The Diplomat
El Gobierno de Estados Unidos, presidido por Joe Biden, ha defendido ante el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, una solución “política, creíble y liderada por la ONU” al conflicto del Sáhara Occidental, matizando, por tanto, la decisión del anterior presidente norteamericano, Donald Trump, de reconocer la soberanía marroquí sobre el territorio, una decisión que contribuyó a la actual crisis diplomática entre Rabat y Madrid.
Así lo transmitió este pasado miércoles el subsecretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Oriente Medio, Joey Hood, durante una reunión en Rabat con Bourita. “En lo que respecta al Sáhara Occidental, apoyamos un proceso político creíble liderado por la ONU para estabilizar la situación y garantizar el cese de las hostilidades”, declaró el Departamento de Estado a través de una nota de prensa de la Embajada norteamericana en Marruecos.
“Estamos consultando a las partes sobre la mejor manera de poner fin a la violencia y, en última instancia, lograr una solución duradera”, prosiguió. “Apoyamos firmemente los esfuerzos de la ONU para nombrar un enviado personal del secretario general para el Sáhara Occidental lo antes posible y estamos dispuestos a comprometernos activamente con todas las partes en apoyo de esa persona”, añadió,
El pasado 10 de diciembre, Trump anunció públicamente su decisión de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental a fin de atraer a Rabat a su política de acercamiento diplomático entre los países árabes e Israel. La entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se limitó a declarar que la solución al problema del Sahara Occidental “no depende de la voluntad o de una acción unilateral de un país, por muy grande que este país sea”.
El anuncio de Trump se produjo unos meses antes del estallido de la crisis diplomática entre Madrid y Marruecos a causa de la entrada irregular en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que se tradujo en una entrada masiva e incontrolada de inmigrantes en Ceuta con la complicidad de Rabat, así como en una llamada a consultas de la embajadora marroquí en Madrid y en toda una serie de acusaciones públicas contra España. No obstante, el propio Bourita advirtió a finales de mayo en un comunicado de que el malestar marroquí con España no se debe al “asunto de un hombre” (en referencia a Ghali), sino al hecho de que España no haya adoptado una postura de abierto apoyo a las pretensiones de Rabat en el Sáhara, como sí había hecho Estados Unidos.
España ha reiterado en estos meses su apoyo a una solución acordada entre las partes en el marco de Naciones Unidas, una postura que ha sido expresamente rechazada por Bourita y que acaba de defender el Departamento de Estado de la actual Administración de Joe Biden. El pasado mes de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU instó a las partes a” reanudar las negociaciones bajo los auspicios del secretario general, sin condiciones previas y de buena fe”, con vistas a “alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable” que permite llevar a cabo “la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental en el contexto de disposiciones compatibles con los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”. La ONU supervisa desde 1991 el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario a través de una misión militar, la MINURSO.