<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>La inquietud se ha convertido en estupor y en cierto malestar. Los diplomáticos españoles no terminan de entender que la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, siga sin nombrar embajadores, a pesar de que sobre su mesa de trabajo tiene, desde antes de Navidades, las propuestas presentadas por el grupo de altos cargos de su Ministerio encargado de seleccionar candidatos entre los aspirantes.</strong></h4> <strong>La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE),</strong> que agrupa al 65 por ciento de los miembros de la Carrera Diplomática, envió en febrero una carta a la <strong>subsecretaria, Celsa Nuño</strong>, en la que exponían su sorpresa por el retraso en los nombramientos, algo que afectaba a quienes dejarán sus puestos, porque mientras no se hubiera pedido el plácet para su sucesor o sucesora, no podían presentarse al concurso de otros puestos en el exterior. De hecho, muchos de ellos, no pudieron concurrir a ese reparto, conocido en el argot diplomático como el “bombo”, que fue resuelto el pasado día 20. La consecuencia es que, cuando sean cesados, deberán regresar obligatoriamente a un puesto en Madrid. El bloqueo hace que se den <strong>situaciones poco comprensibles en medios diplomáticos</strong>. Así, <strong>la Embajada de España en India está vacante desde</strong> <strong>que</strong> <strong>hace medio año se jubiló su titular,</strong> <strong>José Ramón Barañano</strong>, a pesar de que nuestro país tiene intereses económicos allí, como lo demuestra que hace escasas fechas la propia González Laya planeó viajar a Nueva Delhi acompañada de un grupo de empresarios, una visita que tuvo que cancelar debido a la alta incidencia del coronavirus en el país asiático. Más grave aún se considera en medios diplomáticos consultados por <em>The Diplomat</em>, que <strong>no se haya nombrado todavía embajador en Londres, un puesto vacante, desde que el 2 de febrero se produjo el cese de Carlos Bastarreche</strong>, que se jubiló a finales de noviembre, pero aceptó seguir un par de meses más en el puesto debido a la salida del Reino Unido de la UE el 31 de diciembre. Pese al tiempo de que ha dispuesto la ministra para nombrar nuevo <strong>embajador en Londres</strong>, esto no se ha producido. Según le cuentan a <em>The Diplomat</em>,<strong> González Laya ha descartado ya, en estos casi cinco meses, hasta una media docena de nombres de diplomáticos</strong> con amplia experiencia para ocupar el puesto, y mantiene como encargado de Negocios al “número dos”, <strong>José María Fernández López de Turiso.</strong> Los medios consultados subrayan que, la interlocución de un encargado de Negocios, por eficaz que sea, no es la misma que la de un embajador, mucho más <strong>en un momento en que se está configurando la nueva relación del Reino Unido con Europa</strong> y, particularmente con España, marcada también por el contencioso gibraltareño. Además, el no tener sin cubrir las vacantes de embajadores desde hace tanto tiempo, <strong>no da precisamente una imagen muy positiva en los países de destino,</strong> como es el caso del Reino Unido, donde los nombramientos de nuevos embajadores son decididos siempre con bastante antelación a que se produzca el relevo. Así, por ejemplo, <strong>el actual embajador británico, Hugh Elliott</strong>, a pesar de que conocía muy bien España y el idioma español, <strong>fue nombrado para el cargo en octubre de 2018, para incorporarse en agosto de 2019.</strong> <strong>La ministra,</strong> según las fuentes consultadas, <strong>habría recibido también alguna indicación desde la Presidencia del Gobierno</strong> para que comience a tomar decisiones sobre el nombramiento de embajadores. Al parecer, González Laya quiere estudiar detenidamente, y de manera personal, todas las candidaturas que le han sido presentadas por el grupo de trabajo, pero ello <strong>retrasa enormemente la toma de decisiones</strong> y provoca inquietud e incertidumbre entre los aspirantes. Uno de los factores que podría estar retrasando esa toma de decisiones es <strong>el deseo de la ministra de que, al menos una veintena de los nuevos representantes diplomáticos españoles sean mujeres,</strong> para tratar de ir reduciendo la diferencia existente con respecto al número de embajadores varones, un objetivo que enmarca en la llamada<strong> política exterior feminista,</strong> que quiere sea la seña de identidad de su paso por el Ministerio. En concreto, además de las Embajadas en Nueva Delhi y en Londres, la ministra debe cubrir las <strong>vacantes de Bosnia-Herzegovina</strong>, donde ya se ha jubilado también el embajador -José María Valdemoro- hace un mes; y <strong>las de Rusia e Irán, donde sus titulares -Fernando Valderrama y Luis Felipe Fernández de la Peña, respectivamente- lo harán a finales de mayo.</strong> Asimismo, debe decidir sobre quiénes se harán cargo de otras veintiocho embajadas, en concreto, las de <strong>Canadá, Israel, Grecia, Sudáfrica, Angola, Arabia Saudí, Costa de Marfil, Emiratos Árabes Unidos, Estonia, Gabón, Ghana, Guinea-Bissau, Haití, Irak, Afganistán, Indonesia, Jordania, Kazajistán, Kenia, Líbano, Macedonia del Norte, Mauritania, Nigeria, Paraguay, República Dominicana, República Eslovaca, Tailandia y la Representación Permanente ante el Comité Político y de Seguridad de la UE, con sede en Bruselas</strong>. De los nombramientos están pendientes en torno a 140 diplomáticos que presentaron sus candidaturas, entre ellos <strong>un buen número de directores generales</strong> y subdirectores generales que llevan tiempo en el puesto y desean salir al exterior. Los primeros, sobre todo, tienen bastantes posibilidades de lograrlo, y eso provocará que <strong>la ministra tenga que recomponer su equipo.</strong> Pero, además, otros muchos diplomáticos están atentos a los nombramientos de embajadores, porque podrían aspirar a otros puestos en un próximo “bombito”, en caso de que algunos de los que han sido designados para un puesto en el “bombo” fueran nombrados embajadores y dejaran sus destinos vacantes.