<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4></h4> <h4><strong>El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajará mañana a Rabat, respondiendo a la invitación que le formuló hace días el Rey de Marruecos para escenificar la recomposición de las relaciones bilaterales, deterioradas tras el ’caso Ghali’.</strong></h4> Mohamed VI tendrá con Sánchez la deferencia de<strong> invitarle a compartir el “Iftar”</strong>, la cena con la que los musulmanes rompen el ayuno del Ramadán mantenido durante toda la jornada. Así lo confirmó ayer <strong>el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares</strong>, que acompañará al jefe del Ejecutivo, en un viaje que se prolongará hasta el viernes. Albares canceló el desplazamiento que iba a hacer a Rabat el pasado día 1, porque horas antes, Mohamed VI decidió que deseaba que en la escenificación de la nueva etapa de las relaciones estuviera presente Pedro Sánchez, quien el 14 de marzo le había enviado una carta, expresando su apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos para el Sáhara Occidental. El monarca alauí está muy satisfecho con el giro dado por el Gobierno español, aceptando sus demandas y quiere darle el mayor realce posible. Recibirá a Sánchez, en pleno Ramadán, un periodo en el que suele haber pocas visitas oficiales, y después compartirá con él el “iftar”. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de ayer, Albares consideró la invitación a romper el ayuno, como “un gesto de amistad que supone por parte de Mohamed VI, ya que se trata de un momento en el que se reúnen familiares y personas cercanas”. El encuentro del próximo jueves será el segundo que mantengan Sánchez y Mohamed VI, que ya se vieron en Rabat el 19 de noviembre de 2018 en la primera visita oficial a Marruecos que hizo el presidente del Gobierno. Estaba previsto que el 17 de diciembre de 2020 se celebrará una cumbre bilateral que fue suspendida días antes alegando razones de seguridad sanitaria por la pandemia de coronavirus. En abril del pasado año, la decisión de España de acoger en un hospital por razones humanitarias al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, provocó la reacción de Marruecos, que llamó a consultas a su embajadora en Madrid y facilitó la llegada masiva de inmigrantes a través de Ceuta y Melilla. Sólo la carta de Sánchez en la que calificaba el plan de autonomía marroquí para el Sahara como “la base más seria, creíble y realista” para la solución del contencioso, fue aceptada por Rabat para dar por terminada la crisis diplomática. La decisión del Gobierno, sin embargo, obtuvo el rechazo de todos los grupos políticos parlamentarios en España, incluidos los socios y aliado de Sánchez. Y, sobre todo, provocó la reacción de Argelia, que, de inmediato, llamó a consultas a su embajador y ha apuntado la posibilidad de una subida en los precios del gas que suministra a España. Ayer, Albares quiso lanzar un mensaje de tranquilidad sobre esa posible subida de precios del gas, afirmando que “Argelia siempre ha cumplido sus contratos”. El ministro hizo hincapié en que esos contratos son privados, suscritos por la compañía española Naturgy y la argelina Sonatrach, pero insistió en que el país magrebí "es un socio estratégico y ha sido siempre un suministrador fiable" de gas, con un “respeto escrupuloso" a los compromisos adquiridos. Albares recordó que España coopera con Argelia en otros ámbitos más allá del energético, como el de la seguridad. Actualmente, España importa el 25% de su gas a través de Argelia, una cifra que ha ido descendiendo durante los últimos meses desde que el 1 de noviembre se cerrase el gasoducto Magreb-Europa. La mayor parte de las importaciones españolas llegan a través del gasoducto Medgaz, aunque un porcentaje creciente lo hace a través de buques de gas natural licuado.