Eduardo González
Antes de que las fake news se pusieran de moda en todo el mundo, en España y en muchos otros lugares ya se lidiaba con una versión particularmente pintoresca de este fenómeno: las inocentadas de la prensa del 28 de diciembre, Día de los Inocentes.
Por lo general, la mayoría de las inocentadas de prensa han evitado los temas más espinosos, pero ha habido de todo: desde los consabidos fichajes imposibles (Leo Messi por el Real Madrid o Cristiano Ronaldo por el Barcelona), hasta accidentes cuidadosamente inventados (el hundimiento del Viaducto en Madrid, con su fotomontaje correspondiente, fue la primera inocentada de la historia del ABC, publicada en 1905, sólo dos años después de la aparición del diario), pasando por otras “noticias” más o menos ingeniosas o de actualidad, como la repetición del 12-1 a Malta o la decisión del Gobierno de prohibir las letras en negrita para ahorrar tinta.
En lo que respecta al mundo diplomático, la más recordada y “exitosa” inocentada fue publicada por ABC el 28 de diciembre de 1979, hace hoy justamente 42 años. En plena crisis del petróleo, al diario madrileño no se le ocurrió nada mejor que “informar” de que la OPEP había decidido reducir el precio del crudo exportado a España de 24 dólares el barril (el precio real de julio de 1973) a sólo 1,62 dólares.
Como consecuencia de esta noticia, según informaba el propio ABC al día siguiente, “la Embajada de Arabia Saudí en Madrid se puso en contacto con la redacción para interesarse por el hecho y esperaban con urgencia un télex de su Gobierno confirmando tal reducción”.
Otra broma menos sonada pero no menos ingeniosa fue publicada por el rotativo El Día, de Santa Cruz de Tenerife, que “informó” de que Marcelo Caetano, presidente de Portugal entre 1968 y 1974 y último dictador del país antes de la Revolución de los Claveles, había llegado por sorpresa al aeropuerto de Los Rodeos, lo cual iba acompañado de un hábil fotomontaje en el que se veía al mandatario portugués bajando por la escalinata de un avión.
Tal como recordaba el fallecido Francisco Ayala, director del diario en 1978, “las autoridades locales y, lo que es peor, el cónsul de Portugal en Tenerife se pusieron en movimiento para saludar al ilustre huésped”.
Aparte, un periodista de la redacción “que era también corresponsal de una agencia de noticias nacional” llegó a dar la noticia para esta misma agencia incluyendo una crónica, “también inventada”, de la estancia del presidente en el Puerto de la Cruz y en otros lugares de la Isla. Lo curioso del caso es que el periodista no estaba en la redacción cuando se tramó la inocentada, por lo que cuando difundió su crónica estaba convencido de que la noticia era cierta.
Tras la publicación de la “noticia”, el cónsul de Portugal se puso en contacto con la redacción para decir que le habían llamado desde la Embajada de su país en Madrid, “pidiéndole cuentas por no haber comunicado la noticia de la llegada a Canarias del presidente”, y que estaba “preocupado por las consecuencias”.
La fiesta de los Santos Inocentes
La fiesta de los Santos Inocentes conmemora la matanza ordenada por el rey Herodes contra todos los niños menores de dos años después de que los Reyes Magos le anunciaran que había nacido el futuro rey de los judíos, tal como cuenta el Evangelio de San Mateo.
Con el paso de los siglos, la festividad cristiana recogió elementos de otras celebraciones más paganas, como las Saturnalias o los abundantes Días de los Locos que se celebraban por doquier, y se convirtió en el día por excelencia de las bromas en los países de fuerte tradición católica, como España y las naciones latinoamericanas. En otras partes, como Francia o el mundo anglosajón, el Día de los Inocentes se celebra el 1 de abril.
Aparte de los artículos de broma que se venden en los mercadillos de la Plaza Mayor de Madrid, la inocentada por excelencia en España siempre ha sido la colocación de un monigote de papel blanco en la espalda de las “víctimas”, hasta el punto de convertirse en la imagen icónica del Día de los Inocentes.