Shavkat Mirziyoyev
Presidente de la República de Uzbekistán
La presidencia de Uzbekistán en la OCS se produjo en un período dinámico, muy agitado y que marca tendencias, un período de «ruptura histórica», en el que termina una época y comienza otra, aún imprevisible y desconocida.
El actual sistema de cooperación internacional, basado en principios y normas universales, está empezando a fallar de forma significativa. Una de las principales razones es la profunda crisis de confianza a nivel mundial, que a su vez provoca la confrontación geopolítica y corre el riesgo de que resurjan los estereotipos de la mentalidad de bloques. Este proceso de alienación mutua dificulta la recuperación de la economía mundial y el restablecimiento de las cadenas de suministro globales.
Los constantes conflictos armados en diferentes partes del mundo están desestabilizando los flujos de comercio e inversión y agravando los problemas de seguridad alimentaria y energética.
Al mismo tiempo, las perturbaciones climáticas mundiales, la creciente escasez de recursos naturales e hídricos, la disminución de la biodiversidad y la propagación de peligrosas enfermedades contagiosas han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de nuestras sociedades como nunca antes. Están erosionando los bienes comunes existenciales, amenazando los cimientos de los medios de vida de las personas y reduciendo las fuentes de ingresos.
En estas circunstancias, es evidente que ningún país puede esperar evitar o hacer frente a estos riesgos y desafíos globales por su cuenta.
Sólo hay una manera de salir de la peligrosa espiral de problemas en el mundo interconectado en el que vivimos hoy en día: mediante el diálogo constructivo y la cooperación multilateral basada en la consideración y el respeto de los intereses de todos. Precisamente en los momentos de crisis cuando los países grandes, medianos y pequeños deben dejar de lado sus estrechos intereses y centrarse en esta interacción, uniendo y multiplicando los esfuerzos y capacidades comunes para hacer frente a las amenazas y desafíos a la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible que nos afectan a cada uno.
Una interacción internacional eficaz contribuye a un mundo más sostenible, predecible y próspero. Este es el camino más realista, asequible e inmediato para resolver los problemas comunes de nuestro tiempo y una póliza de seguro universal contra los desafíos y choques que se avecinan.
Un modelo para el éxito de la cooperación regional
Las instituciones multilaterales son indispensables para una cooperación internacional que beneficie a todos. A pesar de algunas deficiencias, siguen siendo agentes cruciales de la cooperación interestatal, tanto a nivel regional como mundial. Las organizaciones internacionales y regionales ayudan a los países a superar las diferencias y mejorar el entendimiento mutuo, desarrollar la cooperación política y económica, ampliar el comercio y promover los intercambios culturales y humanitarios.
Estas son las metas y objetivos que persigue una de las instituciones multilaterales más jóvenes, la Organización de Cooperación de Shanghai. En esencia, se trata de una estructura interestatal única que ha conseguido unir a países con códigos culturales y de civilización diferentes, con directrices de política exterior propias y con modelos de desarrollo nacional. La OCS ha recorrido un largo camino en un periodo históricamente corto, convirtiéndose en parte integrante del orden político y económico mundial moderno.
Hoy en día, la familia de la OCS es la mayor organización regional del mundo, que une una vasta zona geográfica y cerca de la mitad de la población mundial.
El atractivo jurídico internacional de la OCS radica en su estatus de no alineada, su apertura, su ausencia de objetivos contra terceros países u organizaciones internacionales, su igualdad de derechos y el respeto a la soberanía de todos los participantes, absteniéndose de interferir en los asuntos internos, y evitando la confrontación política y la rivalidad por la confrontación.
La visión de éxito de la OCS es promover la cooperación multifacética a través de la seguridad regional.
En esencia, la Organización de Cooperación de Shanghai pretende ser un polo de atracción sin líneas divisorias en nombre de la paz, la cooperación y el progreso.
Por ello, el número de Estados dispuestos a unirse a las actividades de la OCS crece cada año, y es especialmente notable en el contexto de la transformación del actual sistema de relaciones internacionales y regionales.
El valor económico de la OCS se ve reforzado por la autosuficiencia de su espacio, que alberga las economías más dinámicas del mundo, con un enorme potencial humano, intelectual y tecnológico, y la disponibilidad de grandes recursos naturales, en gran parte sin explotar.
Actualmente, el PIB combinado de los Estados miembros de la OCS ha alcanzado aproximadamente una cuarta parte del total mundial. Se trata ya de una contribución muy sólida al desarrollo sostenible mundial por parte de una organización regional que acaba de cruzar su umbral de 20 años.
En un mundo de nuevos retos y oportunidades, la OCS tiene excelentes perspectivas de transformación y crecimiento, no sólo a través de la reposición cuantitativa, sino también mediante la apertura de nuevos vectores estratégicos. Entre ellos se encuentran el transporte y la conectividad, la energía, la seguridad alimentaria y medioambiental, la innovación, la transformación digital y la economía verde.
Presidencia de Uzbekistán: hacia el éxito común a través del desarrollo conjunto
La República de Uzbekistán, al asumir la misión responsable de la presidencia de la OCS, ha apostado por la estrategia de la Organización de superar el desarrollo abriendo nuevos horizontes de cooperación y desbloqueando las reservas sin explotar que posee cada uno de sus miembros.
Nuestro lema es «La OCS es fuerte si cada uno de nosotros es fuerte». Al ponerlo en práctica, hemos hecho serios esfuerzos para que la organización sea aún más fuerte por dentro y más atractivo para nuestros socios internacionales.
