Enrique Fanjul
Técnico comercial y economista del Estado
La geografía de las relaciones económicas internacionales está experimentando importantes cambios, como consecuencia de la pandemia, la guerra en Ucrania, las crecientes tensiones geopolíticas, etc. ¿Pueden abrir estos cambios una ventana de oportunidad para las economías latinoamericanas?
Las cadenas de valor y en general los flujos económicos internacionales han entrado en un periodo de transformación. Las disrupciones de estos últimos años, y las que se prevén cara al futuro, han impulsado nuevos desarrollos, como el acercamiento de las cadenas de suministro, la relocalización a los países de origen de actividades productivas (reshoring), la aproximación de estas cadenas a países cercanos (nearshoring), la regionalización de las relaciones económicas internacionales, y otros desarrollos con los que los agentes económicos intentan reaccionar ante los riesgos e incertidumbres.
América Latina tiene claros activos para explotar en su proyección económica internacional. Cuenta con abundantes reservas de materias primas, minerales, alimentos. Se encuentra próxima geográficamente a la mayor economía del mundo, Estados Unidos. Se halla alejada de las zonas con conflictos bélicos más serios reales o potenciales (Ucrania, Taiwán). En relación con España, existen fuerte vínculos culturales y humanos.
Tradicionalmente se ha dicho que América Latina era la zona natural de expansión para las empresas españolas. Esta idea debe ser matizada. En el primer semestre de este año, América Latina ha sido el destino del 4,6% de las exportaciones españolas. Sólo Portugal, por señalar una referencia, absorbió el 8,2% de las exportaciones españolas. Es decir, España exporta a Portugal cerca del doble de lo que exporta a toda América Latina.
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