<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> El diplomático<strong> Juan González-Barba</strong> acaba de publicar una <strong>nueva novela, que lleva el título de “Seguiriya sudanesas”</strong> y que está a<strong>mbientada en Sudán, país en el que fue embajador</strong>. La obra, editada por Sial Pigmalión, será presentada el próximo 3 de marzo en el Archivo Histórico Nacional. González-Barba, que fue <strong>cesado recientemente como secretario de Estado para la Unión Europea,</strong> tras ponerse de manifiesto serias discrepancias con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, comenzó sus incursiones literarias en 2010, con su primera novela, “El corresponsal en Oriente Medio”, a la que siguió, en 2018, “Y la luna tocó el mar bajo Sevilla”. Sevillano de nacimiento, <strong>González-Barba fue embajador en Sudán, entre 2012 y 2015, tras haber sido director general para África y Oriente Medio,</strong> lo que le ha permitido conocer bien esas zonas del mundo. En “Seguiriyas sudanesas”, el <strong>autor refleja, tanto sus orígenes andaluces como su conocimiento de un país que tuvo el primer régimen islamista del mundo árabe</strong>, todo con grandes dosis de humor, en una historia que parte cuando en el año 2012, dos policías nacionales destinados en el equipo de seguridad de la Embajada en Sudán deciden crear, junto con su canciller, el grupo flamenco «Los niños de Cádiz». Los promotores del grupo enrolan como bailaora a una antropóloga belga que hacía trabajo de campo en las montañas Nuba y que había pasado parte de su juventud en la Alpujarra. El grupo conoce un éxito inmediato y ameniza los actos de la sociedad de Jartum. Pero sus componentes, por distintas razones, empiezan a frecuentar compañías que terminan provocando un conflicto diplomático. Los personajes principales, básicos y esquemáticos al inicio de la novela, van adquiriendo densidad gracias a sendas experiencias amorosas y, sobre todo, gracias al flamenco. La novela también anticipa, en las relaciones de los artistas que integran el grupo flamenco, el resurgir de las dos Españas, que se acentuaría la siguiente década. O más bien de las tres, porque uno de los funcionarios-artistas es un ferviente independentista, pero de la nación andaluza. Y, como trasfondo, un homenaje a García Lorca y a Camarón desde tierras sudanesas.