The Diplomat
El encargado de Negocios de la Embajada de España en Marruecos, Borja Montesino, participó el jueves, junto con diplomáticos de otros países, en una visita guiada a la sede del servicio antiterrorista marroquí, según informa Efe.
Se trata de la primera vez que las autoridades marroquíes incluyen a la Embajada española en un acto oficial desde que estalló la crisis entre los dos países el pasado mes de abril, a raíz de la acogida en un hospital de Logroño de líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser tratado del COVID-19.
El pasado 16 de junio, por ejemplo, el Gobierno marroquí dejó fuera a España de una reunión convocada con representantes diplomáticos por el presidente de la Comisión Especial sobre el Modelo de Desarrollo de Marruecos, una acción que fue interpretada como un gesto para expresar el malestar con nuestro país.
Para la visita a la sede del Buró central de Investigación Judicial (BCIJ), el brazo judicial de la Dirección General de Vigilancia del Territorio Nacional (DGST, servicio de inteligencia interior), Marruecos sí incluyó, en el grupo de 22 embajadores invitados, al español, Ricardo Díez-Hochleitner. Como este se encuentra de vacaciones, acudió en su lugar el “número dos” de la Embajada, Borja Montesino, que se ha incorporado a su puesto hace pocos días.
Al término de la visita, Montesino hizo declaraciones a la prensa marroquí destacando la importancia de la cooperación en materia terrorista, que es, según dijo, un componente esencial dentro del amplio partenariado entre España y Marruecos.
La presencia de un representante español en una visita a los servicios antiterroristas de Marruecos hubiera pasado desapercibida en una situación normal, pero la persistencia de la crisis bilateral hace que s ele haya prestado mayor atención.
Marruecos, además de facilitar la llegada masiva de inmigrantes a Ceuta el 17 y 18 de mayo, llamó a consultas a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, en protesta por la presencia de Gali en España, pero el Gobierno español no respondió con una medida similar y mantuvo a su embajador en Rabat.
Las autoridades españolas han evitado una escalada de actuaciones, tratando de reconducir la relación bilateral, aunque desde Marruecos no ha habido muchos gestos para lograr ese objetivo. La salida de Arancha González Laya del Ministerio de Asuntos Exteriores fue acogida con satisfacción por Rabat, pero no se conoce que haya habido progresos desde la llegada de su sucesor, José Manuel Albares.
El actual titular de Asuntos Exteriores ha insistido en los últimos días en que es necesario mantener la prudencia y la discreción para avanzar hacia la normalización de las relaciones.
Marruecos, por su parte, sigue esperando que España adopte posiciones menos neutrales en la cuestión del Sáhara Occidental y se sume a la decisión de Estados Unidos, adoptada durante la Administración de Donald Trump, de reconocer la marroquinidad del territorio.