos, la actual mayoría de Puig está a punto de dejar de serlo frente a una eventual suma del PP, como seguro ganador, más Vox. Pero apenas dos escaños en una Cámara regional de 100 separan a ambos bloques. Ante los nervios de los candidatos socialistas al ver cómo Sánchez y sus alianzas hipotecaban sus campañas se ha visto a un PP que apostaba precisamente por ese factor, y más al saltar el escándalo de los 44 terroristas en las listas de Bildu y comprobarse que el presidente del Gobierno no puede o no quiere romper con los herederos de ETA. <strong>El equipo de Alberto Núñez Feijóo da por hecho el avance general del partido en los comicios, pero necesita hacerse con alguno de los feudos socialistas</strong> para que quede clara una victoria que le sirva a su vez como revulsivo ante las generales. En caso contrario, en el PP cuentan con que el poderoso aparato mediático gubernamental, el público y el privado, intente disimular unos resultados negativos para el PSOE y que se vuelque en culpar de los mismos a los barones autonómicos para alivio de la imagen del jefe del Ejecutivo. <strong>El mayor consuelo que ofrecen las encuestas a los socialistas es la continuidad de Vox como complemento necesario para casi cualquier mayoría del PP.</strong> Apenas se salva la Comunidad de Madrid y Santiago Abascal ha dedicado la campaña a dejar claro que exigirá entrar en todos los gobiernos en que sea necesario su voto para las investiduras. Llegado el caso, será Sánchez quien pueda utilizar esos posibles acuerdos para las generales, aunque algunos de los barones del partido hayan pasado a la oposición.