<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inició ayer “una nueva etapa” en las relaciones con Marruecos</strong> <strong>con el reconocimiento del plan de autonomía para el Sáhara Occidental como “la base más realista” para solucionar el conflicto. Esta decisión, que podría abrir una nueva brecha en el Gobierno de coalición, fue ampliamente elogiada por Rabat y denunciada por el Frente Polisario. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunció que viajará a Marruecos “antes del 2 de abril” para preparar una visita de Sánchez y que ha pedido una comparecencia “urgente” ante el Congreso, al tiempo que aseguró que el cambio de rumbo no afectará a las relaciones con Argelia.</strong></h4> La noticia saltó ayer después de que la Casa Real de Marruecos publicara <strong>una carta enviada por Pedro Sánchez al Rey Mohamed VI</strong> en la que reconocía “la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos”, destacaba “los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable” y aseguraba que <strong>el plan de autonomía propuesto por Rabat en 2007 constituye “la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa”.</strong> “España actuará con la absoluta transparencia que corresponde a un gran amigo y aliado”, proseguía la carta, que reiteraba la “determinación” del Gobierno español “para afrontar juntos los desafíos comunes, especialmente la cooperación de la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, con espíritu de total cooperación”. Tras la publicación de esta carta, el <strong>Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos emitió un comunicado en el que elogió “las posiciones positivas y los compromisos constructivos de España sobre la cuestión del Sáhara marroquí” </strong>y afirmó que los términos de la carta de Sánchez al Rey “permiten vislumbrar una hoja de ruta clara y ambiciosa para inscribir, a largo plazo, la asociación bilateral en el marco de las nuevas bases”. Posteriormente, <strong>el propio Gobierno español emitió un comunicado en el que anunciaba el comienzo de “una nueva etapa de la relación con Marruecos basada en el respeto mutuo, el cumplimiento de los acuerdos, la ausencia de acciones unilaterales y la transparencia y comunicación permanente”</strong>. “Esta nueva etapa se desarrollará, tal y como indican los comunicados del Gobierno de Marruecos, en una hoja de ruta clara y ambiciosa, todo ello para garantizar la estabilidad, <strong>la soberanía, la integridad territorial </strong>y la prosperidad de nuestros dos países”, prosigue. <h5><strong>Albares: “Argelia es un socio fiable”</strong></h5> Por su parte, <strong>José Manuel Albares ofreció una rueda de prensa desde Barcelona en la que confirmó que “España considera que la iniciativa de autonomía de 2007 es la base más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo”</strong>. Asimismo, anunció que él mismo se trasladará a Rabat “antes del próximo 2 de abril” para preparar un posterior viaje de Pedro. Sánchez en el que se desarrollará “la hoja de ruta de la nueva etapa” e informó de que había solicitado su comparecencia, “a petición propia y de manera urgente”, ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados para explicar este tema. Albares aseguró también que no le preocupaban los posibles efectos negativos de esta decisión en <strong>las relaciones entre España y Argelia</strong> (un importante rival de Marruecos a causa, precisamente, por su postura favorable a la independencia del Sáhara Occidental), unas relaciones especialmente importantes para el suministro de gas en el actual contexto de guerra entre Rusia y Ucrania. “Argelia es un socio fiable, un socio estratégico y un amigo de España y lo ha demostrado repetidas veces”, aseguró Albares, quien no precisó si se había informado de este cambio de rumbo a Argel: “La diplomacia requiere discreción, pero mantengo una comunicación muy fluida con mi homólogo, Ramtane Lamamra”. Aparte, el ministro quitó importancia a las diferencias que ayer mismo empezaron a surgir en el seno del Gobierno de coalición a causa de la decisión de Sánchez. “Los matices entre miembros de un mismo gobierno son normales en democracia, en un gobierno de coalición e incluso en un gobierno monocolor”, afirmó. <strong>“Hay unidad total en el seno del Gobierno en defender los intereses de los españoles en tiempos tan convulsos como éstos”</strong>, aseguró. De hecho, el cambio de rumbo por parte de Sánchez ya ha generado una nueva brecha en el Gobierno de