Hoy y los próximos viernes 20 y sábado 21 de mayo, el Teatro Real de Madrid ofrecerá cuatro funciones del ballet clásico Giselle (foto © Alba Muriel), interpretado por la Compañía Nacional de Danza, en la versión coreográfica de su director, Joaquín de Luz, inspirada en el romanticismo español y en la poesía de Bécquer.
Sin abandonar los elementos que han hecho de esta obra una de las cumbres del ballet clásico, la concepción de Joaquín de Luz recoge también la escuela bolera y las tradiciones españolas, y construye una Giselle más humana, más tangible, apoyada en la dramaturgia de Borja Ortiz de Gondra, que la dota de mayor contenido argumental, sin desvirtuar la esencia de la historia romántica que todos conocemos.
La narración transcurre en una aldea de la Sierra del Moncayo, imaginada por la escenógrafa Ana Garay junto a los bellos figurines de la diseñadora Rosa García Andújar y la iluminación de Pedro Chamizo. Juntos trasladan al espectador a un lugar en el que bucólicos campesinos, jóvenes enamoradas y apuestos galanes, acompañan hasta el bosque nocturno donde habitan las wilis, esos espíritus de muchachas muertas antes de casarse, mientras las voces del viento susurran versos del poeta español.
Las funciones contarán con la presencia de la bailarina ucraniana Katja Khaniukova, Primera Solista del English National Ballet, como invitada especial en las funciones del día 20 y del 21 (a las 21.00 horas), en la que dará vida a la protagonista junto a Joaquín de Luz y Alessandro Riga, respectivamente.