<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El Real Instituto Elcano cree que “no se debe descartar” un “enfrentamiento armado directo </strong><strong>o con la implicación del Frente Polisario” entre Argelia y Marruecos y ha advertido, por ello, de que España debe contribuir a bajar la tensión promoviendo el diálogo o, en caso de no ser suficiente, “adoptar medidas más asertivas y firmes” a fin de evitar “males mayores” contra “los intereses nacionales”.</strong></h4> “España y la Unión Europea (UE) se enfrentan en 2022 a un vecindario muy complejo, con problemas añadidos a los que ya existían antes de la pandemia”, destaca el <em>Think Tank</em> en el informe <strong><a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/amirah-marin-milosevich-toygur-espana-2022-perspectivas-y-desafios-en-la-vecindad" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><em>España en el mundo 2022: perspectivas y desafíos en la vecindad</em></a>, publicado a finales de diciembre y elaborado por los inestigadores Haizam Amirah Fernández, Ainhoa Marín, Mira Milosevich-Juaristi e Ilke Toygür. </strong> Según el documento, <strong>“el </strong><strong>vecindario sur de España se ha vuelto menos estable y las primeras consecuencias ya se hacen notar”</strong>. “La edición anterior de este documento advirtió de los efectos desestabilizadores de la decisión de Donald Trump, en diciembre de 2020, de reconocer de forma unilateral la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental –un territorio que las Naciones Unidas consideran ‘no autónomo’– a cambio de que Rabat anunciara que establecía relaciones diplomáticas plenas con el Estado de Israel”, prosigue. “Asimismo, se destacaba el peligro de que las dos potencias del Magreb, Argelia y Marruecos, estuvieran enfrascadas en una carrera armamentística y exhibieran un nacionalismo cada vez más militante, dirigido principalmente contra el vecino”, añade. Al respecto, según Elcano, “las consecuencias de la escalada de tensión y animosidad en el norte de África se hicieron más visibles durante 2021”, ya que, por un lado, <strong>“el conflicto del Sáhara Occidental ha dejado de ser un <em>conflicto congelado</em>, como lo fue durante 29 años</strong> hasta que en noviembre de 2020 el Frente Polisario dio por roto el alto el fuego con Marruecos” por considerar que “la vía diplomática no había dado ningún resultado y que el proceso solo servía para afianzar el statu quo favorable a la posición marroquí”. “En el actual contexto, nada parece indicar que el proceso de paz se vaya a reactivar con éxito, ni siquiera tras el nombramiento, en octubre de 2021, de <strong>Staffan de Mistura</strong> como nuevo enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental”, advierte el <em>Think Tank</em>. Por otro lado, <strong>“el aumento de tensión regional se manifestó en la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos en agosto de 2021 y la subsiguiente no renovación y cierre del gasoducto Magreb-Europa (GME), inaugurado en 1996 y que transportaba gas natural desde Argelia a la Península Ibérica a través de Marruecos”.</strong> En noviembre, la presidencia argelina acusó a su vecino del oeste de ‘terrorismo de Estado’, tras un ataque –posiblemente con dron– en el que murieron tres camioneros argelinos que atravesaban la zona del Sáhara Occidental controlada por el Frente Polisario. “Argel anunció que esos asesinatos no quedarían sin castigo”, continúa el informe. “Hacía al menos cuatro décadas que el nivel de conflictividad entre Argel y Rabat no alcanzaba cotas tan elevadas y peligrosas”, agrega. <h5><strong>Implicaciones para España</strong></h5> <strong>“Para España, atrapada en una delicada relación triangular con sus vecinos inmediatos del sur, son muy malas noticias”,</strong> en primer lugar, porque el cierre del GME afecta a la seguridad del suministro de gas natural argelino a España, “reduciendo el número de gasoductos en funcionamiento de dos a uno, quedando activo el de menor capacidad”. En segundo lugar, España queda expuesta ante las presiones que decidan ejercer sus vecinos del sur, sumidos en una espiral de acusaciones, amenazas y gestos hostiles que no tiene visos de remitir en un futuro cercano. Aparte, el estrechamiento de lazos entre Marruecos e Israel en temas de seguridad e inteligencia, que es visto como una “línea roja” por Argelia, amenaza con desestabilizar más el Magreb “si se importan al Mediterráneo occidental los conflictos inextricables de Oriente Medio”. Por todo ello, de acuerdo con el documento, <strong>“el riesgo de escalada entre Argelia y Marruecos es real”. “Aunque a finales de 2021 no parezca lo más probable, no se debe descartar un enfrentamiento armado directo o con la implicación del Frente Polisario”</strong>, prosigue. “A lo largo de 2022, una chispa accidental o provocada adrede podría incendiar el norte de África, desestabilizando sus vecindarios mediterráneo y saheliano”, y de ahí “la urgencia de buscar vías de desescalada para evitar males mayores”, continúa. Según Elcano, <strong>“España, junto a otros países con capacidad de influir en el Magreb, debe buscar que baje la tensión entre sus vecinos meridionales y que se establezcan canales de diálogo”. “Si esa vía no da resultados y la conflictividad pone en riesgo intereses nacionales, el gobierno español debería adoptar medidas más asertivas y firmes, que serían más efectivas cuanto más respaldo político y social tuviesen y más coordinación se buscara en el ámbito europeo”</strong>, advierte.