The Diplomat
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, defendió ayer el refuerzo de la moneda única y de la gobernanza económica en la UE con motivo del vigésimo aniversario de la puesta en circulación del euro.
El 1 de enero de 2002, doce países de la UE adoptaron el euro como moneda “de bolsillo”, en lo que supuso el mayor cambio de moneda de la historia, un paso que representó un “momento muy emocionante y un reto enorme” y cuya importancia “la vivimos en el ámbito turístico, en el ámbito del comercio, cada vez que viajamos fuera de nuestras fronteras”, recordó Calviño en un vídeo difundido por el Ministerio.
Por ese motivo, según la vicepresidenta, es necesario seguir reforzando la moneda única y la gobernanza de la coordinación de las políticas económicas, “reforzando todo el pilar de coordinación de políticas fiscales, avanzando hacia un Tesoro europeo, reforzando el papel del euro también en el ámbito internacional”.
En la actualidad, más de 340 millones de personas utilizan el euro en 19 países de la UE, con 27.600 millones de billetes de euro en circulación por un valor de aproximadamente 1,5 billones de euros. El euro es actualmente la segunda moneda más utilizada del mundo, por detrás del dólar estadounidense. Aparte, la UE sigue intentando adaptar la moneda a los nuevos retos internacionales, como la digitalización de la economía y el desarrollo de las monedas virtuales.
El euro ha recorrido un largo camino desde los primeros debates sobre una Unión Económica y Monetaria a finales de los años sesenta, recordó la Comisión en un comunicado. Los pasos concretos hacia una moneda única fueron abordados por primera vez en 1988 por el Comité Delors. En 1992, el Tratado de Maastricht definió los criterios que debían cumplir los Estados miembros para adoptar la moneda única, y, dos años más tarde, el Instituto Monetario Europeo (IME) inició en Fráncfort los trabajos preparatorios para que el Banco Central Europeo (BCE) asumiera la responsabilidad de la política monetaria en la zona del euro. Como resultado, el BCE entró en funcionamiento el 1 de junio de 1998.
En 1999, el euro se lanzó en once Estados miembros como moneda contable en los mercados financieros y se utilizó para los pagos electrónicos. Finalmente, el 1 de enero de 2002, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y España cambiaron sus billetes y monedas nacionales por euros. Eslovenia entró en la zona del euro en 2007, seguida de Chipre y Malta (2008), Eslovaquia (2009), Estonia (2011), Letonia (2014) y Lituania (2015). Actualmente, Croacia está dando los pasos preparatorios para incorporarse a la zona del euro, lo que tiene previsto hacer el 1 de enero de 2023, siempre que cumpla todos los criterios de convergencia.
El euro es la segunda moneda más importante del sistema monetario internacional. Su estabilidad y credibilidad la han convertido en moneda de facturación internacional, depósito de valor y moneda de reserva, representando alrededor del 20% de las reservas de divisas. Otros sesenta países y territorios de todo el mundo, en los que viven unos 175 millones de personas, han decidido utilizar el euro como moneda o vincular su propia moneda a él. Actualmente, el euro se utiliza para casi el 40% de los pagos transfronterizos mundiales y para más de la mitad de las exportaciones de la UE.
Desde la crisis financiera mundial de 2008 y la posterior crisis de la deuda soberana, la UE ha seguido reforzando y profundizando la Unión Económica y Monetaria. “El plan de recuperación sin precedentes de la UE, NextGenerationEU, mejorará aún más la resistencia económica de la zona del euro y potenciará la convergencia económica”, aseguró Bruselas.
“Un símbolo de la unidad europea”
“El euro no es sólo una de las monedas más poderosas del mundo; es, ante todo, un símbolo de la unidad europea”, declaró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. “El euro es un símbolo, la materialización de una visión política histórica, una visión antigua de un continente unido con una moneda única para un mercado único”, afirmó, por su parte, David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo.
“A pesar de las crisis, el euro ha demostrado ser resistente, un símbolo de la unidad y la estabilidad europeas. Y nunca ha sido más cierto que durante el COVID-19”, declaró Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. “Cientos de millones de europeos confían en él y realizan transacciones con él cada día. Es la segunda moneda más internacional del mundo”, destacó Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. “Nuestra respuesta a la pandemia del COVID 19 demostró que compartiendo el euro podemos lograr más colectivamente que individualmente”, afirmó Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo.