<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Después de un 2020 fuertemente condicionado por la pandemia del COVID-19, que “no ha sido positivo para la posición internacional de España ni para aminorar la polarización política interna”, el arranque de 2021 ha evidenciado que “no es fácil proyectarse fuera con cierta solvencia” cuando “desde el mismo seno del Gobierno” se le da “la razón nada menos que a la autoritaria Rusia” en un incidente bilateral “sobre la calidad democrática de España”.</strong></h4> Estas son algunas de las conclusiones del informe <a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/policy-paper-espana-en-mundo-2021-perspectivas-desafios" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong><em>España en el mundo en 2021: perspectivas y desafíos</em></strong></a>, presentado ayer de forma telemática por el <strong>Real Instituto Elcano</strong> y que analiza, por noveno año, los principales rasgos del escenario internacional y los desafíos a los que debe enfrentarse España. “Parece que hay pocas dudas de que el COVID-19 no ha sido positivo para la posición internacional o europea de España y tampoco ha servido para aminorar la fuerte polarización política interna”, afirmó <strong>el coordinador del informe, Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano</strong>, durante su intervención en el encuentro, que fue moderado por el recién nombrado <strong>presidente del <em>think tank</em>, José Juan Ruiz.</strong> No obstante, la pandemia, en la medida en que concentró casi toda la atención política, sí tuvo el efecto positivo de <strong>“dotar de una misión clara a la acción exterior y en la UE”</strong>, no sólo “aminorando (o aplazando) las tensiones latentes en el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos”, sino incluso <strong>“ayudando a que la crispada agenda interior no contamine la política exterior”</strong>, prosiguió. “Es esperable que la alta confrontación entre Gobierno y oposición en la agenda interior no se traslade mucho a la política exterior o europea”, la cual, salvo algunos “roces” en temas concretos (la negociación en la UE del plan de recuperación, Venezuela, el Sáhara Occidental, la dimensión exterior del conflicto catalán o Gibraltar), se sigue caracterizando por “un sólido acuerdo de fondo” en favor del europeísmo, el multilateralismo y el atlantismo, añadió el investigador. En todo caso, según el informe, “<strong>el arranque de 2021 ha evidenciado que no es fácil proyectarse fuera con cierta solvencia ni gestionar una diplomacia sin sobresaltos cuando, desde el seno del propio Gobierno, el socio menor le da la razón nada menos que a la autoritaria Rusia en un incidente entre los ministros de Exteriores de los dos países a cuenta de la calidad democrática de España”</strong>. “Es verdad que, salvo la asignación no demasiado bien definida de los temas de la Agenda 2030 al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, <strong>casi todos los departamentos con dimensión exterior relevante están en manos de los socialistas</strong>”, pero “ya ha quedado demostrado que <strong>ese reparto de carteras no servirá siempre de cortafuegos para que los debates políticos internos, algunos ciertamente pintorescos, no afecten demasiado a la política exterior y europea</strong>”, advierte el documento. En lo que respecta a las polémicas internas del Gobierno sobre la calidad de la democracia española, según Ignacio Molina, <strong>“los expertos internacionales dan un notable alto a España y la colocan sistemáticamente entre los quince y veinte países más democráticos del mundo”</strong>. Por ello, aunque las declaraciones de Iglesias sobre la democracia española debieron “llamar la atención de los consejeros políticos de las Embajadas”, a “nivel macro, la imagen de la democracia española es buena”, prosiguió Ignacio Molina. En cambio, advirtió, “cuando preguntamos lo mismo a los españoles, éstos se muestran muy críticos, <strong>hay una enorme brecha entre cómo se juzga la calidad de la democracia española fuera y cómo la perciben los españoles</strong>”. “Lo cierto es que si los propios españoles piensan que la democracia es muy mejorable, eso también afecta a la calidad de la democracia española”, admitió. <h5><strong>La Estrategia de Acción Exterior</strong></h5> El informe destaca también la importancia de <strong>la nueva Estrategia de Acción Exterior del Gobierno</strong>, que “ubica a España entre quienes buscan respuestas inclusivas” frente a los problemas globales, “adoptando una vocación europeísta y multilateral basada en los valores que definen la sociedad española y que en el exterior permiten explotar el carácter de país nodal y vertebrador”. Aparte, la Estrategia “menciona algunos desarrollos interesantes”, como la modernización del servicio exterior a través de la mejora de sus medios humanos y materiales y de su digitalización, el aumento significativo de los fondos para cooperación, la introducción de mecanismos que faciliten la integración y la acción coordinada de todas las administraciones y la capitalización del “amplio ecosistema español en el exterior” en la acción diplomática. “Está por ver si este documento trasciende el mero ejercicio intelectual o si tiene traducción práctica a partir de este mismo año”, pero “<strong>mientras no superemos la actual crisis interna, económica, social y política, la posición internacional de España seguirá siendo mucho más débil de lo que le corresponde por potencial</strong>”, advirtió Ignacio Molina.