<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>A contracorriente de lo que ocurre en Francia o Italia, la extrema derecha se desinfla en España, e incluso entra crisis. El ascenso del Partido Popular con Alberto Núñez Feijóo al frente y ya como clara alternativa de Gobierno, más sus fracasos en las elecciones autonómicas de Madrid y Andalucía, paralizan a Vox con los pronósticos a la baja de las encuestas y surgen las primeras peleas internas. El presidente, Santiago Abascal, choca con la figura más brillante y de mayor predicamento interno en su formación, Macarena Olona.</strong></h4> El partido de la nueva derecha más conservadora, levantado por antiguos militantes del PP como el propio Abascal e inspirado en el populismo del Frente Nacional francés y sus homólogos italianos,<strong> alcanzó el 15 por ciento de los votos y 53 escaños en las elecciones generales de 2019.</strong> Vox se convirtió entonces en <strong>el tercer grupo del Congreso por detrás del PSOE y del PP.</strong> Tres años después, <strong>su antiguo objetivo de suplir al PP ha pasado a ser el de frenar el ascenso del PP</strong> para servir de complemento necesario a un futuro gobierno de Núñez Feijóo. Los resultados de los comicios regionales andaluces del pasado mes de junio fueron un duro golpe para las expectativas nacionales de Abascal. Aspiraba a entrar en un gobierno de coalición con el PP y las urnas dieron al candidato popular, Juan Manuel Moreno, una mayoría absoluta que le sirve para dirigir la Junta de Andalucía sin necesidad de socio alguno. Pero el mayo<strong>r fracaso de Vox</strong> en esas elecciones fue la apuesta de <strong>enviar a su diputada nacional de mayor recorrido, Macarena Olona, a medirse con Moreno</strong> con el fin último de reclamar la vicepresidencia de la Junta después para la propia Olona en una coalición PP-Vox. Los de Abascal se quedaron sin tocar poder y su candidata, desautorizada para quedarse en Andalucía y sin margen para volver a su escaño en el Congreso. Además, en los comicios,<strong> Vox sólo creció dos puntos en porcentaje de voto</strong>, se quedó en un 13 por ciento frente al 43 por ciento del PP. Andalucía es la región más poblada de España y también de donde sale el mayor número de diputados que se eligen para el Congreso: 61 de los 350 que componen la Cámara. Como muestreo para las elecciones generales, el dato para las expectativas de la extrema derecha fue muy negativo. El fiasco de junio que abrió la crisis en Vox por el caso Olona venía precedido por el fracaso obtenido un año antes en las autonómicas de Madrid, donde el triunfo de la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, dejó a la competencia por la derecha en un 10 por ciento de los votos frente a su 44 por ciento. Y Madrid resulta ser la circunscripción provincial que más diputados aporta al Parlamento nacional. <strong>Abascal ha estado casi desaparecido de la actividad y el debate político durante todo el verano mientras Olona, después de dejar todos sus cargos, recibía muestras de apoyo de militantes y simpatizantes del partido</strong> por toda España. Y en las redes y durante sus vacaciones, como en el Camino de Santiago. <strong>Abascal y Olona intercambian ahora mensajes a través de los medios de comunicación.</strong> El presidente del partido no aclara si quiere buscar nuevo destino a quien fuera su diputada más famosa y la disidente deja correr todo tipo de rumores sobre sus planes en la política, incluido el de la escisión. <strong>Las encuestas de este mes</strong> se han apuntado además a los datos de las elecciones andaluzas para añadir incertidumbre a las expectativas de Vox. Todas <strong>apuntan a la baja para los de Abascal</strong> en la medida que consolidan una ventaja de entre 5 y 7 puntos del PP sobre el PSOE. <strong>El empuje de Feijóo en los sondeos como alternativa al gobierno de coalición socialcomunista de Pedro Sánchez diluye a la extrema derecha</strong> que hace tres años pudo haber tocado techo en las elecciones generales con un 15 por ciento de los votos sobre el que Vox aspiraba a dirigir la oposición y suplir al PP. Ahora Abascal se centra en que Olona no le rompa el partido y en evitar en las elecciones generales del próximo año un fracaso parecido al de las andaluzas.