<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Las elecciones autonómicas andaluzas del próximo 19 de junio se presentan tan mal para el PSOE que Pedro Sánchez, descontada la victoria del PP, se dedica a dar protagonismo a Vox para paliar los efectos de un previsible nuevo fracaso. La promoción pública de la extrema derecha y su principal candidata, Macarena Olona, para movilizar a la izquierda y frenar el ascenso de los populares ha sido ya el eje de la precampaña organizada desde la Presidencia del Gobierno.</strong></h4> <strong>Los socialistas sólo aspiran</strong> en su antiguo feudo electoral <strong>a que</strong> el presidente de la Junta de Andalucía, el popular<strong> Juan Manuel Moreno, tenga que pactar con Vox</strong> después de los comicios. La plana mayor del sanchismo repite el mismo mensaje que fracasó en las elecciones autonómicas de Madrid en mayo del pasado año y se conforma con el objetivo que se trazó para las de Castilla y León de este febrero: que el PP gobernara con la extrema derecha. Ambas citas se saldaron con severas derrotas de las que Sánchez intentó desentenderse con la réplica repetida por sus portavoces de que “Madrid no es España” y Castilla y León, tampoco mucho. Se amparaban en el hecho de que ambas regiones llevan décadas abonadas a gobiernos de “la derecha”. <strong>Para los comicios andaluces las perspectivas que ofrecen los sondeos para el PSOE son las mismas que en los dos fracasos del último año,</strong> pero con el agravante de celebrarse en circunscripciones históricamente propicias para el partido que dirige Sánchez. Se trata de la región más poblada de España (8,5 millones de habitantes) y hasta ahora primer granero de votos y diputados del PSOE. Uno de cada cinco parlamentarios nacionales de los socialistas, en el Congreso y en el Senado, procede de Andalucía. El Partido Popular, con Juan Manuel Moreno al frente, se hizo con la Presidencia de la Junta autonómica en los comicios de diciembre de 2018 y puso fin entonces a 36 años de gobiernos regionales del PSOE. Los socialistas habían estado en el poder ininterrumpidamente desde el alumbramiento mismo del nuevo Estado de las autonomías que trajo la Constitución de 1978. La coalición de centro derecha de Moreno (PP más Ciudadanos) logró ese cambio al frente del gobierno andaluz que todas las encuestas dan ahora por consolidado en contra de los intereses de Sánchez, aunque con otros condicionantes: el derrumbe de Cs y el ascenso de Vox. El PSOE no levanta cabeza en intención de voto y está segundo tras los populares, que recogen en su ascenso a casi todo el electorado de Ciudadanos. <strong>La subida de la extrema derecha era la última esperanza de los socialistas</strong> por si se acercaba al PP hasta cuestionar su hegemonía, <strong>pero los sondeos apuntan que, en cualquier caso, la izquierda no tendrá margen para sumar más que el bloque compuesto por el PSOE y las distintas marcas de la extrema izquierda andaluza (Podemos y sus escisiones), todas a la baja.</strong> A Sánchez le queda ahora la campaña que empieza el próximo fin de semana para movilizar al electorado de izquierdas con el mensaje del miedo a la entrada de Vox en un próximo gobierno de Moreno, discurso que ya ha puesto en marcha. De momento, la fracasada operación para dejar fuera de las listas a la candidata del partido de Santiago Abascal con la denuncia de que Olona se presenta sin tener domicilio en la región ha dado todo el protagonismo a la diputada de Vox. El jefe del Ejecutivo reitera guion y lo adereza esta vez con la repesca de casos de corrupción del PP en la etapa de sus anteriores presidentes. Y así lo han decidido en La Moncloa, pese a celebrarse los comicios en la comunidad de los mayores escándalos de corrupción de los socialistas como el de los ERE. Dos ex presidentes del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, están condenados y pendientes de entrar en prisión por el caso. Sánchez, casi desaparecido en las campañas electorales de Madrid y Castilla y León, se volcará en esta para sacar al menos adelante su mensaje del miedo a que viene la extrema derecha, que es el que le interesa con la vista puesta en las elecciones generales de 2023.