The Diplomat
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha trasladado una queja formal al Gobierno de Marruecos por la instalación de una piscifactoría en aguas territoriales españolas próximas a las islas Chafarinas sin contar con los permisos necesarios.
Según precisaron fuentes del Ministerio, la protesta fue presentada mediante una nota verbal a la Embajada de Marruecos en Madrid, cuya titular, Karima Benyaich, fue llamada a consultas el pasado mes de mayo tras la grave crisis diplomática que estalló entre los dos países por la entrada irregular en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Rabat ha autorizado a una empresa marroquí la instalación, sin autorización previa, de una piscifactoría en aguas territoriales españolas, a tan solo 700 metros del archipiélago de las Charafinas y cerca de Melilla. Marruecos no reconoce las aguas territoriales de las dos ciudades autónomas y de los peñones e islas españoles, pero hasta ahora las había respetado. Los buques de la Armada que patrullan en torno a las Chafarinas ya habían avisado desde hacía meses de que la construcción de la piscifactoría invadía aguas españolas.
El Ejecutivo ha evitado hasta ahora pronunciarse públicamente sobre la instalación de esta piscifactoría, probablemente para no complicar aún más el momento particularmente delicado que atraviesan las relaciones entre Marruecos y España. Cuando parecía más o menos superada la grave crisis diplomática relacionada con Ghali, en las últimas semanas se han abierto otros dos posibles frentes de fricción: la instalación de la piscifactoría y el acuerdo entre la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos (ONHYM) y la empresa israelí Ratio Petroleum Partnership para la exploración de potenciales bolsas de petróleo y gas en un área de 109.000 kilómetros cuadrados que incluye aguas del Sáhara Occidental y del sur de Canarias.
El pasado 21 de septiembre, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo su primera conversación con su homólogo de Marruecos, Nasser Bourita, desde el estallido de la crisis bilateral, la más grave en muchos años. Durante la conversación telefónica, los dos ministros acordaron celebrar “una reunión en persona próximamente”, pero de momento no ha habido ningún encuentro en los dos meses transcurridos desde la conversación.