<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró ayer en el Congreso de los Diputados que España “no tiene nada que ocultar” respecto a la venta de armas a Turquía.</strong></h4> Albares respondió en la sesión de control del Pleno del Congreso de los Diputados a <strong>una pregunta de la diputada de Junts per Catalunya, Miriam Nogueras</strong>, sobre la petición de información hecha por el Servicio Europeo de Acción Exterior a España (SEAE) acerca de la venta de armas a Turquía. Nogueras recordó al ministro que hay una serie de condiciones para llevar a cabo esas operaciones. En su respuesta, el ministro indicó que la decisión de conceder licencias de exportación de material de defensa <strong>corresponde a cada Estado miembro de la UE</strong>. Añadió que en España hay una Junta Interministerial encargada de tomar la decisión en cada caso. Asimismo, recordó que <strong>los criterios de evaluación para la concesión de esas licencias, "son comunes a todos los estados miembro</strong>" y España tiene incorporada a su regulación todas las normas pertinentes. Albares señalo que, en consecuencia, el Gobierno contestará al SEAE "cada vez que sea necesario" porque <strong>"España no tiene nada que ocultar en estas operacione</strong>s, que se controlan según criterios comunes". Por último, el ministro subrayó que <strong>España mantiene una "muy buena relación con Turquía"</strong>, igual que la hay con otros países del Mediterráneo como Grecia y Chipre, y añadió que esa relación es así, por tres motivos: <strong>“Turquía es un país que aspira a entrar en la UE, es un país mediterráneo igual que España y somos miembros conjuntos de la OTAN, donde hay una cooperación en materia de defensa”.</strong> La cooperación militar con Turquía en materia de defensa, y el anunció de un aumento de la misma durante la cumbre hispano-turca celebrada el pasado 17 de noviembre en Ankara, provocó el malestar en el Gobierno griego que llegó a convocar al embajador español en Atenas para expresar su malestar. Para aclarar estos recelos, Albares efectuó a mediados de diciembre una gira por Grecia y Chipre en el curso de la cual el ministro de Asuntos Exteriores griego, Nikos Dendias, expresó su “preocupación” por la “cooperación militar de España con Turquía”. Grecia y Chipre mantienen una tensa relación de vecindad con Turquía -agravada con las recientes prospecciones de gas en el Mediterráneo Oriental- y consideran una especie de traición que España, un país socio en la Unión Europea, tenga vinculaciones tan estrechas en materia militar con un Gobierno como el de Ankara. Los griegos querrían que España les mostrara un apoyo más firme, como han hecho otros países europeos, principalmente Francia. El otro gran punto de fricción es la “cuestión de Chipre”. El país está dividido desde 1974 entre una autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, únicamente reconocida por Ankara, y la República de Chipre, una entidad mayoritariamente greco-chipriota, con capital en Nicosia, que sí cuenta con reconocimiento internacional e incluso figura como Estado miembro de la UE.