Más de ochenta eventos importantes durante el año dieron forma a una amplia agenda para la OCS, que va desde la mejora de la cooperación en materia de seguridad, el fortalecimiento del transporte y la conectividad económica y el posicionamiento de la Organización en la escena internacional, hasta la búsqueda de nuevas vías y puntos de desarrollo.
Todas estas prometedoras áreas de cooperación para la OCS en la nueva etapa de su desarrollo histórico se reflejan en más de treinta programas conceptuales, acuerdos y decisiones preparados durante nuestra presidencia.
Diré más. La presidencia de la OCS por parte de Uzbekistán es una continuación lógica de la política exterior activa y abierta llevada a cabo por nuestro país en los últimos seis años. Esta política se materializa principalmente en Asia Central, el núcleo geográfico de la OCS, donde se están produciendo procesos positivos e irreversibles de fortalecimiento de la buena vecindad y la cooperación.
Todos los Estados miembros de la OCS son nuestros vecinos más cercanos, amigos y socios estratégicos.
La presidencia en la OCS nos ha dado una buena oportunidad para seguir reforzando la cooperación multilateral y ampliar la cooperación bilateral con cada uno de ellos, estableciendo nuevos puntos de referencia para una asociación aún más profunda.
Estoy convencido de que es importante y necesario que la OCS comparta su historia de éxito con Afganistán. El país es una parte integral del espacio más amplio de la OCS. El pueblo afgano necesita ahora más que nunca buenos vecinos y su apoyo. Es nuestra obligación moral tenderles una mano, ofrecerles salidas efectivas de una crisis de larga duración promoviendo el crecimiento socioeconómico del país y su integración en los procesos de desarrollo regionales y globales.
Afganistán, que durante siglos ha desempeñado el papel de amortiguador entre las potencias mundiales y los centros de poder regionales, debería asumir una nueva misión de paz: la de conectar Asia Central y Asia del Sur.
La construcción del corredor transafgano podría convertirse en el símbolo de esa cooperación interregional mutuamente beneficiosa. También es importante comprender que al realizar proyectos de infraestructuras comunes, como el ferrocarril Termez-Mazar-e-Sharif-Kabul-Peshawar, no sólo estamos resolviendo problemas socioeconómicos y de comunicación de transporte, sino que también estamos haciendo una importante contribución a la seguridad regional.
Acercando nuestras posiciones, juntos podemos desarrollar una nueva agenda de la OCS para un Afganistán más pacífico, estable y próspero. Sólo así podremos crear un espacio de la OCS verdaderamente estable y sostenible con una seguridad indivisible.
El ‘espíritu de Samarcanda’: la expresión de la cooperación, la comprensión y la amistad
Tras una pausa de tres años por la pandemia que ha provocado una grave interrupción de los vínculos comerciales, económicos e industriales, los países y pueblos de la OCS necesitan comunicarse directamente.
La antigua ciudad de Samarcanda, la joya de la Gran Ruta de la Seda, está preparada para recibir a los líderes de catorce países con nuevas propuestas e iniciativas de avance diseñadas para servir al bien y a la prosperidad de la OCS y de cada uno de sus miembros.
No cabe duda de que esta legendaria ciudad pasará otra página en la historia de éxito de la OCS. El glorioso legado histórico de Samarcanda contribuirá a ello. Durante siglos, esta ciudad unía países desde Europa hasta China, conectando el Norte y el Sur, el Este y el Oeste.
Históricamente, Samarcanda ha sido un crisol de ideas y conocimientos, en el que se perseguía un objetivo común: vivir mejor, tener más éxito y ser más feliz. Y todo el mundo entendió que los vecinos amistosos son la mitad de tu riqueza, tú mismo eres una bendición para ellos, porque sabes que la cooperación, el comercio, la creatividad, la ciencia, el arte y las mejores ideas crean el bien, enriquecen y unen a los pueblos.
Estas cualidades únicas de Samarcanda, la ciudad que hoy cuenta con una infraestructura moderna y dinámica, la convierten en la plataforma más adecuada y solicitada para debatir conjuntamente, buscar y acordar respuestas adecuadas a los retos regionales y globales.
La integridad e interconexión de la humanidad es tal que la mayoría de los retos requieren un trabajo no sólo a nivel regional, sino también mundial.
Basándonos en la experiencia de nuestros muchos años de trabajo conjunto, confiamos en que la Cumbre de la OCS de Samarcanda sea un ejemplo de cómo puede iniciarse un nuevo diálogo inclusivo basado en los principios de respeto mutuo, confianza y cooperación constructiva para la seguridad y la prosperidad comunes.
Samarcanda podría ser la plataforma adecuada para unir y reconciliar a Estados con diferentes prioridades en materia de política exterior.
Históricamente, el mundo de Samarcanda se ha considerado unido e indivisible, no fragmentado. Esta es la esencia del fenómeno único, el «espíritu de Samarcanda», sobre cuya base puede construirse un formato fundamentalmente nuevo de interacción internacional, incluso en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghai.
En esencia, el «Espíritu de Samarcanda» está diseñado para complementar orgánicamente el propio «Espíritu de Shanghái» que hizo que nuestros países decidieran crear una nueva organización en demanda hace más de 20 años.
Por lo tanto, confiamos en que en Samarcanda seremos testigos del nacimiento de una nueva fase en la vida de la OCS, el reabastecimiento de la Organización y la configuración de su agenda futura, que es altamente simbólica.
Somos optimistas en cuanto a que las decisiones de la próxima Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai contribuirán a reforzar el diálogo, el entendimiento mutuo y la cooperación tanto a nivel regional como mundial.
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