<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>En el peor momento de división interna en el Gobierno, la oposición, el PP, se ha metido en su propia crisis, de egos y celos personales, que enfrenta a la dirección nacional con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.</strong></h4> Mientras Pedro Sánchez consolida su mayoría parlamentaria de izquierdas e independentistas para sacar los Presupuestos del Estado adelante,<strong> Pablo Casado choca con la principal figura del partido salida de las urnas por el control de la organización en su feudo electoral madrileño.</strong> La pelea abierta entre los equipos de dirección de Casado y Ayuso es <strong>un regalo para Sánchez que ya ha frenado el ascenso del PP en las encuestas que se publicarán en los próximos días</strong> y al que asisten estupefactos todos los sectores de la formación. De entrada, la pelea ha oscurecido la labor de la oposición en el primer trámite de los Presupuestos, un éxito personal del presidente del Gobierno a la hora de contentar a sus aliados secesionistas, desde ERC a Bildu. Después de indultar a Oriol Junqueras y demás responsables de la intentona golpista en Cataluña y de aprobar beneficios penitenciarios a los terroristas de ETA, Sánchez sigue abonando en el trámite presupuestario las facturas que presentan los representantes de ambas formaciones. Además, las cuentas son “falsas” y agravante seguro de la crisis económica. Eso es lo que denuncia el jefe de la oposición en el Congreso, pero el foco de la atención en su partido ha pasado a estar en el espectáculo de desunión interna que ofrece. <strong>La guerra es incomprensible para los propios militantes del partido</strong>, además de especialmente contraproducente para Casado y los objetivos más inmediatos del PP: desgastar el Ejecutivo de Sánchez y prepararse para unos más que previsibles comicios autonómicos adelantados en Andalucía. <strong>Ayuso,</strong> una apuesta personal de Casado como candidata en las elecciones autonómicas de 2019, se confirmó como la revelación del PP en las del pasado mes de mayo al barrer a la izquierda. Sacó rédito de su particular choque con Sánchez y en la defensa de Madrid, agrupó el voto de todo el centro derecha y frenó a Vox. Ahora <strong>reclama las mismas facultades que tiene el resto de los presidentes autonómicos del Partido Popular: el control del aparato de la organización regional.</strong> Frente a esas aspiraciones tan convencionales, en la sede del PP, en Génova, han pasado de discutir la fecha del congreso que debe elegir presidenta a reconocer que no quieren que Ayuso alcance el cargo que sí tuvieron sus antecesoras Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes. Incluso amagan con lanzar una candidatura alternativa encabezada por la otra figura emergente de los populares: el alcalde de la capital José Luis Martínez-Almeida. <strong>Los veteranos del partido intentan hacer ver al equipo de Casado que abrir esa guerra o mantener el conflicto larvado durante los próximos meses hasta que se celebre un congreso regional supone desangrar al PP.</strong> Aunque al principio se achacaba el conflicto a los respectivos equipos del presidente nacional y de la presidenta autonómica, los acontecimientos y filtraciones de los últimos días dejan evidencia de qu<strong>e el secretario general, Teodoro García Egea, no va por libre en su enfrenamiento con la nueva “lideresa” de Madrid.</strong> Casado evita referirse a un choque que cuestiona su autoridad en cualquier caso mientras<strong> cunde la idea de que quiere parar el ascenso de Ayuso por si acaba por disputarle el cargo en un congreso nacional.</strong> Los dirigentes y parlamentarios del PP ajenos a la pelea se encomiendan a las <strong>gestiones que hacen los otros pesos pesados de la formación, los barones, para que Génova respete</strong> las legítimas aspiraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, fue el primero en apuntar que no se podía entender el rechazo a que Ayuso sea presidenta de los populares madrileños. <strong>Juan Manuel Moreno</strong>, presidente de la Junta de Andalucía, opina lo mismo y recalca el perjuicio que ocasiona a todo el partido la imagen de división. Él sería de rebote el primer afectado por la crisis de su partido, ya que tiene que tomar la decisión de convocar las elecciones autonómicas para principios del próximo año.