<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, inauguró ayer en Cádiz la sexta Conferencia Ministerial del Proceso de Rabat, en la que defendió el “objetivo común” de Europa y África en favor de “una migración ordenada, previsible y segura que respete los derechos fundamentales y la dignidad” de las personas.</strong></h4> <strong>“No hemos elegido esta ciudad por casualidad”, declaró Albares en el Palacio de Congresos de Cádiz durante la jornada inaugural del sexto Diálogo Euro-africano sobre Migración y Desarrollo en el Marco del Proceso de Rabat</strong>, que concluirá hoy. “Durante siglos, Cádiz ha sido una encrucijada y un punto de encuentro entre culturas, al igual que España: Cádiz mira desde su costa a África, con un corazón claramente europeo que late al ritmo africano. Y esa es la base principal del Proceso de Rabat desde su lanzamiento”, prosiguió. Según Albares, el mundo se enfrenta a “retos muy complejos” en un “entorno internacional cada vez más convulso” y, desde que se puso en marcha el Proceso de Rabat en 2006, ha habido “un aumento constante de los flujos migratorios” entre Europa y África. “Una mayor complejidad implica una mayor ambición”, pero <strong>“no es una tarea fácil,</strong> <strong>porque los retos a corto plazo en materia migratoria no son realistas; es una tarea a largo plazo, una carrera de fondo en la que todos debemos remar, asumiendo nuestras responsabilidades”, a fin de “garantizar una migración ordenada, previsible y segura” </strong>entre África y Europa “que respete los derechos fundamentales y la dignidad”, manifestó.<strong> “España siempre lo hace”</strong>, aseguró el jefe de la diplomacia española, quien estuvo acompañado por <strong>el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.</strong> Por su parte, <strong>el ministro marroquí de Inclusión Económica, Pequeñas Empresas, Empleo y Competencias, Younes Sekkouri</strong>, destacó la “cooperación ejemplar entre el norte y el sur” en materia migratoria y aseguró que Marruecos ha pasado de ser un país emisor o de tránsito de migrantes a convertirse en un país “de destino”. <strong>Precisamente, España cederá hoy a Marruecos la presidencia del Proceso de Rabat.</strong> En este sentido, Sekkouri se comprometió, en nombre de su país, a “proseguir los esfuerzos que ha hecho España para dar a este foro el impulso necesario para encontrar un espacio de entendimiento”. <h5><strong>El Plan de Cádiz</strong></h5> <strong>El Proceso de Rabat surgió en 2006 con el objetivo, entre otros, de fortalecer la cooperación política y policial internacional en la gestión de las fronteras</strong>. El evento de Cádiz reúne a los ministros de Asuntos Exteriores, Interior y Migraciones de los 57 Estados miembros de este foro (29 europeos y 28 africanos) y a los representantes de la Comisión Europea y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). El punto más importante de esta reunión ha sido la adopción <strong>de la Declaración Política y del Plan de Acción de Cádiz</strong>, un programa plurianual de cooperación que fija los objetivos estratégicos que guiarán las actividades del Proceso de Rabat y de sus socios durante el periodo 2023-2027. El documento se basa en el anterior marco estratégico plurianual del Proceso de Rabat, el Plan de Acción de Marrakech, adoptado en la anterior conferencia ministerial de 2018, y en el Plan de Acción Conjunto de La Valeta (JVAP), que fue adoptado por los socios del Proceso de Rabat y el Proceso de Jartum en 2018. No obstante, el nuevo plan modifica los anteriores para “priorizar” la creación de empleo mediante la migración legal y para afrontar el cambio climático y la lucha contra las redes de tráfico de migrantes y trata de seres humanos. Por ese motivo, <strong>el Plan propone acciones concretas (concretamente, diez objetivos y 29 acciones) en cinco áreas temáticas</strong>: las causas profundas de la migración irregular y el desplazamiento forzado, la migración regular y la movilidad, la protección y el asilo, la prevención y reducción efectiva de la migración irregular -incluida la lucha contra el tráfico ilícito de migrantes y la trata de seres humanos- y el retorno, la readmisión y la reintegración. “No lo podemos hacer solos, necesitamos colaboración trasversal para garantizar la coherencia”, advirtió Albares.