<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reiteró ante la Asamblea General de la ONU el apoyo de España a una “solución política mutuamente aceptable” para el conflicto del Sáhara Occidental, sin hacer mención a su inesperada decisión de reconocer la validez del plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental. Asimismo, y como era de esperar, las delegaciones de Argelia y Marruecos se enzarzaron de nuevo en Nueva York en torno a este contencioso. </strong></h4> “No podemos arrastrar conflictos del siglo pasado”, afirmó Pedro Sánchez durante <strong>su discurso en el Debate General del 77 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas</strong>, que pronunció en la madrugada del jueves al viernes (hora española). “Por ello, en lo que respecta a una zona muy importante para España como es el Sáhara Occidental, <strong>España apoya una solución política mutuamente aceptable, en el marco de la Carta de Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”</strong>, prosiguió. “En ese sentido, la labor del Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas me parece fundamental, y quiero decir que cuenta con el respaldo total del Gobierno de España”, añadió. “Mi país, <strong>España, va a continuar apoyando a la población saharaui en los campamentos</strong>, como ha hecho siempre, siendo el principal donante internacional de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados saharauis”, concluyó. <strong>Pedro Sánchez no hizo ninguna mención a su decisión, transmitida el pasado 18 de abril mediante una carta al Rey Mohamed VI de Marruecos, de reconocer la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental como “la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa”, un cambio de rumbo radical de la política exterior española que ha permitido superar la gravísima crisis diplomática bilateral con Marruecos al precio de arruinar las buenas relaciones con Argelia</strong> -principal suministrador de gas a España, un dato relevante en la actual crisis energética causada por la guerra en Ucrania-, lo que se ha traducido, entre otras medidas, en la llamada a consultas del embajador argelino en Madrid en señal de protesta y en la suspensión, por parte de Argel, del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación. <h5><strong>Marruecos y Argelia</strong></h5> El 20 de septiembre, dos días antes de la intervención de Pedro Sánchez, <strong>el primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch, reiteró ante la Asamblea General de la ONU “el compromiso” de su Gobierno de “encontrar una solución política definitiva basada en la iniciativa marroquí de autonomía”</strong> y expresó su apoyo, "en el cuadragésimo sexto aniversario de la Marcha Verde”, a la celebración de “una serie de mesas redondas con el mismo formato y con los mismos participantes para alcanzar una solución duradera”, subrayando que “la participación seria y bien intencionada de Argelia en estas mesas redondas y su reconocimiento de su responsabilidad en la creación y prosecución de este conflicto artificial es una condición para alcanzar una solución política definitiva”. Asimismo, Akhannouch expresó su preocupación por “las catastróficas condiciones humanitarias de los campamentos de Tinduf” y pidió a la comunidad internacional que inste a Argelia a permitir a ACNUR la realización de un registro de los habitantes de los campamentos. <strong>Las palabras del jefe del Ejecutivo no fueron bien encajadas por la delegación argelina enviada a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, que el jueves ejerció su derecho de respuesta</strong> para rebatir las “alegaciones falsas y engañosas” de Marruecos sobre la cuestión del Sáhara Occidental, según recoge la agencia estatal de noticias APS. En su declaración, la delegación argelina recordó que, desde el punto de vistas jurídico, el conflicto en el Sáhara Occidental “es y seguirá siendo una cuestión de descolonización hasta que el pueblo del Sáhara Occidental ejerza su derecho inalienable a la autodeterminación mediante un referéndum libre y justo”, tal como establecen “todas las resoluciones de la ONU”, y advirtió de que “la llamada solución de autonomía impuesta como única solución representa un precedente que amenaza los fundamentos de la legitimidad internacional y la Carta de la ONU, y contradice la doctrina bien establecida (de la ONU) sobre la descolonización”. Respecto al “ineficaz e improductivo mecanismo de la mesa redonda”, Argelia afirmó que “Marruecos, fiel a su enfoque colonial, ha explotado este mecanismo en un intento desesperado de confundir la naturaleza del conflicto, para eludir la legitimidad internacional y transformar la naturaleza de este conflicto de una cuestión de descolonización en un conflicto bilateral”.