Hasta el próximo 12 de agosto, el Instituto Cultural Rumano de Madrid organiza la exposición de pintura Silvania del Edén, de Flavius Lucăcel, cuya inauguración tiene lugar esta tarde a las 19 horas en la Galería del Instituto Cultural Rumano de Madrid (Plaza del Cordón, 1), en presencia del artista.
El proyecto de Flavius Lucăcel propone una ventana-espejo. Pero también un cuadro-ventana. Un espejo dramático, triste y alegre, de un mundo que solo existe en casa. Un mundo que, de hecho, ya no existe. Solamente en los recuerdos de unos ancianos olvidados por el mundo. Ni siquiera en «Alunișul Sălajului» tan querido del pintor. A través de esta ventana y este museo sentimental se puede mirar también desde fuera adentro, pero al parecer el artista invita a mirar desde dentro de la casa también. Para recordar el mundo modesto pero elevador del pueblo rumano, de los objetos caseros o ceremoniales con los cuales el campesino tuvo su paso por el mundo.
«He utilizado para estas obras toallas y alfombras tradicionales tejidas por las mujeres de mi pueblo Aluniș, Sălaj. Las ventanas, hechas por Gheorghe Sana del pueblo de Tihău, me han sido regaladas por su hijo, que las ha cuidado después de la demolición de su antigua casa natal. He recuperado también marcos de las ventanas de edificios monumentales de Cluj que están cambiando con ventanas modernas. Están hechas a finales del siglo XIX en los talleres de Budapest y la madera, las guarniciones y las uniones están intactas, seguramente sus fundadores han trabajado laboriosamente. Habiendo escapado de la preocupación de perder nuestras raíces, mi iniciativa es instar tímidamente a salvaguardar lo que ellos han conseguido», ha señalado Flavius Lucăcel.