<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>España está interesada en participar en el desarrollo de Nusantara, la nueva capital de Indonesia, que sustituirá a Yakarta, y que se pretende que pueda comenzar a ser habitada en agosto de 2024.</strong></h4> Recientemente, <strong>responsables de IKN, la entidad encargada de coordinar la construcción de la nueva capital, se reunieron con el embajador de España, Francisco Aguilera; y con el consejero comercial, José Ángel Molero</strong>, quienes expresaron el interés de nuestro país en que empresas españolas pueda acceder a alguno de los proyectos de desarrollo de Nusantara. El embajador, además de recordar que España, hace siglos ya cambio de capital, subrayó la experiencia que tienen las compañías españolas en materia de construcción e infraestructuras, y en las energías renovables. España no es el único país que ha mostrado su deseo de estar presente en la construcción de la nueva capital, que se ubicará en el Kalimantan Oriental, que es como se llama en indonesio la isla de Borneo, en una zona más central de Indonesia. Según informó <strong>el jefe de la Autoridad IKN, Bambang Susantono, además de España, quieren participar en el desarrollo de Nusantara países como Finlandia, Arabia Saudí o Corea del Sur.</strong> El Gobierno indonesio ha presupuestado <strong>28.400 millones de dólares</strong> para la <strong>construcción de Nusantara</strong>, donde, además de las instituciones y edificios oficiales, pretende concentrar industrias punteras como los sectores farmacéutico, médico o tecnológico, así como todas aquellas que promuevan el crecimiento sostenible. Susantono afirmó que Indonesia da la bienvenida a todos los países que quieran participar en el desarrollo de la nueva capital, que reemplazará a Yakarta, en la isla de Java, donde viven actualmente 10 millones de personas y que al parecer se hunde 25 centímetros cada año por la sobreexplotación de sus acuíferos. La Autoridad IKN se ha marcado el objetivo de que Nusantara (archipiélago) se convierta en una ciudad neutra en carbono para 2045, basándose en el concepto de ciudad forestal sostenible. Los edificios sólo ocuparán un 25% de la superficie de la nueva capital, mientras que el 75% restante se mantendrá como zona verde. El 65% de esta zona verde estará cubierta de bosques tropicales, que actuarán como sumideros de carbono.