Chaime Marcuello Servós
Profesor Universidad de Zaragoza
Viajamos en un mismo navío espacial. Somos pasajeros del planeta Tierra donde los problemas globales tienen efectos locales y viceversa. Además del cambio climático y otras cuestiones medioambientales, también nos deben preocupar el cumplimiento efectivo de los Derechos Humanos y la prevención de los riesgos de seguridad en todas su dimensiones.
A este respecto la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL) es hoy la plataforma más útil y efectiva para la cooperación internacional entre policías de los diferentes estados. Sin embargo, por razones meramente políticas, un país como la República de China (Taiwán) ha sido ignorado por este organismo durante 37 años. Esto ha creado una profunda brecha en la red de seguridad internacional que INTERPOL pretende establecer.
Taiwán está situado en una posición estratégica en la región de Indo-Pacífico. Con alrededor de 50 millones de personas utilizando su aeropuerto internacional, esta pequeña isla hace de nexo para el flujo de gentes, bienes y dinero. Se ha convertido en una pieza indispensable para el sistema de seguridad global, especialmente en lo que respecta a la prevención del blanqueo de capitales y la ciberdelincuencia. Una pieza pues que no puede ni debe ser ignorada por la comunidad internacional, como hasta la fecha.
Por si fuera poco, hoy se hace evidente que la pandemia de la COVID-19 ha provocado profundos cambios en nuestra forma de vida y cientos de situaciones antes inimaginables, tanto en la vida profesional como en la cotidiana. Una creciente dependencia de la cibertecnología nos expone en gran medida a los delitos que proliferan por la red, que trascienden fronteras y que son, más que ningún otro tipo de delitos, únicamente combatibles con la colaboración trasnacional y la participación de todos.
Taiwán, país líder en ‘cibertecnología’, no puede quedar al margen del control de este tipo de delitos. Uno de los principales peligros a los que se enfrenta la sociedad de Taiwán de hoy es el de las continuas campañas de desinformación, noticias falsas y ciberataques procedentes de China, una amenaza que se hace difícil de combatir si no es con recursos globales. Un reciente informe de la ONG estadounidense Freedom House sitúa a Taiwán en el quinto lugar del mundo en libertad de Internet. Sin embargo, Taiwán carece de un acceso adecuado a la información criminal internacional, y debido a su ausencia de la red de INTERPOL se ve en la obligación de buscar y adquirir información criminal actualizada a través de canales bilaterales, lo cual dificulta claramente la efectividad de la red de seguridad internacional.
El pasado 20 de octubre, el Parlamento Europeo aprobó un informe referido a Taiwán titulado “Relación Política y Cooperación UE-Taiwán” en el que se reafirma el apoyo de la Unión Europea (UE) para que Taiwán participe significativamente y en calidad de observador en las organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la propia INTERPOL. De todas ellas está hoy excluido Taiwán por motivos meramente políticos.
Esta es la primera vez en la historia que el Parlamento Europeo aprueba un informe referido íntegramente a las relaciones entre la UE y Taiwán. Este documento enfatiza la importancia que la UE da a la seguridad en el Estrecho de Taiwán y pide a los socios de ideas afines en toda la región que colaboren en el mantenimiento de la paz y la estabilidad de esa parte del planeta.
Gracias a los esfuerzos de distintos países, Taiwán está obteniendo cada vez mayor presencia en la comunidad internacional, pero aun así esta sigue siendo insuficiente. Se siguen produciendo situaciones difíciles de asumir y justificar, como es el caso de su ausencia en los organismos citados, todos ellos imprescindibles para el óptimo funcionamiento de nuestra aldea global.
La reunión de la Asamblea General de la INTERPOL, —a celebrar en Turquía del 23 al 25 de noviembre—, constituye una excelente oportunidad para que la comunidad internacional apoye de una vez y firmemente la asistencia de Taiwán a tan crucial cita para la seguridad global. Sólo así será posible salvaguardar las tan necesarias seguridad y justicia mundiales.
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