<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>Representantes de las principales asociaciones de diplomáticos y familiares de funcionarios en el exterior reclamaron la pasada semana al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que se adopten medidas que mejoren la situación de los trabajadores del Servicio Exterior y sus familias.</strong></h4> Albares mantuvo el lunes pasado un encuentro con <strong>directivos de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), de la Asociación de Mujeres Diplomáticas de España (AMDE) y de la Asociación de Familiares de la Asociación de Familias de Diplomáticos y Funcionarios del Servicio exterior (AFD</strong>). En la reunión participaron también <strong>el subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Luis Cuesta, y la directora general del Servicio exterior, Hilda Jiménez.</strong> Según pudo saber <em>The Diplomat</em> de fuentes diplomáticas, la conversación giró en torno a las demandas planteadas por las asociaciones en una carta que hicieron llegar al ministro, sobre cuestiones relacionadas con<strong> el bienestar y la protección de los trabajadores del Servicio Exterior y sus familias.</strong> Aunque el ministro, por pertenecer a la Carrera Diplomática, conoce la mayoría de esas reivindicaciones, los representantes de las asociaciones insistieron en reclamar que se vean satisfechas y le pidieron que, en su interlocución con otros Ministerios, procure<strong> desterrar los tópicos que consideran a los diplomáticos como un cuerpo de funcionarios privilegiado</strong> en relación con otros. Así, pudieron de relieve, según las mismas fuentes, que los diplomáticos, especialmente <strong>si se desplazan al exterior con familia</strong>, se ven obligados a asumir unos <strong>gastos extraordinarios que no se ven compensados</strong> con los complementos que le son asignados. Entre otras cosas, reclaman una <strong>mejora de las ayudas escolares</strong> para los hijos,<strong> cobertura sanitaria adecuadas para cónyuges o parejas</strong> y mayores <strong>facilidades para que estos puedan encontrar trabajo en los países de destino.</strong> Una de las peticiones que vienen haciendo desde hace tiempo es <strong>que se recupere el llamado “viaje de arraigo”</strong>, destinado a que las familias de los diplomáticos destinados en el extranjero no pierdan el contacto con España. El viaje fue<strong> instituido hace décadas</strong>, cuando era ministro de Asuntos Exteriores Gregorio López Bravo, y <strong>permitía al diplomático y a su familia volver cada dos años a España en un desplazamiento que era financiado por el Ministerio</strong> y que solía producirse con motivo de las vacaciones. <strong>En 2005, siendo ministro Miguel Ángel Moratinos, el “viaje de arraigo” pasó a ser financiado una vez al año</strong>, decisión que, lógicamente, fue muy bien acogida por los diplomáticos. Sin embargo, <strong>en 2012, la crisis económica llevó al entonces ministro, José Manuel García-Margallo, a suprimir totalmente ese beneficio</strong>, de forma que cuando los diplomáticos quieren volver a España con sus familias han de hacerlo pagando los billetes de su propio bolsillo, lo que, en algunos casos, dadas las distancias, puede resultar muy costoso. Las fuentes consultadas por <em>The Diplomat</em> indicaron que <strong>Albares les informó de que se ha hecho ya un estudio sobre el impacto presupuestario que tendría reactivar ese beneficio,</strong> con vistas a los Presupuestos Generales de 2023, y que les dio a entender que <strong>hay buenas perspectivas de que se recupere el “viaje de arraigo”</strong>, aunque solamente cada dos años, es decir en su versión inicial. De esta forma, España dejaría de ser, junto con Grecia, el único país de la Unión Europea que no tiene establecida la financiación de ese viaje para los diplomáticos y sus familias. Los representantes de las asociaciones agradecieron al ministro esta noticia, pero <strong>salieron de la reunión menos esperanzados en relación con otras demandas, como las de las indemnizaciones pro educación,</strong> porque, según les comentó Albares, el asunto depende del parecer de otros Ministerios, fundamentalmente el de Hacienda, y reconoció la existencia de prejuicios hacia los miembros de la Carrera Diplomática. Los diplomáticos insistieron, según las citadas fuentes, en pedirle que se recuerde que en el Servicio Exterior español trabajan comparativamente muchos menos funcionarios (diplomáticos y no diplomáticos) que en otros países de la UE, a pesar de contar España con un potente despliegue diplomático y consular. Subrayaron, asimismo, que el coste-eficiencia y el esfuerzo de los funcionarios españoles es extraordinario y por eso no entienden que sus condiciones y las de sus familiares sean comparativamente peores que las de funcionarios de otros Servicios Exteriores. Y añadieron, en cuanto a sus retribuciones en los servicios centrales, que son inferiores a las que perciben los funcionarios de otros Ministerios.