Juan David Latorre
Los versos de la Sonatina del poeta y diplomático nicaragüense, Rubén Darío (La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa) se escucharon el pasado lunes en un homenaje organizado por la Embajada de Nicaragua titulado Rubén Darío Vive, en conmemoración del 107 aniversario del fallecimiento del poeta más representante del Modernismo.
El acto se celebró en la sala Jorge Cavodeassi de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), y con la presencia del Secretario General Adjunto, Andrés Delich, que señaló: “Rubén Darío no es solamente una figura nicaragüense, es una figura de toda esa región, un incansable viajero que conoció bastante nuestra región, vivió en diversos países de América Latina”. Después de resaltar su paso por Argentina y su influencia en las letras y escritores de ese país posteriores a él, Delich destacó el paso del poeta del Modernismo por España y su vinculación con el mundo intelectual español, que le dieron todavía mayor amplitud a sus ideas. “Esto, declaró, hace que sea una figura con unas características que van más allá de Iberoamérica, que tienen contenido universal.”
El nuevo embajador de Nicaragua, Maurizio Gelli, tuvo que ausentarse del acto conmemorativo por razones ajenas a su voluntad, pero escribió un mensaje destinado a los asistentes al evento que leyó el Encargado de Negocios a.i. de la Embajada, Javier Munguía. “Rubén Darío, indicó el embajador nicaragüense, fue el fundador del Modernismo literario, movimiento que se complace en una poesía estética, llena de musicalidad y en temas inspirados en ambientes refinados y elegantes. Pero, además, un poeta con una inusitada capacidad de interpretar su entorno social y la condición humana. Sin duda, un visionario en sus tiempos.”
Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver. Cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer. Maurizio Gelli recordó estos versos del poeta, y finalizó su mensaje manifestando que “Rubén Darío viajó de América a Europa con la belleza y la libertad por bandera, enseña sensitiva y espiritual, triunfante y melancólica, pagana y cristiana de la poesía. Rubén llegó como un chorro de luz a devolver al castellano la primordial libertad de la palabra; al alma derrotada, la belleza triunfante; a la cruda realidad, la realidad poética; al panorama árido bien reflejado en Castilla, la insoldable humedad azul del mar, del mar Mediterráneo.”
Para finalizar el acto, tuvo lugar un recital musicalizado de varios poemas de Rubén Darío interpretados por el dramaturgo Charles Delgadillo y miembros de su compañía, que deleitaron a los asistentes con la poesía del insigne poeta nicaragüense.