<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>El Partido Popular se impuso en las elecciones autonómicas de Castilla y León, pero con una mayoría tan corta que deja el futuro gobierno en la región pendiente de pactos con la extrema derecha de Vox, tal y como conviene a Pedro Sánchez para abonar su argumentario contra Pablo Casado. </strong></h4> <h4><strong> </strong></h4> Sii el PP se quedó lejos de sus propias expectativas del arranque de la campaña electoral al subir solo 2 escaños, <strong>al PSOE le fue peor en términos numéricos al perder 7</strong> y quedarse en segunda posición. <strong>El resultado de los comicios es nulo para la estabilidad de Sánchez al frente del Gobierno centra</strong>l pese al fracaso del PSOE cosechado con el respaldo del Ejecutivo central y todos los medios gubernamentales, incluido el Centro de Investigaciones Sociológicas que fomentó la idea de que era posible una victoria socialista como la registrada en 2019. Los datos reflejan el desgaste del sanchismo en la región, de 35 a 28 procuradores, pero al mismo tiempo confirman<strong> la división del centro derecha que Casado no acierta a concentrar.</strong> <strong> </strong> La irrupción de Vox en las Cortes de Castilla y León, pasando de un solo escaño a 13, <strong>hace al PP depender de la extrema derecha i</strong>gual que antes estaba obligado a entenderse con Ciudadanos, la formación fundada por Albert Rivera que se presentaba como partido de centro. <strong>Ese cambio de socio era la gran esperanza de Sánchez para disimular su fracaso en los comicios y mantener al tiempo su campaña contra Casado</strong> por la dependencia del PP de esa extrema derecha que encabeza Santiago Abascal para confirmarse como alternativa de gobierno. Es lo más positivo para los intereses del jefe del Ejecutivo con la vista puesta en las elecciones generales de 2023. <strong>La victoria por la mínima de los populares en Castilla y León</strong>, lejos de servir a Casado por consolidarse como jefe de la oposición como se planteó en el origen de la convocatoria electoral,<strong> se puede convertir en un problema añadido para el presidente del PP</strong>. Y más, por las expectativas creadas en un principio por los resultados finales: de proponerse en la región una victoria como la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid en mayo pasado (al borde de la mayoría absoluta y sin depender de Vox) a verse en manos de Abascal. El PP no ha crecido en porcentaje de voto con respecto a las autonómicas de 2019 (sigue en el 31 por ciento) pese a la práctica desaparición de Ciudadanos, el 15 por ciento hace 3 años. Los populares no han recogido los votos de Cs, mientras que Vox ha pasado del 5 por ciento al 17 para dividir aún más al electorado de la derecha. <strong>Abascal ya ha manifestado que Vox exigirá entrar en el gabinete que forme el candidato popular</strong> a la Presidencia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, el vencedor de los comicios. Vox no se conformará con el apoyo externo o la abstención en las investiduras de dirigentes del PP, que es la fórmula vigente en otras comunidades autónomas y ayuntamientos. El mensaje de Abascal augura una larga negociación en Castilla y León para formar el nuevo gabinete que tendrá su réplica de debate interno en la dirección nacional del PP por tener que fijar una nueva estrategia en sus relaciones con la extrema derecha. Los socios populistas de Sánchez confirman su irrelevancia en Castilla y León. Podemos pierde un escaño de los dos que tenía antes. El desgaste socialista no alimenta las opciones de sus aliados comunistas que siguen sin pasar del 5 por ciento de los votos. <strong>La principal novedad de los comicios es la subida de los partidos de ámbito provincial en la región</strong>, tanto en León como en Ávila, circunscripciones donde ya tenían representantes las formaciones locales. Destaca la irrupción como primer partido en Soria de una plataforma provincial que suma tres procuradores. Todos son irrelevantes para formar gobierno, pero anuncian para las próximas convocatorias electorales nacionales un fraccionamiento aún mayor de la representación política en el Congreso y en el Senado.