The Diplomat in Spain

Pedro Zavala Yesan

Abogado y colaborador de la Fundación Alternativas

En Perú, la situación política parece poco a poco estabilizarse después de varios meses de tensión. En las últimas semanas, el ex presidente Pedro Castillo ha denunciado que su detención es ilegal y se le debe restituir en el cargo, olvidando el rompimiento del orden constitucional que causó en diciembre del 2022. Junto a la postura del ex presidente Castillo, países como Colombia y México le mostraron su apoyo, y en algunos casos como México, dicho apoyo consistió en acciones concretas como el asilo a sus familiares y el rechazo de la entrega de la presidencia pro tempore del grupo Alianza Pacifico, lo cual desencadenó una carta de protesta diplomática y el retiro del embajador de Perú en México.

Por otro lado, las huelgas a inicio de año se mostraban constantes y con un apoyo considerable de la ciudadanía del sur, centro y parte del norte de la costa y sierra, con la consigna de: renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre de Congreso, el adelanto de elecciones y el establecimiento de una asamblea constituyente para una nueva Constitución. Sin embargo, las huelgas, poco a poco, han ido perdiendo apoyo de los diferentes sectores de la sociedad, acabando las protestas en provincias importantes como Ica, Arequipa o Cuzco. En enero se pretendió trasladar los paros del sur a la capital de Perú, con la llamada ‘Toma de Lima’, la cual después de algunas semanas de marchas no logró mayores resultados. En febrero, del mismo modo, se pretendió otro paro general con la ‘Segunda Toma de Lima’, que tuvo un efecto mucho menor que el primer intento.

En las provincias, la zona de la costa norte, desde el inicio de las manifestaciones, no ha tenido mayor participación, y sigue así; mientras tanto, en el sur varias provincias que venían con violentas manifestaciones han ido perdiendo participación de la ciudadanía, como el caso de Arequipa, Ica y Cuzco. Es la región Puno la única que hasta el momento continúa con las manifestaciones y medidas de fuerza. La falta de apoyo a las revueltas y las propuestas que se venían planteando han pasado a un segundo plano. La única iniciativa que tenía más aceptación era la del adelanto de elecciones, pero en este momento no ha sido ratificada por el Congreso, y dejando entrever que no hay intención de realizarla. La Cámara, además, cuenta en estos momentos con un 90% de desaprobación.

El fracaso de las movilizaciones y manifestaciones en las provincias y la capital está vinculado a la falta de liderazgos y orden de la oposición, un discurso que no terminaba de ser claro en cuanto a su pedido, además de poco técnico, entre otros aspectos. En las dos últimas semanas, el ciclón Yaku está azotando la costa peruana, iniciando desde el norte del país en Tumbes, y se está trasladando al sur hasta Lima, donde se espera llegue en los próximos días. El evento climático ha sido un alivio en la confrontación política en la que estamos, desviando la atención que había sobre el tema. Finalmente, organismos internacionales como OEA y ONU siguen pidiendo explicaciones al Gobierno sobre las 63 muertes ocurridas durante las manifestaciones pasadas, sin que haya una respuesta clara sobre el tema.

En este contexto, la situación social en Perú está relativamente tranquila. Con la estabilización del precio del dólar, así como de los combustibles, poco a poco se van retomando las actividades económicas en las diferentes provincias del país, y se comienza a percibir que las manifestaciones y los aires de cambio están siendo superados paulatinamente.

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