Néstor Laso
Abogado y miembro del equipo político en España del expresidente de Colombia, Álvaro Uribe
Una de las conclusiones más contundentes que se sacan de los conocidos acontecimientos que están acaeciendo en Colombia, es el poder de las redes sociales y de las fake news para dar a conocer una realidad sesgada e interesada a favor de los promotores de los paros, protestas y actos vándalicos que están asolando diversas ciudades y puntos neurálgicos de mi querido país de adopción.
Uno de los grandes méritos de la política de seguridad democrática de los gobiernos del expresidente Álvaro Uribe, es que logró superar una situación mucho más grave que la actual, cuando la mayor parte del territorio de Colombia estaba en manos de las FARC y a punto de ser declarado Estado fallido a nivel internacional, logrando espacios de libertad que estaban a punto de desaparecer.
Dicha beneficiosa conquista de libertades producida durante el mandato de Álvaro Uribe del 2002 al 2010, en una situación de crisis de identidad como país sin precedentes, ahora está siendo aprovechada de forma extralimitada por unos manifestantes y vándalos, muchos de ellos en la niñez en aquellos años oprobiosos o que ni siquiera habían nacido y todo para trasladar un discurso de violencia policial absolutamente inexistente, en obediencia a una clara manipulación por la izquierda y sus fines electorales del 2022.
En determinados círculos internacionales, solo se habla de represión policial, pero nada se dice de los más de 850 policias heridos o de los miembros de dichas fuerzas asesinados por los manifestantes, alguno de ellos a punta de pistola delante de su esposa e hijos o los policías quemados dentro de sus CAI, cuarteles, o arrastrados por el suelo.
Tampoco ni se ve ni se oye alzar la denuncia a nivel internacional por los casi 3.000 actos vandálicos, numerosos casos de manifestantes que desvalijaron conjuntos residenciales, tiendas, bancos, se apropiaron de vehículos a punta de pistola, etc. en muchos de dichos supuestos sin poder ejercer el derecho constitucional que existe tanto en Colombia como en cualquier país democrático, de la utilización legítima de la fuerza por los cuerpos de seguridad, porque los manifestantes, en el caso de poner orden, apelan al conocido y falso dicho, ¡ es qué nos quieren matar !
Es curioso, se ha pasado de calificar a la Policía de Colombia, por amplios sectores de los manifestantes, de héroes de la Patria, cuando eran garantía de libertad y combatían a las FARC a estigmatizarlos como vulgares asesinos, cuando responden a los ataques de los grupos incontrolados, defendidos por muchos de los integrantes de las protestas. En cualquier país del mundo la Policía repele las manifestaciones y tienen grupos de operaciones especiales para combatir el vandalismo como es en Colombia, el ESMAD.
Pero algunos medios internacionales olvidan reflejar que muchos manifestantes acuden a las marchas con bolsas llenas de armas y artefactos, o con instrumentos punzantes, cuando no les da por volcar los vehículos policiales a su paso, amén de los innumerables episodios violentos ejecutados ya referidos.
Nadie duda de que por parte de algunos miembros de la policía pudiera haber habido alguna extralimitación, hechos sobre los cuales se han incoado las correspondientes diligencias de investigación por las autoridades colombianas y tengo la plena seguridad que se depurarán las responsabilidades correspondientes de los autores, si los hubiera habido. Ojalá respondieran también ante la justicia, los promotores políticos de la izquierda colombiana, que alentaron estos desmanes princiaplmente a través de redes sociales y que se cuidaron de dar la cara, al frente de manifestación alguna.
Pero existen numerosísimas pruebas de audio y vídeo de esos actos violentos de los integrantes de las protestas, que no han trascendido ni han sido publicadas en muchos medios de comunicación internacional, o ni siquiera tampoco la Comisión de Derechos Humanos de la ONU o la CIDH, las ha dado el mismo valor pues no los han querido visualizar.
El ejercicio de la autoridad y del orden, para preservar la vida, patrimonio y seguridad de la ciudadanía de bien en general, es un valor universal a desempeñar por las fuerzas del orden público en todo el mundo.
No hay que olvidar, que los manifestantes no tiraban con flores o con piedritas, como algunos quieren expresar, las evidencias de utilización de las mas sofisticadas armas de fuego, son masivas. Tanto como la infiltración e intervención en las marchas de elementos terroristas de disidencias FARC, ELN o grupos violentos venezolanos subordinados a las órdenes del Gobierno de Maduro
Siendo lo anterior incuestionable, hay que reconocer que en algunos países y organizaciones internacionales la penetración mediática de los voceros de la izquierda colombiana ha sido más permeable, pero lo que no es de recibo ni admisible es la actitud pasiva e indolente en aras de la defensa de la institucionalidad colombiana que se ha visto en gran parte de las oficinas diplomáticas de Colombia en el Exterior.
En su momento, desde el partido gobiernista Centro Democrático y por diversos analistas en reflexiones en medios de comunicación, se ha recriminado en su momento al Presidente Iván Duque su equivocada política de nombramientos en los diferentes organismos del Estado, pero sobre todo en el ámbito diplomático.
