<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>Marruecos confirmó ayer lo que venía apuntando en los últimos días, con manifestaciones de sus dirigentes: que su actitud obedece a que no le agrada la actitud de España con respecto al Sáhara Occidental y que no considera cerrada la crisis abierta con nuestro país hace dos semanas.</strong></h4> Ayer, el<strong> Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores</strong> difundió un extenso comunicado en el que viene a reconocer que su malestar no es sólo por haber acogido al<strong> líder del Frente Polisario, Brahim Ghali,</strong> en un hospital de Logroño, sino porque España no está adoptando una postura de abierto apoyo a las pretensiones de Rabat en el Sáhara, como ha hecho Estados Unidos. “La crisis no está limitada al asunto de un hombre” señala el comunicado, que añade que esa crisis “no comienza con su llegada ni terminará con su partida”, en alusión a que pueda regresar a Argelia, tras pasar por la Audiencia Nacional. Y, a continuación, Marruecos hace hincapié en que el caso <strong>“ha revelado las actitudes hostiles y las estrategias perjudiciales de España hacia la cuestión marroquí”</strong>, así como “la connivencia de nuestro vecino del norte con los adversarios del Reino para socavar la integridad territorial de Marruecos”. <strong>El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,</strong> que compareció ante los periodistas al término de la cumbre hispano-polaca celebrada en Alcalá de Henares, replicó al planteamiento de las autoridades de Marruecos. “Si lo que se está diciendo, por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí es que se ha utilizado la inmigración, es decir <strong>el asalto a las fronteras españolas por parte de más de 10.000 marroquíes en 48 horas, por desavenencias en política exterior, a mí me parece inaceptable</strong> y, por tanto, rechazo esa declaración”, afirmó. Para justificar su postura, el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores se extiende en realizar un paralelismo entre el Sáhara Occidental y Cataluña y aconsejando a España que, si quiere resolver la crisis, lo que tiene que hacer es adoptar ante el <strong>“separatismo” fomentado por el Polisario en el Sáhara, la misma actitud que Marruecos adopta ante el “separatismo” en Cataluña.</strong> Y tras afirmar que Rabat “nunca instrumentalizó el separatismo”, añade que no espera menos de España. Marruecos, que se siente reforzado por el respaldo que le dio en diciembre la Administración de Donald Trump al reconocer la soberanía marroquí sobre del Sáhara Occidental,<strong> pretende que España abandone su tradicional posición de pedir una solución acordada entre las partes en el marco de Naciones Unidas.</strong> Así, en el comunicado reclama “una aclaración, sin ambigüedades, por parte de España de sus elecciones, sus decisiones y sus posiciones", en referencia a su postura sobre el Sáhara. Hasta ahora, el Gobierno español ha tratado, en todo momento, de no elevar la escalada en la tensión con Marruecos y el gesto diplomático más fuerte que ha realizado es el de convocar a <strong>la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaich</strong>, al Ministerio de Asuntos Exteriores, para quejarse de la entrada masiva de personas por la frontera de Ceuta, sin que las Fueras de Seguridad de ese país hicieran nada por impedirlo. Benyaich fue llamada poco después a consultas por el Gobierno marroquí y desde Rabat siguió haciendo declaraciones muy críticas hacia España. El Gobierno español no respondió llamando a su vez a consultas <strong>al embajador en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, y</strong> se centró en buscar el apoyo de la Unión Europea.