Las decisiones de una empresa se rigen por diferentes factores sociales y económicos, que incluyen datos históricos y la situación de cada momento. Una inversión o las decisiones que se asumen cuentan con un margen de error en el que se contempla la posibilidad de que algo vaya mal.
Es la tolerancia al riesgo, entendida como el radio de dicho margen que una empresa puede tolerar. Es decir, hasta qué punto puede llegar en un movimiento económico, y por encima del cual la situación sería insostenible. Establecer este límite implica realizar un análisis previo y exhaustivo sobre la situación financiera de la compañía e incorporar, en este enfoque, el contexto social y económico, regional, nacional y global; a fin de obtener unos resultados acertados.
Si bien las estadísticas históricas de la última década de una empresa son bien conocidas por la misma, así como unas previsiones acertadas a corto plazo, hay otros factores que tienen un mayor porcentaje de error, pues no dependen del rendimiento o las decisiones que se producen en el seno de la compañía. Esta idea se puede apreciar con claridad en los últimos años, donde una pandemia mundial, inesperada para la mayoría de la población y el sector empresarial, el conflicto bélico en Ucrania o los síntomas de inestabilidad en algunas regiones en Sudamérica o Asia han alterado la configuración inicial. Los indicadores económicos no contemplaban estos riesgos y esto se ha traducido en un error de cálculo de muchas empresas, pues en el mundo actual tan globalizado, lo qué ocurre en un lugar del mundo puede afectar a miles de kilómetros de distancia.
Influencia global
La crisis inmobiliaria en Estados Unidos, confirmada en verano del 2022, y que ha sido uno de los principales motivos del inicio de una recesión técnica en el país, es otro de los factores de riesgo que han llegado con fuerza en el periodo actual. La información, en este caso, es más precisa en comparación con motivos sanitarios o bélicos, lo que no impide que sus consecuencias sean una incógnita para las industrias europeas. La tolerancia al riesgo de las grandes empresas debe haber incluido, en su estudio, este factor si se ha realizado con criterio y exactitud. La consecuencia directa en el mercado financiero europeo, quizá, no era tan previsible. La respuesta del Banco Central Europeo a esta situación ha sido la subida de los tipos de interés, que ha provocado un aumento notable en el precio de las hipotecas y los préstamos, en un periodo de tiempo de semanas. Pedir un préstamo en junio era el doble de caro que pedirlo en abril, pese a que la diferencia es mínima, de dos meses.
La tolerancia al riesgo de una empresa puede adelantarse o no a este tipo de condicionantes, pero en lo que no se puede quedar atrás es en la adaptación y adecuación de sus análisis de acuerdo con las transformaciones sociales y económicas que se producen en un contexto que está cambiando, en esta década, más de lo previsto.