<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>Sara Khademalsharieh, la ajedrecista iraní que ha competido en el Mundial de Kajazistán sin llevar el velo islámico, se quedará a vivir en España junto a su marido y su bebé por temor a represalias, pero se desconoce si ha solicitado o va a solicitar asilo político.</strong></h4> <strong>Khademalsharieh, de 25 años, participa desde el pasado 25 de diciembre en el Mundial de Ajedrez de Amalty, que concluirá hoy. La deportista compitió sin llevar el velo islámico, o hiyab, a pesar de ser obligatorio para las mujeres en su país.</strong> Este gesto ha sorprendido a la Federación de Ajedrez de la República Islámica, que ha recordado -en declaraciones de su presidente, Hasan Tamini, a la agencia iraní de noticias Fars- que la ajedrecista “había participado en torneos anteriores cumpliendo las leyes” iraníes y que, en todo caso, su participación en Amalty ha sido a título personal, y no en representación de su país. Según recoge el diario <em>El País</em> a través de fuentes próximas a Sara Khademalsharieh, <strong>la ajedrecista se trasladará a España al término del Mundial para residir en nuestro país a fin de evitar las represalias de las autoridades iraníes.</strong> Khademalsharieh, Gran Maestra Femenina y 804 del mundo según la Federación Internacional de Ajedrez, <strong>residirá en un piso que su familia posee en propiedad en una ciudad no mencionada de España, junto a su marido, el documentalista Ardeshir Ahmadi, y su bebé</strong>. Las mismas fuentes no pudieron precisar al rotativo madrileño <strong>si cuenta con permiso de residencia ni si ha pedido o va a pedir asilo a las autoridades españolas.</strong> El caso de Sara Khademalsharieh se une al de otras deportistas iraníes que han retado en los últimos meses a las autoridades de Teherán, especialmente tras la muerte de la joven kurda Masha Amini, cuyo fallecimiento bajo custodia policial, precisamente por no llevar bien colocado el velo, ha generado una fuerte oleada de protestas y de represión en Irán. Otro caso es el de la escaladora Elnaz Rebaki, que ha quedado bajo la protección del Comité Olímpico Internacional (COI) después de escalar sin velo el pasado mes de octubre y de sufrir arresto domiciliario a su regreso a Irán. El pasado 29 de septiembre, el Congreso de los Diputados condenó la “gravísima vulneración de derechos humanos en Irán, especialmente de las mujeres, homosexuales y minorías”, así como la muerte bajo custodia policial de las jóvenes Masha Amini y Hadis Najafi y la represión posterior del régimen iraní contra manifestantes. La declaración institucional, promovida y consensuada por el PP, fue aprobada por unanimidad y fue aplaudida por todos los diputados en pie al término de su lectura. En la víspera de aquella votación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, condenó el fallecimiento de Mahsa Amini y la represión de las manifestaciones en Irán, al tiempo que el Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al embajador iraní en Madrid, Hassan Ghashghavi, para trasladarle su protesta por ese mismo motivo. Ambas medidas se produjeron horas después de que el Ejecutivo se pronunciara oficialmente sobre estos hechos con más de diez días de retraso.