coalición. <strong>La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz</strong>, declaró ayer que la resolución del conflicto sobre el Sáhara Occidental debe “pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui”, <strong>la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra</strong>, reclamó una ·solución política justa, duradera y aceptable para todas las partes” que “prevea la libre determinación del pueblo saharaui”, y <strong>el coordinador federal de IU y ministro de Consumo, Alberto Garzón</strong>, declaró que el pueblo saharaui “tiene derecho a expresar cómo quiere que sea su futuro mediante un referéndum libre, como desde 1995 estableció el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”. Por su parte, el <strong>PP </strong>calificó de “intolerable que este cambio de una posición política de consenso tradicional, indudablemente una política de Estado, con 47 años de antigüedad, se haga sin informar al principal partido de la oposición, lo que pone en evidencia cuál es la forma en la que Pedro Sánchez entiende 'la política de Estado”. <h5><strong>La cuestión saharaui en la crisis diplomática de 2021</strong></h5> <strong>El reconocimiento del plan de autonomía e, implícitamente, de la posible soberanía marroquí sobre la antigua colonia española se había convertido en la principal línea roja de Rabat para reconducir las relaciones diplomáticas con España</strong>. Hasta la fecha, el actual Gobierno español se había limitado a defender la búsqueda de una “solución política mutuamente aceptable para las partes y en el marco de la ONU” y a apoyar, en este sentido, la labor del nuevo enviado de la ONU para el Sáhara, Staffan de Mistura. Por ello, el nuevo gesto de Pedro Sánchez debería ser un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, muy deterioradas desde hace casi año a causa de la acogida en España, por motivos humanitarios, del líder del Frente Polisario, <strong>Brahim Ghali</strong>, que fue respondida por Marruecos con una invasión masiva de migrantes en Ceuta forzada por las autoridades marroquíes y con la llamada a consultas, en mayo, de su embajadora en Madrid, <strong>Karima Benyaich</strong>, quien no ha regresado todavía a España. A todo esto, España y Marruecos siguen pendientes de una Reunión de Alto Nivel (RAN) inicialmente prevista para mediados de diciembre de 2020 y que se ha ido aplazando por la pandemia de COVID-19 y por la ausencia de la embajadora. El tira y afloja entre Marruecos y España en torno al asunto saharaui se tensó especialmente tras la decisión del anterior presidente de Estados Unidos, <strong>Donald Trump</strong>, de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Para complicar aún más el panorama, el Gobierno marroquí informó el pasado 5 de enero de que <strong>el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier</strong>, había enviado una carta a Mohamed VI en la que defendía el plan de autonomía porque lo consideraba una “buena base” para resolver el conflicto. Tras este cambio de rumbo por parte de Berlín (cuyas relaciones con Rabat también habían pasado por un fuerte deterioro a causa de la cuestión saharaui), el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita, y su homóloga alemana, Annalena Baerbock, acordaron el pasado 16 de febrero el inicio de un “nuevo diálogo para superar sus malentendidos y profundizar en sus relaciones bilaterales”. <h5><strong>Frente Polisario</strong></h5> Quien no se ha mostrado precisamente satisfecho con la nueva postura española es <strong>el Frente Polisario, cuyo delegado en España, Abdulah Arabi, denunció ayer, en declaraciones a Europa Press, que el Gobierno de Sánchez había sucumbido “ante la presión y el chantaje”</strong> de Marruecos como “peaje” para reconducir las relaciones diplomáticas. Según Arabi, España lleva años “intentando agradar constantemente a Marruecos” y jugando con una “ambigüedad” que no le corresponde como “potencia administradora” de un territorio pendiente de descolonización. “España tiene una responsabilidad política y jurídica” y la defensa de la autonomía “se contradice enormemente con su responsabilidad”, advirtió Arabi, para quien la nueva postura del Gobierno español pone en evidencia su “hipocresía” cuando habla de “defender la legalidad internacional”. Según el representante saharaui, el plan de autonomía “es una opción, pero no es la solución" y, por ello, es necesario que se convoque referéndum de autodeterminación porque “la solución tiene que basarse en la elección del pueblo saharaui”.