<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Después del fiasco de su viaje a Estados Unidos, sin entrevista con Biden ni acuerdos de inversión, Pedro Sánchez afronta el cierre del curso político decidido a agarrarse al único dato positivo que hay en el panorama nacional: el progreso en la vacunación contra el Covid.</strong></h4> El presidente del Gobierno presume de que el 54 por ciento de la población tenga ya dos dosis puestas y obvia que España está a la cabeza en toda Europa en difusión de contagios y que de nuevo<strong> reina el caos normativo en la respuesta a la quinta ola ante su decisión de eludir la gestión</strong> de la crisis sanitaria. <strong>El sector turístico, el primero de la economía española, da por perdida la mitad de la temporada</strong> y los servicios sanitarios reconocen que la ansiada “inmunidad de grupo” que debe arrinconar la difusión del virus no se alcanzará este verano. El jefe del Ejecutivo <strong>ha dedicado la última semana a atacar a la oposición hasta desde su periplo estadounidense</strong> y se ha abierto otro frente de <strong>conflicto con los gobiernos autonómicos a cuenta de la distribución de las vacunas</strong>. Es la única faceta de la pandemia de la que quiere hablar, como si fuera bien, aunque el Gobierno no tiene más responsabilidad en ella que repartir las dosis que decide Bruselas. Los sistemas sanitarios regionales, que son los que cargan con la tarea de administrarlas, denuncian que cada vez llegan menos mientras S<strong>ánchez se apunta el éxito de la pauta completa que alcanza ya a 26 millones de españoles.</strong> El problema es que <strong>el ritmo de vacunación va a menos en julio,</strong> cuando llegó a finales de junio a las 700.000 vacunas diarias. Los lunes no llegan a los almacenes de las autonomías las cantidades anunciadas ni tampoco la proporción de las distintas marcas previstas para cada semana. Los gobiernos autonómicos de <strong>Cataluña, Madrid, Andalucía, Castilla y León y Galicia</strong> (regiones que suman más de la mitad de la población española) <strong>coinciden en la misma queja</strong> y dan cifras contundentes de la reducción de suministros, entre la mitad y un tercio de lo prometido. <strong>El Gobierno se limita a negar los datos de las cinco autonomías</strong> y dice que tienen dosis “suficientes” aunque en las propias cifras oficiales se observe la ralentización. La realidad se aleja aún más de las previsiones que hizo Sánchez en persona. Primero <strong>habló de alcanzar el 70 por ciento de la población vacunada</strong> antes del verano, luego se conformó con hacerlo “en el verano” para pasar a concretar que sería “en agosto”. Como desde Estados Unidos <strong>se refirió ya a “final de año”</strong>, en medios de La Moncloa tuvieron que puntualizar después que se había tratado de un lapsus y que había querido decir en septiembre. Todos los plazos para alcanzar la inmunidad de grupo quedan superados. Entre el retraso acumulado este mes y el hecho de que después de la segunda dosis la mayoría de las vacunas requieran dos o tres semanas para alcanzar el máximo del nivel de protección, el objetivo del 70 por ciento de la población inmunizada en agosto se presenta muy complicado. Y para mayor dificultad está la advertencia de los expertos sobre la variante delta que los lleva a elevar la inmunidad de grupo hasta el 85 por ciento. La primera consecuencia económica de que España vuelva a presentar este verano los peores datos de la pandemia de toda la UE es<strong> otra temporada turística aciaga por la drástica rebaja de visitas</strong> del resto de ciudadanos europeos. El caos normativo, cada uno por su lado, que han propiciado los gobiernos autonómicos ante la inacción de Sánchez tampoco contribuye a la reactivación del sector. El presidente del Gobierno, que <strong>se definió en Estados Unidos como “un político que cumple”</strong>, ha llevado hasta el final su aviso de no iba a intervenir en la gestión de la pandemia ni con estados de alarma ni con iniciativa legislativa alguna sobre la materia.