<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El giro dado por Pedro Sánchez en la posición de España sobre las reclamaciones de Marruecos en relación con el Sáhara Occidental ha abierto un nuevo frente de discrepancias en el seno del Ejecutivo de coalición, aunque, por ahora, no parece que esas diferencias con Unidas Podemos vayan a provocar una ruptura del Gobierno.</strong></h4> El malestar de los podemitas por el anuncio de Moncloa de calificar el plan de autonomía propuesto por Rabat para la antigua colonia española como “la base más seria, realista y creíble” para lograr una solución al contencioso, fue ratificado ayer por la vicepresidenta segunda,<strong> Yolanda Díaz</strong>, quien <strong>acusó a Sánchez de “incoherente” y de haber actuado con una “enorme opacidad”</strong>, por no haber dado explicaciones ni haber contado con su socio de Gobierno. Yolanda Díaz se había desmarcado de otros miembros de su formación al apoyar el envío de armas por parte de España a Ucrania, pero en esta ocasión ha cerrado fila con otras sensibilidades de Unidas Podemos, echando en cara a Sánchez, tanto su decisión como l<strong>as formas “incorrectas”</strong> con las que la ha tomado. La vicepresidenta cree que una cuestión de fondo, como es la postura de España, sobre el Sáhara, tiene que ser compartida en un gobierno de coalición. Además, recordó a Sánchez que hay que cumplir las resoluciones de Naciones Unidas y no desmarcarse de ellas. De todos modos, <strong>Unidas Podemos no tiene intención de romper el gobierno de coalición</strong> que mantiene con el PSOE y no cree que ello suponga una falta de coherencia por su parte. En su opinión favorecer esa ruptura <strong>sería, en estos momentos, una “gran irresponsabilidad”.</strong> Ante la tesitura de seguir <strong>aceptando las decisiones unilaterales que adopta Sánchez y que incluyen un cierto grado de humillación</strong> hacia sus socios y romper el Gobierno de coalición y provocar el adelanto electoral, Unidas Podemos parece haber optado por lo primero. En cualquier caso, cualquiera de las dos opciones puede resultar peligrosa para la formación morada, porque, si en estos momentos, los sondeos electorales no les presentan un panorama halagüeño, seguir en un Gobierno que adopta medidas que no respalda su electorado de izquierdas, puede pasarles también factura en el futuro. Mientras, <strong>en el PSOE se maneja un argumentario</strong>, al que tuvo acceso<em> The Diplomat</em>, que insiste en que, en realidad <strong>no ha habido ningún giro en la posición de España</strong>, porque ya en 2008, marcó esa línea el entonces presidente del Gobierno <strong>José Luis Rodríguez Zapatero</strong>, y asegura que “en las declaraciones de las Reuniones de Alto Nivel España-Marruecos de 2008, 2012 y 2015 se habla expresamente de que, España saluda los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos”. Lo cierto es que <strong>nunca, hasta ahora, un Gobierno español, de ningún signo, había dado un respaldo tan claro al plan marroquí de autonomía</strong> para el Sáhara Occidental y que, además, ese apoyo se produce después de que Rabat haya pasado varios meses presionando a España con la retirada de su embajadora y, sobre todo, con una de sus armas favoritas, que es facilitar el aumento de los flujos migratorios hacia territorio español. Tal vez por ello, el argumentario del PSOE insiste en afirmar que “a ninguna fuerza política española le debería parecer mal un acuerdo con nuestro vecino marroquí para <strong>garantizar integridad territorial, incluyendo Ceuta y Melilla, y la soberanía de España y la estabilidad, la seguridad y la prosperidad de ambos países”.</strong> Ayer, desde Bruselas, cuando se le preguntó al <strong>ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares,</strong> por qué se había tomado la decisión en este momento, contestó: <strong>"Siempre es un buen momento para alcanzar un acuerdo que garantiza la integridad territorial de España, la soberanía de España, la prosperidad, la estabilidad, la gestión de los flujos migratorios irregulares, la cooperación en la lucha contra el terrorismo, los intereses comerciales..."