De forma genérica, Duque privilegió a los tecnócratas antes que a los políticos, posiblemente porque ese es su propio perfil, lo cual en una conyuntura del país como la actual, donde se tienen que tomar medidas urgentes para paliar las situaciones de necesidad y pobreza priorizando planes de ingresos mínimos solidarios o de percepción de prestaciones sociales, no se puede esperar ni a atender a sesudos análisis económico-financieros, ni a inoportunas reformas tributarias que fueron la chispa inicial de los desmanes, reformas que ni siquiera entrarían en vigor en el año en curso, sino será necesario centrar todos los esfuerzos de la Administración para paliar con urgencia las necesidades de subsistencia y de primera necesidad de nuestros connacionales, también gravemente azotados por la pandemia.
Pero en el ámbito diplomático, el Presidente Duque dió todavía un paso más allá y designó en altos cargos de la diplomacia, junto a funcionarios de carrera, lo cual es lógico, a personas con una gran falta de idoneidad y preparación adecuada en materia de relación con medios institucionales internacionales, unas, o bien solo atendió a las cuotas de otros partidos políticos, en otros casos o procedió en la mayoría de los supuestos a confirmar y ratificar a nombramientos de designación del anterior gobierno de Juan Manuel Santos, a quien mantuvo en sus puestos hasta la actualidad, todo ello junto a aisladas designaciones de personas vinculadas al partido de gobierno, el Centro Democrático, las menos.
Consecuencia de esa errónea política de nombramientos, de lo cual el actual mandatario estaba avisado, es que en una situación límite como la actual, la institucionalidad colombiana no tiene quién la defienda en el exterior ante los injustos ataques que está recibiendo desde medios de comunicación y políticos internacionales su Gobierno.
No goza de la necesaria implicación que sus diplomáticos deberían ostentar con el mismo y ello, por una sola razón, porque en muchos casos, uno, son meros asalariados, muy bien pagados por cierto. Dos, incluso ideológicamente están muy alejados de la defensa de un Gobierno que les es ajeno y que les ratificó erróneamente y en tercer lugar, pues ejercen obediencia debida a su auténtico jefe, Juan Manuel Santos, al que se deben políticamente, cuando el exmandatario es mas cercano en la actualidad a Gustavo Petro que a Iván Duque y no digamos a Álvaro Uribe.
Ante esa ausencia o si la hay, muy débil defensa, de la institucionalidad colombiana por la diplomacia en el exterior, lo que está ocurriendo es que la misma, en algunos casos, queda en manos de la no oficialidad, es decir por ciudadanos colombianos de bien residentes en el exterior o por personas nativas de estos países que quieren poner en valor las virtudes de una nación como la colombiana, que las tiene ante tantos ataques injustos que está recibiendo por razones electorales de la izquierda política y de sus apoyos.
Es el caso de España, hasta hace bien poco, donde el ramillete de personas que integramos el equipo del Expresidente Álvaro Uribe en el país ibérico, por meras razones de nuestra eterna lealtad al carismático líder paisa, por únicas razones altruistas y desinteresadas y de demostración de cariño a una Colombia que no deseamos que tome el camino de ruina y caos de Venezuela, estamos multiplicándonos y logrando, creo que con gran éxito, el dar a conocer la auténtica realidad de lo que acontece en Colombia y no la que se quiere dar a entender por la izquierda colombiana y sus aliados internacionales, vilipendiando la institucionalidad del país cafetero por exclusivo interés electoral.
Y así no en vano, hasta la fecha, los más importantes partidos del arco democrático español, Partido Popular (PP), VOX, Ciudadanos e incluso el gobiernista PSOE, no han apoyado las protestas, ni siquiera ha sido publicado un comunicado oficial al respecto y solo desde la Secretaria de Estado para Iberoamérica y en contestación a una pregunta en una rueda de prensa, que versaba sobre otras materias, por su titular, se apeló a la concordia entre las partes y se reconoció que desde el Gobierno colombiano se están investigando la existencia o no de hechos puntuales de extralimitación por parte de la Policía de dicho país, en unas manifestaciones más propias de vándalos que de personas que ejercieron la legítima protesta.
Sólo desde Unidas Podemos o desde el independentismo catalán ha habido apoyos expresos a las protestas y sus consecuencias, en clara sintonía con sus aliados, los alfiles de Maduro en Colombia, Gustavo Petro e Iván Cepeda.
Incluso desde la Unión Europea, tampoco se han apoyado las manifestaciones ni ha existido un comunicado oficial al respecto. Dicha tibieza de España y la UE, ha sido fuertemente criticado desde los manipulados grupos de promotores izquierdistas de las manifestaciones de los colombianos residentes en España y resto de Europa.
Es por ello, por lo que desde España, las personas que estamos con la institucionalidad de Colombia como país, ya sean nativos colombianos, españoles o como es mi caso español con nacionalidad colombiana, reclamamos más interés, trabajo e implicación de las delegaciones diplomáticas en defensa de la Colombia institucional, de su Gobierno legítimo, de su Policía y de su Ejército, tan injustamente maltratados estos días, a pesar de cuánto les debe la Democracia y la LIBERTAD Y EL ORDEN de Colombia, lemas y señas de identidad del escudo de nuestra bandera patria.
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