<h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>Después de adelantar el anuncio de la relajación en el uso de las mascarillas, Pedro Sánchez se prepara para contrarrestar los efectos negativos que para su imagen tendrán los indultos a los independentistas con otra noticia positiva, el “hito” de la vacunación, antes de irse de vacaciones.</strong></h4> <strong>El presidente del Gobierno se vuelca en la operación para contentar a sus socios separatistas</strong> con el fin de continuar la legislatura al mismo tiempo que<strong> retrasa las grandes reformas y leyes pendientes (pensiones, legislación laboral y Presupuestos del Estado)</strong> que siguen sin concretarse en texto alguno para que el Congreso pueda ponerse a trabajar. El Ejecutivo también <strong>intenta salvar el verano.</strong> Después de aprobar las <strong>medidas de gracia para Oriol Junqueras y demás condenados por sedición y malversación</strong>, en el Palacio de la Moncloa programan, sin consultar con los gobiernos autonómicos, el principio del fin oficial de las mascarillas. Y para semanas después<strong>, cuando los datos cuadren, “venderán” como éxito personal de Sánchez el gran avance de las vacunas compradas por la UE</strong> que se han ocupado de administrar los sistemas sanitarios de las autonomías. La fecha para lanzar esa próxima operación de imagen depende del ritmo de la vacunación, acelerado desde mayo, pero aún pendiente de los envíos semanales de las empresas farmacéuticas. El objetivo inicial que había fijado el Gobierno consistía en lograr que el 70 por ciento de los españoles estuvieran vacunados “en el verano”. La estación empieza hoy mismo sin que las dosis completas hayan llegado a un tercio de la población y el plan original podrá darse por cumplido en agosto, antes de que el Consejo de Ministros se vaya de vacaciones. Los sistemas sanitarios de las autonomías administran, en total, <strong>unas 600.000 vacunas diarias</strong> y agotan cada semana entre el 90 y el 99 por ciento de las remesas que llegan cada lunes a los gobiernos regionales. Además de registrar <strong>el número de muertes por Covid más bajo desde las cifras del verano pasado</strong> (cuando Sánchez presumía de victoria ante la pandemia), el ritmo en la inmunización de los ciudadanos es el dato más positivo del panorama nacional y <strong>a mitad del verano podría llegar a ese 70 por ciento fijado al principio</strong>, sobre todo si se tiene en cuenta el criterio de la pauta completa. Antes de que acabe esta semana, en el Palacio de La Moncloa tendrá otra cifra redonda para animar a los ciudadanos con el dato de que la mitad de la población ya tiene una dosis administrada. Alentaría así la idea de que <strong>para agosto puede ser una realidad alcanzar la llamada “inmunidad de grupo”</strong> con la “pauta completa” (dos dosis) del medicamento administrada a una amplia mayoría de la población. Los avances y las noticias positivas sobre la pandemia que administra el Gobierno contrastan con la <strong>parálisis legislativa y el choque de Sánchez con la Justicia, la oposición y sectores de su propio partido por los indultos</strong> a los responsables de la intentona separatista en Cataluña. <strong>El Ejecutivo retrasa la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado y las principales reformas pendientes</strong> comprometidas además con la llegada de los 70.000 millones de fondos europeos para la recuperación económica. El primer pago llega en julio, pero Sánchez sigue sin enviar al Congreso un proyecto para el sostenimiento del sistema de pensiones ni la anunciada contrarreforma laboral pendiente, requisitos para que se mantengan los plazos siguientes de la asistencia financiera. Las Cortes ponen fin la próxima semana al actual periodo de sesiones sin que los partidos del Gobierno de coalición se hayan puesto de acuerdo sobre el contenido de los dos grandes proyectos y siguen enredados además en las negociaciones que en paralelo mantienen con los sindicatos y las organizaciones empresariales sobre los mismos asuntos. <strong>El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá</strong>, reconoce el retraso acumulado (marzo era su primer plazo para presentar la reforma de las pensiones) y se limita a comentar que es posible que el Congreso tenga que trabajar en vacaciones, lo que no deja de ser la confirmación de que el Ejecutivo dejará las asignaturas principales del curso para la convocatoria de septiembre.