Eid Aldhafeeri
Diplomático y escritor saudí
En todas las etapas del proceso del cambio, los líderes inspiradores en países conservadores enfrentan grandes obstáculos y desafíos. Cuando los superan, aparecen otros que pueden ser más complejos y ramificados que los anteriores. El motivo principal de este fenómeno, desde mi propia perspectiva, es que la gran mayoría en estas sociedades tienen miedo del cambio porque creen que es un peligro que amenaza a sus valores religiosos, y al mismo tiempo a su herencia social y cultural. Por esos motivos, resisten fuertemente a cualquier forma de cambio con pretextos y justificaciones vanas por miedo de algo desconocido que podría llevar a un cambio radical tanto al nivel pensativo como al nivel ético. Por lo tanto, lo ven como una verdadera separación destructiva, según sus creencias, de la identidad patriótica que los distingue de los demás.
Mientras las sociedades desarrolladas están pasando por un cambio permanente que no tiene nada que ver con la amenaza imaginativa contra los principios y valores de esas sociedades, como lo alegan los grupos oscurantistas que son afectados por la teoría de la conspiración a través de vincularlo a algunos aspectos de decadencia moral que pueda encontrarlo en algunos países modernos.
Estos grupos fundamentalistas aprovecharon sus púlpitos a lo largo de décadas para arraigar la idea de que cualquier tipo de cambio será el inicio de la occidentalización de la sociedad y el primer paso en la escalera que los aleja de sus constantes religiosas y sociales.
La realidad es totalmente al revés. El cambio es desarrollar y modernizar diversos aspectos de la vida tanto a nivel social como intelectual para que los individuos se vuelvan más capaces de interactuar con el gran avance de la civilización contemporánea sobre la base de que son parte del movimiento cósmico que se extiende hacia todos lados de nuestra vida. Además, el cambio siempre conduce a un gran aumento de la conciencia, y la fe en la grandeza de sus herencias religiosas y culturales para que sean capaces de seguir el ritmo de los desarrollos humanos en nuestro planeta.
De hecho, es muy difícil encontrar una expresión concreta que describa la etapa que la sociedad saudí está viviendo desde hace cinco años. Todo lo que puedo decir en este contexto, es que me siento orgulloso de los magníficos logros a nivel social y de desarrollo gracias a los planes de la reforma que son adoptados por el padrino del cambio, Su Alteza Real, el Príncipe Heredero Mohammed Bin Salman, que cuyas palabras han tenido el mayor impacto en la conciencia y la mente de los jóvenes saudíes, dado que se convirtió en una fuente de inspiración y ambición para superar obstáculos y retos en nuestro camino hacia un futuro próspero.
La sociedad saudí está pasando por una etapa llena de transformaciones positivas gracias a las políticas públicas del gobierno que impulsaron la rueda del cambio con una generosidad incomparable, aprovechando todo lo material y lo humano para alcanzar este objetivo tan ambicioso.
Este fuerte inicio erradicó las raíces del extremismo y el fundamentalismo del contexto social de la sociedad, y llamó la atención de muchas agencias de noticias internacionales que siguen con gran entusiasmo los sucesivos desarrollos positivos en el Reino, elogiando el progreso cualitativo que está ocurriendo a distintos niveles dentro de un breve período de la historia.
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