Jesús A. Garcia-Rojas
Analista de Política Internacional
Cristóbal Colón y sus expedicionarios pisaron tierra firme en territorio americano solo en una oportunidad. El lugar específico es hoy conocido con el nombre de “Macuro”, extremo oriental de Venezuela. Colón ejecutaba su tercer viaje a las indias en el año del Señor de 1.498 y ese punto está ubicado frente a las costas de la isla de Trinidad. Son playas bañadas por el océano Atlántico y de una belleza extraordinaria. Colón dejó escrito en su bitácora “Es una Tierra de Gracia«. Pensó que estaba en una isla y, permaneciendo allí por varios días, estableció contacto con la tribu indígena kariña.
A cuarenta kilómetros hacia el oeste, por una carretera abandonada a la suerte de Dios, se encuentra una pequeña población, Güiria, capital del municipio Valdez del estado de Sucre y con una población que ronda los 30 mil habitantes. Es un puerto de relativa importancia cuyo principal activo es su ubicación estratégica, pues frente a las costas orientales de Venezuela se encuentran yacimientos de gas de los más grandes del mundo. Entre el puerto de Güiria y la isla de Trinidad ha habido desde siempre un intercambio cultural, demográfico y económico impuesto por las circunstancias propias de cada lado, separados apenas por una distancia de 138 km, que los nativos recorren durante aproximadamente tres horas en lancha, en ambos sentidos. Entre Güiria y la capital del estado de Sucre, la ciudad de Cumaná, se tarda 6 horas atravesando carreteras angostas y sin mantenimiento. Resulta obvio que los sucrenses más orientales prefieran ir a la isla de Trinidad que a la ciudad mas próxima en su propio país.
Huyendo de la grave crisis económica y política, de la inseguridad personal y ante la escasez de alimentos, medicinas y combustible, que raya en tragedia humanitaria, muchos venezolanos han optado por irse. Hacia cualquier parte y como sea. La propia Organización Internacional para las Migraciones y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, reconocen que, hasta noviembre de este año, más de 5,4 millones de migrantes y refugiados venezolanos han abandonado su país, de los cuales 4,6 millones estaban en la región, específicamente en Colombia, Peru, Chile y Ecuador. Esos datos convierten a los migrantes venezolanos en el segundo mayor flujo de personas en abandonar su país, después de Siria, país éste que ha estado en guerra durante los últimos siete años.
Para un oriental que esté desesperado ante la situación de Venezuela y decida irse en busca de nuevas oportunidades, es mas atractivo tomar una lancha e irse a una isla del Caribe que atravesar Venezuela buscando sus fronteras occidentales hacia Colombia o sureñas hacia Brasil. Se estima que en Trinidad Tobago viven hoy mas de 20 mil venezolanos que han huido de su país.
Cuento toda esta historia porque los venezolanos en particular y el mundo en general, están luctuosos, conmovidos, e indignados ante la aparición de un grupo de cadáveres flotando en las aguas del mar Caribe, frente a la población de Güiria. Se trata de un grupo de mas de 40 personas que, en busca de un mejor destino, abordaron dos lanchas y se dirigieron a las costas de la isla de Trinidad. Hoy se conoce que al llegar y solicitar protección como refugiados y/o asilados, las autoridades trinitarias desoyeron sus solicitudes y les echaron inmediatamente al mar, de vuelta, sin prestarle ningún tipo de ayuda humanitaria ni proveerles primeros auxilios ni ningún otro tipo de atención, a las cuales están obligados por el derecho internacional y por razones humanitarias y morales. Ni siquiera tomaron en cuenta la presencia de mujeres y niños.
Durante el forzado retorno, la endeble embarcación naufragó. Güiria es todo duelo en estas navidades. Además de la treintena de cadáveres de güireños flotando frente a las costas de su pueblo, hay aún 8 desaparecidos. El pueblo hace vigilia frente a las costas a ver si el próximo cuerpo en aparecer es de algún familiar o amigo. Es menester recordar que durante siglos, Venezuela recibió flujos de emigrantes que, desde Trinidad y ante la pobreza secular de esas islas, se desplazaron en busca de oportunidades. Venezuela les recibió siempre con los brazos abiertos.
Dos reflexiones finales: El régimen de Venezuela no ha levantado la voz para defender el derecho y el respeto a sus nacionales. Ni siquiera ha expresado palabras de condolencia y solidaridad a sobrevivientes y familiares de las víctimas del naufragio. Mas bien se especula que Nicolás Maduro ejerce presión, convenios petroleros mediante, para que el gobierno trinitario no reciba, ni preste ayuda humanitaria a venezolanos migrantes. Igual para que ejerza la expulsión de cualquier activista político de oposición que busque refugiarse en Trinidad. Hasta ahora lo ha logrado, a un alto costo en dolor y vidas humanas.
La otra reflexión tiene que ver en cómo el país mas rico de Latinoamérica, con las reservas de petróleo probadas y certificadas mas grandes del mundo, quinto en reservas de gas, yacimientos de oro, diamantes, bauxita, cobre, titanio, zinc, hierro y carbón, grandes reservas de agua dulce, tierras fértiles, diversidad de climas, con frente hacia el Océano Atlántico, la cordillera Andina y el macizo Amazónico, sea hoy incapaz de preservar su capital humano y de garantizar unas condiciones de vida mínimas.
Sobre ese tema abundaremos en otros artículos. Seguro les parecerá interesante la reflexión que compartiremos.
Por ahora, reciban nuestros deseos por una Feliz Navidad, llena de Paz, Salud y Prosperidad.
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