<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La crisis del COVID-19 ha agravado los problemas estructurales y los desequilibrios económicos y sociales de América Latina, una situación que sólo se podrá empezar a corregir adecuadamente con el acceso a unas vacunas que están llegando a cuenta gotas a la región a causa de su “acaparamiento” por parte de unos pocos países de renta alta.</strong></h4> Éstas son las principales conclusiones del duodécimo coloquio de los <em>Diálogos con América Latina</em>, organizado ayer de forma telemática por <strong>Casa de América y la Fundación Carolina</strong> bajo el título <em>De la COVID-19 a la Agenda 2030 en América Latina: políticas públicas para una recuperación sostenible</em>. Durante el evento, <strong>la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe. Cristina Gallach</strong>, reiteró “el compromiso explícito de España” con la recuperación socio-económica de América Latina en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero advirtió de que “la dinámica positiva de transformación” que había generado la Agenda 2030 ha empezado a resentirse con la crisis del COVID-19. “Tanto las metas como los indicadores ya no son creíbles en el momento actual porque hemos tenido una regresión, sobre todo en América Latina”, y, por ello, es <strong>“necesaria una Agenda 2030 más creíble en los nueve años que nos quedan” </strong>hasta su conclusión, <strong>“porque corremos el riesgo de que caiga en el descrédito”</strong> uno de “los instrumentos más positivos” de la comunidad internacional, advirtió. Por su parte, <strong>la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena</strong>, advirtió de que la crisis del COVID “ha magnificado los problemas estructurales de América Latina y el Caribe”, donde se espera que la pobreza alcance los 209 millones de personas y donde la pobreza extrema se encuentra en 78 millones. Por ello, afirmó, es necesario afrontar dos importantes brechas: la que afecta a las mujeres que han tenido que dejar el mercado laboral como consecuencia de la COVID-19, para lo que propone extender el ingreso básico de emergencia; y la brecha digital, que mantiene a 40 millones de hogares sin internet, para lo que plantea una canasta básica digital que supondría el 1% del PIB. Asimismo, la directiva de CEPAL advirtió de la necesidad de <strong>“revisar el papel de la banca multilateral y regional” para favorecer el acceso a la financiación </strong>porque “el Banco Mundial apoya a los países de ingresos bajos, pero no a los de ingresos medios”. “Podemos eliminar la pobreza extrema en 2030, pero para eso necesitamos un pacto fiscal y que haya voluntad política”, afirmó. Bárcena también denunció la desigualdad en el acceso a las vacunas contra el COVID-19. <strong>“Ha habido un acaparamiento de las vacunas por unos pocos países, que han comprado cantidades incluso mayores de las que necesitan”</strong> y, por ello, “el mundo requiere una solidaridad más amplia, no sólo con el mecanismo COVAX sino también de otras maneras”, advirtió. Por su parte, <strong>el director regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Luis Felipe López Calva</strong>, advirtió de que, según un estudio del Banco Mundial, <strong>la región va a sufrir una pérdida económica de 1,2 trillones de dólares, una cifra que corresponde a “la economía total de México”</strong>. Por ello, propuso una seria de medidas para superar la crisis, como “repensar los sistemas de protección social”, el uso de la digitalización como elemento de inclusión, la búsqueda de “motores verdes de crecimiento” y la apuesta por una “gobernanza efectiva”. En todo caso, advirtió, <strong>“el acceso equitativo a las vacunas es una precondición fundamental para la reapertura de muchos aspectos de la recuperación en América Latina”</strong>, pero en estos momentos “hay 80 países con programas de vacunación ya iniciados y 62 de ellos son países de ingresos altos”. “En América Latina, sólo 14 países tienen programas activos de vacunas”, lo cual revela un <strong>“acceso profundamente inequitativo a las vacunas que requiere una acción multilateral coordinada”</strong>. Al respecto, Alicia Bárcena precisó que en América Latina “hay 14 países con programas activos de vacunas... pero sin vacunas, ese es el problema”.