<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE aprobaron ayer un paquete de sanciones contra personas y entidades responsables de violaciones y abusos graves de los derechos humanos en China, Corea del Norte, Libia, Rusia, Sudan del Sur y Eritrea. China ya ha anunciado represalias y España ha “lamentado” la respuesta de Pekín a estas sanciones.</strong></h4> El Consejo de Asuntos Exteriores de la UE volvió a recurrir ayer a su <strong>Régimen Global de Sanciones por violaciones contra los derechos humanos</strong>, creado en diciembre de 2020 y cuyo estreno se produjo en la reunión del pasado mes de febrero con la adopción de medidas restrictivas contra cuatro funcionarios rusos implicados en la detención, la condena y la persecución del opositorAlexei Navalni. En este caso, las sanciones europeas ha ido dirigidas contra once personas y cuatro entidades implicadas en <strong>detenciones masivas arbitrarias de uigures en la región de Xinjiang, en China</strong>; en actos de represión en la República Popular Democrática de Corea, en ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas en Libia, en torturas y represión en Rusia contra personas LGBTI y contra opositores políticos en Chechenia y en torturas, ejecuciones y homicidios extrajudiciales, sumarios o arbitrarios en Sudan del Sur y Eritrea. Aparte, y al margen del citado régimen de sanciones, el Consejo aprobó medidas restrictivas contra once personas responsables del golpe militar perpetrado el pasado 1 de febrero en <strong>Myanmar</strong> y de la consiguiente represión militar y policial ejercida contra manifestantes pacíficos. <strong>En el caso de China, se trata de las primeras sanciones contra este país desde 1989, cuando la entonces Comunidad Europea prohibió la exportación de armas al gigante asiático por la masacre de Tiananmen</strong>. Aparte, <strong>Reino Unido, Estados Unidos y Canadá</strong> respaldaron ayer la decisión de la UE y anunciaron la imposición de sus propias sanciones a dirigentes chinos. Como era de esperar, el Gobierno de <strong>Xi Jinping</strong> reaccionó duramente contra unas sanciones basadas en “mentiras y desinformaciones” y que suponen una <strong>“grave interferencia en los asuntos internos de China, violan flagrantemente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y socavan gravemente las relaciones entre China y la UE”,</strong> según declaró el Ministerio chino de Exteriores en un comunicado. <strong>La réplica de China a estas sanciones ha sido la aprobación de</strong> <strong>medidas similares contra una decena de ciudadanos europeos, incluidos cinco eurodiputados, y contra cuatro entidades</strong>, entre ellas el Comité Político y de Seguridad del Consejo de la UE, la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, la Fundación Alianza de Democracias de Dinamarca y el Instituto Mercator de Estudios de China en Alemania. “Las medidas chinas nos parecen inaceptables y no responden a nuestras legítimas preocupaciones” sobre derechos humanos, declaró <strong>el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell</strong>, en la rueda de prensa posterior al Consejo, en la que admitió que esta situación va a contribuir a crear “una nueva atmósfera” en las relaciones entre China y la UE. <strong>“Evidentemente, lamentamos esta decisión de China, que ni compartimos ni aceptamos en la medida en que las sanciones de la UE no van dirigidas contra países, sino que van dirigidas a proteger y amparar los derechos humanos en el mundo y se adoptan después de un análisis factual de la situación, verificando dónde se han dado violaciones de derechos humanos y respetando la legalidad vigente en esta cuestión”</strong>, declaró, por su parte, <strong>la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya</strong>, en la rueda de prensa posterior al Consejo. “A nosotros, a España, teniendo en cuenta que también valoramos la relación que tenemos con China, nos parece que quizá la mejor manera de tratar esta cuestión sería abrir un diálogo abierto y honesto entre China y la UE en cuestiones de derechos humanos para tratar de cuestiones que preocupan ciertamente en Europa”, concluyó.