<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Desbordado por las consecuencias de la escalada de precios, en especial la de la luz desde el pasado verano y en las últimas semanas agravada por la de los combustibles, Pedro Sánchez se anima esta semana a tomar medidas. Será el último presidente de Gobierno de un país de la Unión Europea en hacerlo y entra en la materia cerrado en banda a cualquier rebaja de impuestos como las aplicadas en el resto de la UE. </strong></h4> El jefe del Ejecutivo tiene por delante tres días con acuerdos de Consejo de Ministros y explicaciones en el Congreso que serán claves para <strong>recuperar la iniciativa perdida y la estabilidad de su gabinete</strong> cuestionada hasta por sus socios fijos de Podemos y sus aliados independentistas. Empeñado en ganar tiempo y retrasar cualquier decisión a la espera de que la Unión Europea le diera hecha y a la medida una reforma del sistema de precios de la energía, <strong>Sánchez se ha tenido que conformar con un permiso tutelado por la UE</strong> para actuar en el mercado nacional que ya podía haber explorado desde el pasado 8 de marzo. La llamada “excepcionalidad ibérica” que invoca como gran éxito personal tiene de novedad que incluye a Portugal e incluye la advertencia de que <strong>supone aplazar otro mes cualquier bajada efectiva del precio de la luz para los consumidores.</strong> El presidente del Gobierno tiene este lunes una primera cita para empezar a vender su respuesta a la amenaza de recesión económica que conlleva la invasión de Ucrania. Será ante <strong>un foro empresarial, en el tercer encuentro de 'Generación de Oportunidades'</strong> que organiza <em>Europa Pres</em>s, al que acuden consejeros y presidentes de las principales compañías y bancos de España. La inflación por encima del 7 por ciento (la más alta de la UE), los precios de la energía disparados, más las crisis del transporte, del sector agrícola y del ganadero venían de antes, pero ni antes ni después de que Putin se lanzara sobre el país vecino supo Sánchez reaccionar. Ahora, quiere promocionar un<strong> “plan nacional de respuesta a las consecuencias económicas de la guerra”</strong> que será aprobado en el Consejo de Ministros del martes y del que se espera adelante algún detalle concreto ante los empresarios. El <strong>mes de parálisis acumulado en la respuesta al deterioro de la situación</strong> propició tal descontento entre los <strong>transportistas autónomos</strong> que ni siquiera el acuerdo alcanzado con las patronales del sector el pasado viernes ha servido para acabar con la huelga y los problemas derivados en la distribución de todo tipo de productos. Sánchez pretendía arrancar la semana con ese frente resuelto, pero el empecinamiento del Ejecutivo en no reunirse con los autónomos, e incluso acusarlos de servir a la extrema derecha, ha impedido resolver el conflicto. El acuerdo con las patronales del transporte, al incluir ayudas y descuentos en la compra de combustibles, será incluido en el plan general que aprobará el Consejo de Ministros. Y las mismas ventajas esperan ahora agricultores, ganaderos y pescadores en pie de guerra, al quedarse sin margen de beneficio para mantener sus explotaciones o hacerse a la mar entre otros factores por el precio del gasoil. En el decreto irá también la <strong>fórmula para intervenir el precio del gas que idea el Ejecutivo para propiciar la rebaja de la luz.</strong> Para el miércoles en el Congreso, Sánchez ha accedido a dar explicaciones sobre la respuesta a la crisis económica, o sus retrasos en tomar medidas. De paso, ha admitido hablar en la misma sesión, pero no en una reunión monográfica como pedían la oposición y algunos de sus aliados, de su <strong>giro en la política exterior: el respaldo a la anexión del antiguo Sáhara español por Marruecos, aunque con algún estatuto de autonomía.</strong> Si en la política económica el dirigente socialista <strong>comparte con el sector comunista del gabinete la misma aversión a bajar impuestos</strong>, <strong>en la cesión ante Mohamed VI no encuentra más que críticas.</strong> El presidente del Ejecutivo no consultó el cambio de la posición oficial española en la materia con nadie, ni con sus socios de extrema izquierda y separatistas ni con el PP como partido de Gobierno, y se presentará en el Congreso solo, sin más apoyos que los 120 diputados del PSOE en la Cámara compuesta por 350 miembros. <strong>Sánchez se juega en esos tres exámenes de esta semana, ante los empresarios, los sectores más agobiados por los precios de la energía y sus propios aliados, una estabilidad</strong> en el poder que parecía tener garantizada antes de que la guerra de Ucrania dejara evidencia de su falta de impulso e ideas.