</strong> <h5></h5> <h5><strong>Comparecencias en el Congreso</strong></h5> Los socialistas tienen también argumentos para la forma en que ha actuado Sánchez, sin comunicar su decisión ni siquiera a sus socios de Gobierno. “La diplomacia requiere tiempo y mucha discreción”, afirman, al tiempo que anuncian que <strong>el ministro de Asuntos Exteriores pedirá comparecer a petición propia en la Comisión correspondiente del Congreso de los Diputados</strong> “para explicar la nueva etapa de relaciones con Marruecos”. De hecho, <strong>Albares solicitó ayer esa comparecencia, que podría tener lugar mañana, miércoles.</strong> El Gobierno intenta así que no sea el presidente quien dé esas explicaciones cómo piden todos los grupos de la oposición e incluso algunas de las formaciones que dieron su apoyo parlamentario a Sánchez. Pero <strong>el hecho de que todos los partidos a un lado y otro de la Cámara quieran que comparezca en el Pleno, puede hacer que tengan mayoría suficiente para forzar que lo haga el día 30 de marzo,</strong> en una sesión en la que dé cuenta también de la reunión del Consejo Europeo de esta semana. Lo que sí hará con seguridad <strong>Sánchez</strong>, según anunciaron ayer fuentes gubernamentales es<strong> visitar mañana, miércoles, Ceuta y Melilla.</strong> Allí será recibido por los presidentes de las ciudades autónomas, Juan José Vivas (PP) y Eduardo de Castro (Grupo Mixto), que acogieron con satisfacción la decisión adoptada por el Gobierno. <strong>Malestar de Argelia</strong> Mientras, <strong>la vicepresidenta primera, Nadia Calviño</strong>, subrayó ayer, ante las críticas de Unidas Podemos, que la política exterior es competencia del presidente y es él quien determina cuál tiene que ser la orientación de "todo el Gobierno". Además, insistió en que <strong>Argelia va a seguir proporcionando a España estabilidad en el suministro del gas</strong>, pese a que el Gobierno argelino haya reaccionado al giro dado por Sánchez llamando a consultas a su embajador en Madrid. El presidente de la Asamblea Nacional argelina, Brahim Bughali, criticó ayer el "vil chantaje" marroquí que ha propiciado en su opinión el cambio de postura de España con respecto al Sáhara Occidental, un giro que le ha provocado "estupor". Ante los periodistas <strong>Albares</strong> dijo ayer que el Gobierno respecta la decisión de Argel de llamar a consultas a su embajador y<strong> no aclaró si ha hablado con el ministro argelino de Asuntos Exteriores, alegando que "la diplomacia requiere de discreción".</strong> En sus respuestas<strong> dio a entender que no hubo un aviso previo a Argel del cambio de postura,</strong> cuando afirmó que<strong> "las comunicaciones entre España y Marruecos son comunicaciones bilaterales entre España y Marruecos exclusivamente".</strong> <strong>Albares se reunió en Bruselas con el enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura</strong>, a quien reiteró el respaldo español a sus esfuerzos de mediación entre Marruecos y el Frente Polisario. Según dio a conocer, el ministro en su cuenta de Twitter, le transmitió "el apoyo de España a su labor para alcanzar una solución mutuamente aceptable en el marco de Naciones Unidas”. Fuentes de Naciones Unidas consultadas por <em>Europa Press</em> señalaron que De Mistura “ha tomado buena nota” de ese apoyo de España a su mediación en el Sáhara Occidental y en favor de un consenso y que, "en el contexto de los recientes anuncios de España sobre sus relaciones con Marruecos" Albares le trasladó que nuestro país sigue apostando por la mediación internacional "en línea" con las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En particular, la ONU aludió a la resolución 2602 aprobada el año pasado y que exhorta a las partes a reanudar las conversaciones "sin condiciones previas y de buena fe", con el objetivo de lograr "una solución política justa, duradera y aceptable" que "prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental".