<h5><strong>The Diplomat</strong></h5> <h4><strong>Expertos reunidos en un webinario sobre los riesgos, retos y oportunidades que se presentan en América Latina a las empresas españolas tras la pandemia, coincidieron en subrayar que cualquier compañía que se imponga como objetivo crecer debe seguir teniendo a esa región en su punto de mira.</strong></h4> La cita, organizada por el<strong> Club de Exportadores e Inversores e Iberglobal</strong>, contó con la participación del <strong>secretario de Estado de la España Global, Manuel Muñiz</strong>, quien recordó que la empresa española ha sido clave para el desarrollo de Iberoamérica, porque la inversión y exportación españolas han contribuido a la mejora de las infraestructuras y calidad de vida en los países de destino, así como al avance de la digitalización en países que se habían quedado atrás en el campo tecnológico. Asimismo, Muñiz destacó algunos factores que preocupan sobre la región, como son la ralentización económica que sufre desde hace años y que se ha visto acentuada por la crisis de la Covid-19, o el escaso margen fiscal y monetario que tienen estos países, lo que aumenta de manera notable el riesgo de sufrir una crisis de deuda. Para ello, defendió que “es necesario poner en marcha iniciativas bilaterales o globales, mediante instituciones multilaterales, que contribuyan a paliar la situación y permitan a las empresas españolas desarrollarse con mayor seguridad”. <strong>Alejandro Patiño Raffo, de Santander España</strong>, indicó que, pese a haberse reducido el ritmo de inversión hacia la región, en los últimos cinco años el número de pymes que se han instalado en Latinoamérica ha crecido significativamente. “Es un fenómeno -dijo- que veníamos viendo desde 2012, pero que claramente ha registrado un punto de inflexión desde 2015, especialmente en países de destino como Colombia, Perú o Chile”. En este sentido, Patiño recordó la apuesta de Banco Santander por Latinoamérica como una región con “un gran número de oportunidades para las empresas españolas en ámbitos como las infraestructuras, las energías renovables, o las nuevas tecnologías”. Los datos corroboran el interés que sigue suscitando Latinoamérica para las empresas españolas, lo que se constata en el hecho de que continúa siendo la segunda región del mundo que más inversión española recibe. “Así ocurrió en 2020, situándose por detrás de los países de la UE y por delante de Estados Unidos”, puso de relieve <strong>Alfredo Arahuetes, catedrático de Economía Aplicada en ICADE</strong> y experto en economía latinoamericana. Manuel Muñiz también destacó que el stock de inversión español en los países latinoamericanos es, según los últimos datos, de 140.000 millones de euros, “lo que supone -afirmó- un tercio de las inversiones a nivel mundial”. Asimismo, aseguró que en los últimos quince años “se ha duplicado la cifra de intercambios comerciales y el número de empresas exportadoras se ha multiplicado por cuatro”. Arahuetes explicó, además, que la inversión española en la región se concentra en un grupo de seis países del que forman parte, por este orden, Brasil, México, Argentina, Chile, Perú y Colombia. “En ese grupo confluye el 90% de los flujos netos y brutos, y del stock de inversión directa”, indicó. El diez por ciento restante de la inversión va dirigido a Uruguay, Panamá, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica y Cuba. “Venezuela, por problemas de organización en el país, está fuera de la lista en este momento”, precisó. Indicó también que será en ese grupo de países donde se sigan dando las oportunidades para seguir invirtiendo en el futuro. “En la década de los 90 del pasado siglo fueron las grandes empresas las que se instalaron en la región, atrayendo a otras más pequeñas. Sin embargo, vemos cómo ahora las empresas españolas han empezado a relacionarse con las empresas locales”, explicó Arahuetes. Para este experto, Latinoamérica sigue teniendo un gran potencial para las inversiones españolas, tanto por la experiencia acumulada en los últimos treinta años como por razones de proximidad cultural. “Las empresas terminan invirtiendo donde entienden las cosas, y en el caso de las empresas españolas, éstas se sienten cómodas en una región donde empresas de otros países no lo han estado debido al factor cultural”, aseguró. Por su parte, <strong>Carlos Malamud, catedrático de Historia de América en la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano</strong>, señaló que, más allá del impacto económico, la pandemia de Covid-19 ha tenido un “terrible impacto social porque ha llegado en un momento de fuerte desafección con la política, con las élites y con la democracia”, que se ha traducido en el auge de “populismos extremistas” de derecha y de izquierda. Malamud recordó que en el periodo 2021-2024 se producirán elecciones presidenciales en todos los países latinoamericanos, que contribuirán a ensanchar la fragmentación de la región. “La reacción que hemos visto de Latinoamérica con relación a la lucha contra la pandemia ha sido un predominio de las respuestas individuales por países en lugar de respuestas colectivas de grupos de países o de zonas de integración económica. Esto supone un nuevo reto para las empresas españolas, pero también lo es para las empresas locales”, explicó. Malamud reconoció que “el camino a la integración regional es bastante complicado y aún está lejos”. “De hecho -dijo-, los procesos de integración económica regional que nacieron a principios del siglo XXI están en crisis o han desaparecido, lo que provoca que la creación de un gran mercado latinoamericano sea, hoy por hoy, un deseo imposible de alcanzar”. En este sentido, subrayó la importancia de “no tener una política global para la región”. A su juicio es mejor centrarse en las “relaciones bilaterales con cada país”, que permitan ajustarse a las características de cada uno de ellos, dijo.